Sara Oyuela, se había convertido en la primera “rebelde” del confinamiento obligatorio en plena cuarentena estricta por la pandemia de coronavirus; cuando fue a tomar sol con su reposera en el barrio porteño de Palermo.
El 21 de abril de 2020, sentada en una reposera en la calle, Sara Oyuela armó un escándalo cuando la Policía le quiso impedir que tomara sol en el Rosedal de Palermo. Fue la primera mujer que en plena cuarentena desafió la reglas estrictas. Falleció esta semana, a los 86 años.
“Colaboren conmigo, que soy una vieja que necesita aire y sol. No estoy contagiando a nadie”, les había dicho la mujer a los policías que le pedían que se retirara del lugar, ya que solo estaba permitida la circulación para “trabajadores esenciales”.
Ante los insistentes pedidos de Sara de que la dejaran tomar "vitamina D", los policías de la Ciudad le dijo que podrían “llevarla detenida”. Sin embargo fueron a buscar a su marido, con quién vivía en uno de los edificios frente a los bosques de Palermo, pero el hombre les contestó: “Hace 32 años que estamos casados y nunca la pude convencer de nada”.
Tras ese episodio, Sara Oyuela se convirtió en una “abanderada” de los que pensaban que no era necesario que el aislamiento sea tan estricto. “Ni me pueden contagiar ni contagio a nadie. Los rayos ultravioletas son especialmente buenos para el coronavirus, para no pescárselo”, había declarado en su momento.
En ese entonces la mujer, que tenía 83 años, había insultado a los oficiales que la retaron: “No están cuidando nada. Son cuatro estúpidos metidos en un patrullero a los que tengo que pagarles yo con mis impuestos para que hagan estupideces en lugar de estar en Plaza Italia, que es en donde se cometen las aglomeraciones y la gente se contagia”.