En un sanatorio de San Isidro, una pareja tuvo a su tercer bebé que nació sin complicaciones. Todo era felicidad hasta que el padre se dio cuenta de que el bebé registró un grupo sanguíneo que no se correspondía al suyo y al de su mujer.
Hicieron un nuevo examen de sangre que confirmó la incompatibilidad y, para corroborarse, pidieron un examen de ADN. El resultado fue inequívoco: aunque lo habían gestado y acompañado por 9 meses, el bebé había sido concebido con material genético de otra pareja.
Los padres habían recurrido a un tratamiento de fertilización in vitro sin donación de espermatozoides ni de óvulos, por lo que de inmediato sospecharon de una negligencia en el instituto de fertilidad.
La justicia penal abrió una investigación para determinar si hubo algún delito. Se tramitó en una fiscalía correccional de San Isidro, tras la denuncia de la pareja que había tenido el bebé, por los presuntos delitos de supresión de identidad, estafa y lesiones. Con intervención de la Policía Federal Argentina, se allanaron el sanatorio en el que nació el niño –para hacerse de la historia clínica- y el instituto de fertilidad.
La investigación determinó que el problema estuvo en el instituto, que ya informó a la pareja a la que pertenecía originalmente el embrión que fue gestado.
El otro embrión- el que debió ser utilizado- se determinó que no resultó ser apto para ser implantado- lo que, al menos, descarta la hipótesis de una confusión doble y de otro bebé destinado de manera equivocada.
La causa penal se cerró y fue derivada al fuero de familia, que ahora debe determinar cómo proseguir con un caso sin precedentes en el que, por lo delicado del caso y por no tener todavía una resolución, se protegen las identidades de todos los involucrados y del instituto de fertilidad.
Vadim Mischanchuk, abogado de la clínica, afirmó que no pudieron precisar dónde estuvo el error: “Se repasó el protocolo una y cien veces y no se encontró dónde se pudo haber producido esta situación”.