Para el último fin de semana, el Gobierno de Estados Unidos ya había ordenado disparar a los Objetos Voladores No Identificados (OVNIs) que aparecieron en su propio espacio aéreo y en el de Canadá. Como sucedió unos días después de la "crisis de los globos" con China, las especulaciones tendían para ese lado, pero uno de los portavoces de la Casa Blanca lo desmintió.
"Por ahora, y estoy avisando que es solo por ahora, no hemos visto indicios o nada que apunte a la posibilidad específica de que estos tres objetos sean parte del programa de espionaje de la República Popular China, o que hayan estado implicados en algún tipo de recolección de inteligencia", reveló John Kirby, portavoz del Gobierno estadounidense.
Kirby resaltó el "por ahora" porque las autoridades de ese país de Norteamérica todavía están buscando más restos de los OVNIs derribados para confirmar que no se trata de ningún aparato extraterrestre ni chino.
Los conseguiremos finalmente, pero nos llevará algún tiempo recuperarlos.
Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos
La inteligencia de Estados Unidos tiene la hipótesis de que se trata de objetos "totalmente benignos" posiblemente usados con fines comerciales o investigativos.
Por su parte, el jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, el general Mark Milley, confirmó este martes que el primer misil lanzado contra el objeto volador derribado el domingo mientras sobrevolaba el lago Hurón no alcanzó el objetivo y fue necesario un segundo disparo que sí destruyó el globo.
Milley recalcó este martes que lo “más importante” para el ejército estadounidense es “proteger a la población” del país y que evalúan el riesgo de los propios globos y de los disparos para derribarlos.
“Hacemos todo lo posible para asegurar que el espacio aéreo está despejado, que el panorama está despejado”, explicó el general y precisó que el misil que no acertó en el primer intento cayó “sin causar daño” en el lago Hurón.
Agregó que por el momento no se han recuperado los restos de los objetos voladores derribados sobre Alaska, el lago Hurón y el Yukón canadiense. Aún así prometió: “Los conseguiremos finalmente, pero nos llevará algún tiempo recuperarlos”.
