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Mundo

Tiroteo en Hamburgo: la policía sabía hace meses sobre el enojo y la locura del asesino

La policía de Hamburgo había recibido, dos meses atrás, información sobre el hombre que asesinó a siete testigos de Jehová, incluyendo a un bebé en la panza de su madre, en un templo. Un grupo de policías le realizó una visita hace un mes, pero él logró que los agentes no le quiten su arma.

Una carta anónima llegó a la autoridad que controla a los dueños de armas de fuego en Alemania en enero, planteando preocupaciones sobre un hombre identificado por la policía como Philipp F, de 35 años. En esta, el autor contaba que el hombre en cuestión parecía enojado con los miembros de la que su ex iglesia, pero la policía decidió que no había razones para preocuparse por Philipp F cuando lo visitaron en febrero.

El hombre, identificado por medios alemanes como Philipp Fusz, terminó asesinando a los tiros a cuatro hombres y tres mujeres de entre 33 y 60 años. Además, una mujer embarazada perdió a su bebé, aunque sobrevivió al asesinato masivo que comenzó hacia las 9 de la noche del jueves. Ocho personas más fueron heridas, cuatro de ellas seriamente, y la cantidad de muertos aún puede aumentar. Este es el primer tiroteo masivo de este tipo en la historia de Hamburgo.

La carta anónima decía que podía estar sufriendo de una enfermedad psicológica no diagnosticada y que tenía "un enojo particular contra los miembros religiosos o contra los Testigos de Jehová y su ex jefe".

Fusz, quien se fue de la iglesia de los Testigos de Jehová hace 18 meses, terminó disparando su pistola contra sí mismo cuando un grupo de policías lo perseguían por el edificio donde descargó su furia contra sus viejos correligionarios. Thomas Radszuweit, el jefe de seguridad de Hamburgo, explicó: "Es un exmiembro de los Testigos de Jehová que se fue voluntariamente de la comunidad hace un año y medio, aunque lo hizo, aparentemente, en no muy buenos términos".

Ahora, se está cuestionando por qué la policía, que ya sabía del peligro de este hombre, le permitió quedarse con su pistola. Fusz tenía un permiso para tener armas de fuego desde diciembre del 2022, y tenía una Heckler & Koch P30. Enviada en enero, la carta anónima decía que podía estar sufriendo de una enfermedad psicológica no diagnosticada y que tenía "un enojo particular contra los miembros religiosos o contra los Testigos de Jehová y su ex jefe".