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Columnistas

La edad del cielo: Messi a los treinta y cinco

Messi

A los 17 años Pelé fue campeón mundial por primera vez. Cuando tenía 25 Diego Maradona ganó México 86. Johan Cruyff había cumplido 27 tres meses antes de perder la final contra Alemania. Alfredo Di Stefano ni siquiera jugó en una Copa del Mundo, pero sí fue el más longevo de los cuatro y se retiró a los 39. Ellos son considerados los mejores jugadores de la historia y desde su debut Lionel Messi fue postulado a sentarse con ellos. Por si todavía quedaban dudas de ello, el título en Qatar terminó de certificar su ticket como el quinto elemento. A diferencia de ellos, a sus 35 años el rosarino sigue tan vigente como siempre y hasta se especula con que juegue en 2026. ¿Pero que estaban haciendo los otros a la edad en que él sigue dominando el mundo?

Poco antes de cumplir 36 años, Di Stefano sufrió una de sus peores desilusiones deportivas: se quedó afuera del Mundial de Chile, su última chance. En 1947 tras su préstamo en Huracán volvió a River donde explotó, ganó el campeonato local y fue el goleador del torneo. Lo llamaron al seleccionado con el que conquistó el Sudamericano de Guayaquil, donde anotó seis goles. Un año después comenzaron sendas huelgas en ambos márgenes del Río de la Plata por las condiciones precarias de trabajo. Cuando acordaron, los futbolistas uruguayos retomaron su torneo, mientras que los mejores argentinos se mudaron a la Liga Pirata de Colombia, que pagaba mejor, pero no era reconocida por FIFA. Allí voló Di Stefano.

En 1950 Argentina decidió renunciar al Mundial de Brasil. La razón inicial era la prohibición que la Confederación Brasilera de Deportes le impuso al club Bangú para que jugara contra clubes argentinos en una gira por Chile. En 1949 Argentina no jugó el Sudamericano de Brasil por el faltante de los emigrados y además para la Copa del Mundo primó la palabra del presidente de AFA Valentín Suarez a Juan Domingo Perón. “No le puedo asegurar que vayamos a ganar la Copa”, fue la frase del también asesor de Eva Duarte. Di Stefano, que hubiese cumplido 24 años en pleno torneo, perdió su primera chance.

En 1952 Barcelona lo quiso comprar, el Real Madrid también, la dictadura de Francisco Franco se metió para que jugara dos años en cada equipo, pero los catalanes se negaron y lo dejaron. Representando a España no clasificó a Suecia 1958 y cuatro años después fue vital con goles contra Gales y Marruecos para ganar su lugar en Chile, pero una lesión lo marginó del torneo, aunque viajó para estar con el plantel. España, que tenía a la base del Real Madrid campeón de cinco Copas de Europa, sumado a Luis Suarez, Balón de Oro en 1960, premio que Di Stefano ganó en 1957 y 1959, terminó último en su zona con una victoria y dos derrotas.

Justamente a la misma edad que Messi, la Saeta rubia, ganó la quinta de sus ocho liga españolas en 1961, un año después de ganar a su vez la quinta Copa de Campeones, donde derrotaron 7-3 en la final al Eintracht Frankfurt. Contra los alemanes Alfredo metió tres goles, pero fue superado por Ferenc Puskas que anotó cuatro. También fue importante ese año en la Copa Intercontinental donde vencieron a Peñarol 5-1 en Madrid tras empatar en Montevideo. Si bien fue campeón tres veces más de España, en 1964 recaló en el Espanyol de Barcelona, donde se retiró el 3 de abril de 1966 tres meses antes de cumplir 40. Fue derrota de local 2-0 contra el Atlético de Madrid donde Jorge Griffa anotó el segundo.

Luego de 18 años en su país, Pelé decidió emigrar de Brasil a fines de 1974. Real Madrid y Juventus querían llevarlo a Europa, pero una gestión de la novel North American Soccer League lo depositó en el Cosmos con 34 años. Su temporada debut fue la peor en materia de rendimiento: por la liga estadounidense jugó solo nueve partidos y anotó cinco goles, cifra que creció a 23 y 15 con los amistosos. Hay que viajar a 1956, su primer año como profesional con 15 años, para ver números tan bajos. A pesar de los títulos con Santos y el seleccionado, O Rei estaba atravesando una jubilación de privilegio y la posibilidad de abrirse paso en el mercado de Estados Unidos. Único hombre que ganó tres mundiales, pudo jugar en Europa, pero la dictadura de su país no lo dejaba irse. Tuvo que intervenir Henry Kissinger, secretario de Estado americano, para que lo liberaran. Siguió siendo embajador de la franquicia y fue una de las caras de Mundial 1994, que ganó la canarinha. Ese año además fue nombrado Ministro de Deportes del gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Su punto cúlmine fue el Mundial de 1970, ya que después su carrera comenzó a descender y solo ganó un torneo paulista y una liga estadounidense.

