El frente Revolución Ciudadana, del que forma parte desde el exilio el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, obtuvo importantes victorias en las elecciones locales celebradas el domingo en Ecuador. El correísmo ganó la alcaldía de Quito, la capital, y la ciudad portuaria de Guayaquil, la más importante, en términos económicos, del país. Así, los candidatos Pablo Muñoz, de Quito, y Aquiles Álvarez, de Guayaquil, consiguieron para el partido de Correa las dos ciudades más importantes del país.
Lo que ocurrió en Guayaquil es un cambio histórico. Es la primera vez en más de 30 años que el alcalde de la ciudad no va a pertenecer al Partido Socialcristiano. Al mismo tiempo, en la prefectura de Guayas, que contiene a Guayaquil, ganó Marcela Aguiñaga, que también forma parte de Revolución Ciudadana.
Además de las elecciones regionales, se votó un referéndum con ocho preguntas. Este había sido propuesto por el gobierno de Guillermo Lasso, de muy mala imagen, con el objetivo de ganar algo de oxígeno y aprobar, por consulta popular, algunas de sus propuestas. Las preguntas buscaban promover ciertas enmiendas constitucionales: iban desde la posibilidad de extraditar a ecuatorianos conectado con el crimen transnacional a cambios en la conformación del Congreso o el armado institucional del país hasta la protección de fuentes de agua. Los datos preliminares indican que el 'no', la opción por la que buena parte de la oposición hizo campaña, va a ganar en los ocho casos.
La pregunta referida a la posibilidad de extraditar a criminales ecuatorianos buscaba actuar sobre uno de los puntos más sensibles del gobierno de Lasso, la creciente criminalidad en todo Ecuador. El país que gobierna el dirigente de derecha terminó el año pasado con un récord de asesinatos: 4.539 muertes violentas. Esto es más del doble de las 2.048 del 2021, y el registro más alto del que se tiene constancia. Además, estas fueron unas de las elecciones más violentas de la historia de Ecuador, con dos candidatos asesinados y uno más que sufrió un intento de terminar con su vida.
