Como muchos pibes que recién terminan el colegio, Stefania Bulbarella había entrado a la facultad para estudiar. Pero al mismo tiempo hacía teatro, y se dio cuenta que le gustaban mucho más las artes escénicas. Tuvo la posibilidad de hacer un curso de un mes en Nueva York, pero esos 30 días se transformaron en 10 años. Ahora, es las primera argentina en llegar a Broadway como diseñadora de video escénico.
Después del curso se metió a un conservatorio de actuación, pero al graduarse no estaba convencida de ser actriz, sino que le atrapaba más estar del otro lado del escenario, en frente, dirigiendo. Consiguió una beca y estudió la carrera de dirección en el New School College of Performing Arts, donde conoció en profundidad y se enamoró de lo que sería su especialización, y la puerta de entrada a su sueño.
El diseño de video escénico en teatro implica la proyección de imágenes audiovisuales sobre una superficie presente en el escenario, ya sea plana o irregular, detrás de los actores o delante, dependiendo de lo que sea necesario para cada trama. Las posibilidades creativas son infinitas. “Es algo relativamente nuevo, pero sigue siendo un nicho”, contó Stefania a Diario Con Vos.
El video escénico no es solo una escenografía virtual, sino algo con lo que los propios actores pueden interactuar.
Explicó que no se trata solo de una escenografía virtual, sino algo con lo que los propios actores pueden interactuar. Por poner algunos ejemplos, hizo desde un gran televisor en el que iban apareciendo distintos elementos que los protagonistas señalaban, hasta ilustraciones de lo que escribían mujeres en las cartas que mandaban a sus esposos e hijos que se iban a la Segunda Guerra Mundial. También trabaja con la incorporación de cámaras en escena, lo que supone otro nivel de teatro, algo diferente al drama que estamos acostumbrados.
“Me gusta pensar cuál es la dinámica entre los actores en escena y el rol del video, la relación entre ellos. Y, estéticamente, cuál es la gradación del tamaño”, contó Bulbarella, quien el año pasado fue nominada por primera vez a dos importantes premios por su trabajo en el musical Space Dogs, el Drama Desk y el Outer Critic Circle.
Esto, sumado a que se fue haciendo un nombre (sobre todo tras la pandemia) permitió que las puertas para jugar en las grandes ligas se fueran empezando a abrir poco a poco. Durante el aislamiento por el Covid comenzó a hacer trabajos que la depositaron bajo el foco de las personas correctas, y teatros importantes con los que nunca había tenido la posibilidad de trabajar empezaron a fijarse en ella.
Así, en 2022 llegó su debut en Broadway, como asistente de la diseñadora de video en la obra KimBerly Akimbo. Pero este año, en octubre, se estrena una obra en la que le toca ser la diseñadora principal, aunque no pudo revelar el nombre de la pieza en cuestión. “Era mi sueño”, recordó Stefania con la mirada desviada del monitor. Solo hay otro argentino trabajando en la élite teatral, el diseñador de vestuario Alejo Vietti.
Una argentina en Nueva York
Según Bulbarella, hay algunas diferencias importantes entre el teatro en Nueva York y en Buenos Aires. En CABA estamos acostumbrados a dos tipos de teatro: calle Corrientes o el under. Pero allá son tres: Broadway (lo más mainstream), Off Broadway (menos presupuesto) y Off Off Broadway (under, cooperativista). El segundo, que es teatro profesional de menos de 120 butacas, “es un intermedio que en Buenos Aires falta”.
Por eso sus nominaciones fueron algo muy importante. Ella venía trabajando mayoritariamente en las dos categorías más bajas, y uno de los premios que la tuvieron en cuenta (Outer Critic Circle), contempla obras tanto de Broadway como de Off Broadway: “Nunca pensé que iba a estar nominada, estoy muy contenta por ser reconocida por mi trabajo y comparada al lado de obras que tienen millones de dólares”.
Otra diferencia que notó está vinculada con la esencia misma de la cultura argentina y la estadounidense. “Veo que el proceso de creación es muy distinto”, reflexionó. “Se va ensayando un par de semanas, y cuando se estrena ya no se puede cambiar absolutamente nada, en Buenos Aires a veces sí Acá va cada tanto el asistente de dirección a chequear que la obra esté como la dejaron. No hay lugar para la improvisación, por más mínima que sea. Lo que no estuvo ensayado no se hace en la obra”, explicó.
En Broadway no hay lugar para la improvisación, lo que no estuvo ensayado no se hace en la obra.
En este sentido, remarcó que si bien el teatro siempre es genuino y efímero, esta cualidad hace que esté más “comprimido” en una suerte de pacto en el que se decide y se hace lo que se trabajó en conjunto. “En Estados Unidos hay muchas reglas”, remató. Por eso, algo que definitivamente extraña del país es la flexibilidad: “Falta eso, relajarse un poco”.
Además, Stefania trabaja por su propia cuenta, como freelancer. Esto la lleva a estar cambiando de equipo de trabajo constantemente. “Es crear arte con gente que no conozco, que no sabes cómo piensan, qué hacen. Es un desafío, porque el teatro es muy visceral y te abrís a desconocidos y haces proyectos con ellos. Lleva un montón de esfuerzo poder generar este vínculo de creación con alguien, tienen que ser tus mejores aliados, hay que estar en sintonía, y es estar todos los meses entrando en sintonía con extraños”, cerró.