Johan Cruyff fue otro de los que fue a pasear su talento al norte, donde estuvo entre 1979 y 1981, con un breve interregno en el Levante español en segunda división. En 1982 festejó cu cumpleaños número 35 con la obtención de su séptimo torneo neerlandés con Ajax. Había vuelto desde los Washington Diplomats para encarar el tramo final de su carrera en un equipo donde comenzaban a despuntar Frank Rijkaard y Marco Van Basten. Su momento de mayor esplendor lo vivió entre 1970 y 1974 cuando guió al Ajax a tres títulos en la Copa de Europa y la Copa Intercontinental de 1972 contra Independiente, a quien le anotó un gol en Avellaneda. Fue su único partido en Argentina y pocos minutos después debió salir por una furibunda patada de Dante Mírcoli. Su punto más alto fue con la Naranja Mecánica en el Mundial de Alemania donde perdieron 2-1 la final con los locales. Es el único caso en la historia en donde se habla más del subcampeón que de quien ganó el torneo. En 1983 Tom Harmsen, presidente del club, no le renovó y adujo que ya no tenía nivel para jugar en Primera. Firmó con el Feyenoord, ganó el torneo, la Copa de los Países Bajos y fue elegido el mejor jugador del año. A los 37 años se retiró.

Di Stefano dominó los años ´50, Pelé los ´60, Cruyff los ´70 y la década siguiente fue de Diego Maradona. Debut precoz en 1976, explosión definitiva tras el mundial juvenil de Japón, alcanzó la cima en 1986 y lo profundizó dominando Italia con un equipo que nunca había ganado nada. Sin embargo, de los cuatro, fue quien tuvo el andar más oscilante una vez que pasó la tercera década de vida. Suspensión en Nápoli por doping, vuelta en Sevilla, paso breve en Newells, resurrección con el seleccionado y caída final tras el Mundial de Estados Unidos. Tras dos experiencias como entrenador en Mandiyú y Racing, Diego vuelve a vestirse de jugador.  “Tengo ganas de acostarme, dormir, despertarme y ser jugador de Boca”. Esa era la frase que dominaba las charlas con Claudia y el 30 de septiembre de 1995, un mes antes de llegar a los 35, debutó en su segundo paso por el club con un 2-1 contra Corea en Seúl. Una semana después fue la vuelta oficial contra Colón en La Bombonera, donde Dalma y Giannina aparecieron en la cancha, su equipo ganó 1-0, se peleó con Julio Cesar Toresani y lo desafió por televisión a ir a “Segurola y Habana 4310, séptimo piso” para dirimir sus diferencias. Un Diego flaco, de barba candado y franja amarilla en su pelo era puntero a cuatro fechas del final, pero dos empates  y dos derrotas le dejaron el título al Velez de Carlos Bianchi. Se fue promediando 1996 y en abril del año siguiente anunció su vuelta con Ben Johnson como preparador físico. En octubre, tras una victoria sobre River en el Monumental, no jugó más. Luego vino su despedida, el “la pelota no se mancha”, La Noche del Diez, su ciclo como entrenador y un final impropio de su historia.

Mientras que estos cuatro fantásticos a la misma edad estaban en un nivel aceptable o en el plano descendente de su carrera, Messi sigue en versión galáctica. Ganó el único título que le faltaba siendo decisivo, haciendo más goles que en sus otros cuatro mundiales juntos y anotando en todas las instancias eliminatorias, incluídos dos goles en la final. Con el gol al Angers esta semana lleva 19 años marcando al menos un gol, está nominado como al mejor futbolista del año en los premios The Best de FIFA y seguramente también se quede con su octavo Balón de Oro. Si bien la medicina, la nutrición, los métodos de entrenamientos y los tiempos de descanso mejoraron con respecto a otras épocas, el rosarino sigue marcando época y pareciera dispuesto a no bajar la marcha. Lleva 42 títulos como profesional, uno menos que Dani Alves y este año buscará un caramelo nuevo: la Champions que nunca ganó el PSG y le es esquiva desde 2015. Lionel Scaloni declaró esta semana que cree que Messi puede jugar el Mundial de 2026, donde cumpliría 39 años en pleno torneo. Todo apunta a que depende de una sola cosa: que él quiera.