La Unesco establece que se celebra el Día Mundial del Agua todos los 22 de marzo para “centrar la atención en la importancia del agua dulce y abogar por la gestión sostenible de los recursos de agua dulce”. En términos más concretos, la fecha se fijó como parte de una estrategia institucional para supuestamente atender la sed de miles de personas, la exposición al agua contaminada como única opción y el derroche industrial que amenaza con agotarla.
Si bien el agua es un elemento básico y uno de los más fundamentales para la vida en la Tierra, su administración por parte de los Estados y los sistemas productivos dejó históricamente mucho que desear al punto tal que a día de hoy, según el BID, el 30% de la población latinoamericana no tiene acceso a agua potable y el 70% no tiene servicios de saneamiento adecuados.
A su vez, la UCA reveló que en el conurbano bonaerense esta falta afecta a 3 de cada 10 hogares y que el 40% de las personas golpeadas por esta situación son niños de entre 5 y 11 años. Así, las enfermedades graves e incluso las muertes por intoxicación son moneda corriente.
Uso industrial del agua
En lo relativo a las industrias, hace un par de años la ONU informaba en su reporte “Perspectiva Medioambiental Global” que la agricultura usa en todo el mundo, en promedio, el 70% de los recursos de agua dulce. A su vez, la mayor parte de la producción agrícola está destinada a alimentar ganado, con lo cual aparece en el centro del problema la industria ganadera.
Según el mismo organismo, la producción de un solo kilo de carne requiere más de 15 mil litros de agua y la cantidad de cereales que se usan para alimentar a los animales destinados al matadero podría alimentar a 150 personas. Mientras tanto, un kilo de carne sólo alcanza para ocho.
La sequía y la importancia de los humedales
El día del agua encuentra a nuestro país en una situación particular: un verano récord en olas de calor y altas temperaturas que se conjugó con las sequías prolongadas a lo largo y ancho de todo el territorio. En este contexto, muchas personas, sobre todo activistas ambientalistas, resaltan la importancia de repensar el modelo productivo y empezar a priorizar el cuidado de los cuerpos de agua como ríos y lagunas, muchas de las cuales se secaron completamente este verano.
En esta línea, también se insiste en la importancia de los humedales, que son constantemente drenados y rellenados para usar el terreno para actividades productivas o urbanizaciones. Según el sitio Chequeado, Argentina tiene alrededor de 600 mil kilómetros cuadrados de humedales que son reservorios de agua dulce fundamentales para mitigar los efectos del cambio climático y que aun así, son continuamente amenazados por proyectos lucrativos.
Hace más de 10 años que en nuestro país se debaten proyectos de ley para proteger a los humedales, los cuales continuamente son postergados y cajoneados por comprometer los negocios de importantes sectores industriales y agropecuarios.
