Fito Páez se convirtió en el dueño absoluto de la tarde en la segunda jornada del Cosquín Rock que se lleva a cabo en el Aeródromo Santa María de Punilla. En un formidable show revisitó gran parte de El amor después del amor, a 30 años de su lanzamiento, y repasó algunos clásicos inoxidables, todos ellos con nuevos arreglos.
El rosarino inició su recorrida en el Escenario Sur cuando el sol aún brillaba fuerte sobre el colmado predio y puso el broche de oro cuando la noche ya comenzaba a proyectar sus sombras, tras un set de cerca de una hora y media en el que contó con el gran soporte de una soberbia banda.
A sus habituales laderos, Fito sumó una impecable sección de vientos y la voz en coros de Mariela Vitale, los cuales dotaron a sus canciones de sofisticadas y novedosas armonías.
Una vez superados algunas evidentes molestias por unos acoples que aparecieron al principio del set y por el sonido de la actuación de Las Pastillas del Abuelo, que se colaba desde el Escenario Norte, en el otro extremo del predio, el artista no se guardó nada y estableció una inmejorable conexión con el público.
En ese contexto, anticipó la nueva sonoridad que le imprimió al nuevo disco, en su proceso de regrabación para un inminente lanzamiento. Además, lo trasladó a otros clásicos imprescindibles en sus habituales shows.
"Es el primer concierto del año", dijo Fito poco después de abrir el fuego con el tema que da nombre al famoso disco, cuyas primeras estrofas las cantó desde bambalinas hasta que hizo su irrupción a la vista del público.
Vestido en ropa deportiva amarillo fluor, el músico siguió con "Thelma & Louise", se desvió del recorrido por el disco con "11 y 6" para luego retomar con una demoledora versión de "Tráfico por Katmandú".
El recuerdo a Luis Alberto Spinetta llegó con "Pétalo de sal": "Siempre presente en nuestras vidas para seguir marcándonos el lenguaje en la música", expresó en ese momento.
Para cuando llegó el momento de "Tumbas de la gloria", Las Pastillas del Abuelo inició su set en el extremo opuesto del predio y llegaron las primeras advertencias de Fito, las cuales se intensificarían luego de una versión de "Polaroid de locura ordinaria".
"Si sabíamos que iba a tocar el grupo de allá esperábamos. No queremos interrumpir la música hermosa de nadie", ironizó antes de arremeter con "Al lado del camino".
Fue su última queja debido a que inició allí un pasaje en el que se entregó por completo al goce de su música, el cual se retroalimentó a partir de la devoción mostrada por el público.
Así se lanzó a su habitual repaso de hits de final de shows con "Brillante sobre el mic", para la que pidió luces de celulares prendidos aunque fuera de día; "Circo Beat", la cual mezcló de manera sorpresiva con el rap de "Tercer Mundo"; una hiperockera "Ciudad de pobres corazones", con un fenomenal arreglo de vientos; "A rodar mi vida", "Dar es dar" y "Mariposa Technicolor".
Hacia el final, cuando ya caía la noche, Fito Páez dijo adiós dejando la sensación que será difícil igual una perfomance así en lo que restaba de la jornada del Cosquín Rock.
Sin embargo, para la noche se esperaba a Ciro y Los Persas, Babasónicos, Las Pelotas, Dillom, Ca7riel y Paco Amoroso, La Vela Puerca y Bándalos Chinos, entre otros.
Antes de Fito, por el Escenario Sur pasaron los españoles de Vetusta Morla con sus canciones rockeras que levantaron al público, especialmente a partir de la gran entrega de su cantante.
En la jornada de cierre de esta edición, otra vez se pudo palmar una presencia de público multitudinaria, similar a la de ayer que reunió a 100 mil personas, según números oficiales, aunque todavía la organización no difundió este dato.
Fuente: Télam