Sinónimo de simpleza y practicidad, el huevo es el alimento comodín que te saca de todo apuro. Y si es frito solemos recibirlo con más alegría. Sin embargo, y aunque cualquiera puede hacer uno, no todos sabemos hacerlo en su punto justo. Hay varias características que tiene que tener el huevo frito perfecto.
Acá te pasamos un par de tips, vos prepará el pancito:
Una buena sartén : Es clave tener una sartén confiable, antiadherente, de las pesadas y si tiene doble fondo, mejor.
Un huevo fresco: Para saber si cumple con este requisito podés poner el huevo en un recipiente con suficiente agua: si se sumerge, es fresco; si flota, no. ¿Por qué? A medida que pasan los días, el huevo aumenta la cámara de aire que tiene en su interior. Cuando más días, más aire, eso hace que floten. Otro tip que sirve para saber si es fresco es batirlo como una coctelera: si sentís que la yema golpea de un lado al otro, es viejo.
Generosidad: Segú la escuela francesa, un huevo frito debe hacerse en fritura profunda: una vez que el aceite está bien caliente, el huevo cae en el líquido y a medida que va sumergiéndose la clara que envuelve la yema se solidifica la protege del calor, entonces permanece líquida.
Aceite nuevo y limpio: No se discute.
Cascar el huevo en un bowl: Si bien algunos más cancheros pueden romper el huevo directamente arriba del aceite, el truco que nunca falla es cascarlo en un bowl y una vez que el aceite esté caliente, tirarlo despacito en la fritura. ¿Atentos! Cuando más se acerque el bowl al aceite, menos peligro hay de que la mano sea salpicada.
El momento de la verdad: Mientras el huevo se está cocinando en el aceite y escuchas ese burbujeo tan particular, chequeás que la yema no se haya roto. Entonces, con total delicadeza, con una cuchara o con la espumadera, hay que ir mojando con aceite la superficie para que se vaya cocinando la clara y se arme una mini película sobre la yema.
El crocantín del borde: Hay algunos que prefieren que esto no pase. Allá ellos. Acá decimos que para lograrlo hay que dejar el huevo como cayó. Si no se lo mueve, aparecerá ese bordecito adorado en la clara.
Bonustrack: Para que el huevo no se pegue a la espumadera cuando lo querés sacar, calentá el utensillo en el aceite. Y, si querés sorprender con tu estilo, tuneá el aceite con un diente de ajo o una rama de romero y dale un toque distintivo a tu huevo perfecto.