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Columnistas

Nosotras y la Culpa

“El hombre ( y La Mujer 5.0 ) puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por propias culpas, ésa es la pesadilla de la vida.”
-Oscar Wilde-


No podemos negar que las mujeres, en general, somos muy culposas. Ni les cuento las que somos madres, creemos que todo es nuestra culpa, no llegamos a la perfección jamás y eso nos duele. Las que no, por no serlo y no cumplir con los mandatos sociales.

Ni les cuento si los demás, además, nos echan la culpa de todo. Seguramente lo aceptemos, nos disculpemos y asumamos todo como nuestra responsabilidad.

En las Mujeres 5.0 esto es muy común ya que somos de una generación de mujeres más dóciles, sometidas, la religión nos marcó a la mayoría. Para empezar, el deber de llegar vírgenes al matrimonio, era un mandato inquebrantable. Quien no lo respetara llevaría esa culpa y vergüenza en sus psiquis para toda la vida.

Muchas veces la culpa nos ata, nos deja indefensas, nos deja sin discursos y encima, nos traumatiza psíquicamente creando bases para diferentes síntomas.

Si realmente descubriésemos el origen de nuestras “culpas” de cada día viviríamos realmente libres.
Entonces, comencemos a definir de qué culpa hablamos.

Es sabido que las mujeres se sienten más culpables que los hombres en general pero especialmente las mujeres entre 40-50 años. Los hombres tienen menos empatía y al tener menos capacidad de empatía se sienten menos culpables. Las mujeres en general, poseen un mayor componente de ansiedad y agresividad contenida.

La mujeres experimentan el sentimiento de culpa con mayor intensidad que los hombres. Nos encontramos pidiendo perdón por todo. Tengamos en cuenta que las 5.0 nacimos dentro de una cultura patriarcal reforzada por el cristianismo: Desde chicas nos inculcaron normas que fomentan la obediencia.

De este modo, aprendemos a sentirnos culpables si hacemos algo que «no se debe» hacer. Hemos sido educadas para ser chicas buenas, serviciales, pacientes, dulces, dóciles y compasivas.


Que entendemos por culpa

Exploremos el término: la culpa. Solemos definir este concepto como un sentimiento desagradable nacido de la sanción, el señalamiento acusador o la condena producida por “algo que hicimos o que no hicimos y se asumía que debíamos hacer o no hacer”.

Esto genera sentimientos de tristeza, remordimiento, lamento, angustia, impotencia y frustración. Estos sentimientos suelen ser muy desgastantes para quien los padece por sentir culpa. A veces notándose fácilmente un deterioro no sólo psicológico-social, sino también físico.

Las mujeres culposas suelen vivir en un constante “juicio” en el que, lamentablemente, ellas mismas son quienes se obligan a sentarse en la “silla de los acusados”. Llevando así una vida desgastante que por la propia decisión de sancionarse o reprocharse más allá de la mirada del otro.

Como decimos siempre en estos artículos Las Mujeres 5.0…hay buenas noticias: la crianza y la educación recibida en general puede influenciar en la adquisición de conductas auto-punitivas, pero una vez que llega la adultez, podemos cambiar nuestro repertorio de tal manera que adquiramos cada vez más herramientas emocionales asertivas.


Formas de compensación

Es necesario aclarar que en ocasiones las personas asumen claramente la responsabilidad de sus actos. Es decir, la culpa nos permite sensibilizarnos ante el sentimiento humano y por ende, delimitar ciertas acciones para la sana convivencia. Está sería la utilización asertiva de la culpa.

Pero lo que tratamos de esclarecer aquí es cuando las personas se sienten culpables por acontecimientos que no son su responsabilidad. De esa culpa heredada, dada desde nuestro comienzo, de una culpa que nos ata, nos inmoviliza para actuar y defendernos.

En tema acá es saber cómo gestionar nuestra culpa, saber de dónde viene y cómo canalizarla o transformarla. Tengamos en cuenta que, frente a la culpa, aunque intentamos tratar a los demás de la forma más apropiada y prosocial posible, a veces no lo hacemos. Ya sea porque estamos de mal humor o no somos conscientes de lo que hacemos y decimos, puede suceder que nuestras acciones hagan daño a los demás. Nuestra impotencia ante la culpa puede que nos haga reaccionar en forma hostil, agresiva o, simplemente, en forma de descuido ( hacia los otros y a nosotras mismas ).


La culpa neurótica

Desde la mirada psicoanalítica se habla de culpa neurótica cuando los sentimientos asociados a la culpa no parecen estar conectados con ninguna realidad causante. A pesar de no conocerse la causa del sentimiento de culpa, lo cierto es que la culpabilidad se sigue sintiendo en forma de una pesada carga que acompaña a la persona que se siente culpable de forma constante.


Atención que aquí viene el quid de la cuestión: como no se sabe el origen de esa culpa, las persona tienden a deshacerse de esta emoción mediante comportamientos compensatorios.

La Mujer Maravilla

Cuántas de nosotras nos sentimos culpables por no ser perfectas, no cumplir con absolutamenete todo lo que nos piden, por sentir que no cumplimos con las expectativas.

Esta es la culpa que sienten muchas personas criadas en entornos en donde se ponía el listón muy alto. Todo el mundo quiere cumplir unas expectativas, pero su grado de conexión con la realidad les hace ser conscientes de que hay ciertas cosas que no se pueden conseguir ya sea por falta de talento o porque, simplemente, no se puede tener todo en esta vida. En definitiva, por ser mujeres que todo lo debemos, que debemos estar al cuidado de los otros, por los otros, y para los otros

Y ni les cuento cuando de por sí, hay personas que se exigen mucho a sí mismas, demasiado. Con tal de satisfacer los deseos de sus padres, hijos, parejas exigentes y sienten que deben cumplir con todo y más, pero no pueden y eso les provoca mucha frustración. Temen al rechazo, a la decepción ajena y, como no han conseguido todo lo que querían, se sienten unas fracasadas.


Culpa por miedo a rehacer nuestra vida

Los 50 años son para algunas un quiebre fundamental: a veces el divorcio, la viudez, la jubilación, el nido vacío, los cuales relacionan las culpas asociadas al duelo al miedo por rehacer la vida. Tanto si se ha perdido a alguien porque ha fallecido como si se ha roto con él o ella, muchas personas se sienten culpables por disfrutar de la vida después de que sucediera el desenlace de la relación. Creen que no tienen derecho a rehacer su vida o que, en caso de hacerlo, es como si traicionaran a esa persona.

Que quede muy en claro, las conductas tan positivas y terapéuticas como reír, sentir felicidad y gozo por tener un buen día, compartir una actividad social, enamorarse sanamente y estar en pareja; aunque pueda verse inapropiado, es de suma importancia que las defiendan con toda el alma. Ser feliz es un trabajo diario, un derecho, un deber. Quien lucha por su felicidad hace feliz a los otros. No se enferma, y además construye una empatía increíble para poder escuchar y compartir con los demás.

Entonces, más que compartirles tips para trabajar sobre la culpa, les pediría que analicen de donde viene, como las envuelve, que nos las dejan decir y/o hacer.

Y les repito, que nada ni nadie les quite el derecho a ser libres, les pido que se animen a quitarse mochilas que no son de ustedes, que se animen al amor verdadero, que la felicidad es crucial para la vida, que deben defender los momentos amenos y que los errores son necesarios para crecer.
La culpa, uno de los mayores enemigos de la felicidad.

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