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Política

El megaverso del GCBA de meter al Colón en el metaverso

¿Sabías que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene una subsecretaría de Experiencia Digital? Su responsable se llama Facundo Serigós, y le dio más de 12 millones de pesos a la empresa GEO Media Sociedad Anónima para poner al Teatro Colón en una suerte de Second Life pero más mediocre con alrededor de 8000 usuarios diarios (siendo muy generosos) en todo el mundo.

Esta mañana, varios medios salieron a publicitar la llegada del Teatro Colón al Metaverso. En su versión más ideal, esto sería una suerte de universo virtual, a donde millones de humanos se conectarían todos los días para interactuar, intercambiar, y tener experiencias virtuales juntos. En la realidad, las personas que diseñan metaversos suelen terminar creando mundos aburridos y sin gente, una suerte de Sims pero sin gracia.

Los gráficos de Decentraland: mirá ese banquito papá

Decentraland, creado por los argentinos Ari Meilich y Esteban Ordano, busca ser una suerte de mundo con gobierno descentralizado, donde sean los usuarios, según cuanta plata de la realidad metieron en el proyecto a través de la compra de meta-tierra o Mana, la criptomoneda que allí se usa, los que tomen las decisiones. Por supuesto, esto no funciona así, y es la Decentraland Foundation, dirigida por Meilich y Ordano, la que toma las decisiones importantes, y los votos de los usuarios funcionan sobre todo como plebiscitos de consulta, donde además vale más el voto de los que más plata tienen.

Sin embargo, ese no es ni el primero ni el más importante de los problemas de Decentraland, a donde el GCBA decidió hundir 12 millones de pesos. Los gráficos son, genuinamente, malos. El juego no es intuitivo, está lleno de bugs, y es difícil de usar hasta para los nativos digitales. Ni hablar de lo poco que podés hacer con tu personaje: caminar, saltar, y no mucho más. Hay un casino, y cada tanto hacen eventos virtuales de arte, destacables solo por su mediocridad y las burlas que generan en redes. Además, es tremendamente pesado, y crushea cada dos por tres (o, en muchos casos, ni siquiera te deja entrar).

Cien años de soledad.

El Colón no es la primera institución importante en caer en este extraño pozo virtual de bots y dinero mal invertido. Ya pasaron por ahí la chocolatería Hershey's (solo de India y Pakistán, que ya desarmaron su tienda), el banco JP Morgan, Atari, Nissan de Italia, y Vodafone de Turquía, entre otros. La mayoría de estos negocios son edificios vacíos con links que te llevan a sus páginas oficiales o a comprar algo en Amazon.

Es improbable que al Teatro Colón, una institución en sí misma, le sirva de algo unirse a Decentraland. La empresa misma dice que ellos tienen 8.000 usuarios diarios en todo el mundo, un número verdaderamente insignificante en comparación con juegos bien hechos y populares, como el GTA Online o Minecraft, entre otros. Su único activo parece ser una cuestión de auto convencimiento: "somos el futuro, somos el futuro, somos el futuro", repiten como rezo todos los involucrados. Por alguna razón, el GCBA decidió invertir en ese futuro chiquito, lleno de bugs y que la mayoría de computadoras ni siquiera se bancan. Capaz era mejor poner esos 12 millones de pesos en el Colón de verdad, ese donde gente real trabaja, disfruta, y hace arte. Pero quien sabe, capaz Serigós tiene la posta. Y, para la ciudad más rica del país, la que tiene el teatro más lindo, tampoco es tanta plata.

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