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Columnistas

Valeria Isla, Directora Nacional de Salud Sexual: “Queda mucho por hacer”

aborto

El aborto cumple dos años y se celebra pero los desafíos para mejorar su implementación y hacer frente a las ilegalidades, como la detención de socorristas que acompañan la práctica, continúan. Durante todo este tiempo se realizaron 132.754 interrupciones de embarazos: 59.267 de enero a septiembre de 2022 y 73.487 en 2021. Sin embargo, la aplicación en las distintas provincias es inequitativa y todavía hay falencias en los procesos.

Si esta primera etapa fue para garantizar la cobertura y los medicamentos en todo el país, a partir de este aniversario comienza un nuevo gran camino: el de mejorar la calidad a la hora de garantizar una IVE o ILE. Valeria Isla, Directora Nacional de Salud Sexual y Reproductiva, lo tiene presente. “Instalamos una línea básica de acceso al derecho, pero nos queda mucho para hacer y seguir trabajando en términos de desafíos”, afirma en diálogo con Diario Con Vos.

¿Cuál es el balance de la gestión a dos años de que se sancione la ley?

Hacemos un balance positivo en lo que es la construcción de la política pública. Hubo un cambio cultural enorme, un cambio en los equipos, un cambio en las instituciones, un cambio en la demanda. En estos dos años garantizamos de manera gratuita la medicación, en 2022 logramos incorporar la mifepristona, que realmente es un logro muy importante porque mejora la práctica para las usuarias, y fortalecimos los equipos de salud en todo el país con capacitaciones, cursos, acreditación, asistencias técnicas. Esas fueron las grandes autopistas o ejes sobre los cuales construimos estos dos años, además de toda la articulación con el movimiento feminista dentro y fuera del sistema de salud.

¿Qué desafíos se plantean de acá en adelante?

Un desafío enorme es aumentar los equipos de salud que garantizan la práctica en lo que es atención primaria de la salud. En el 2022 son 1432 efectores que garantizan la práctica, un 58,9% más que cuando se sancionó la ley en diciembre del 2020, pero sólo un 7,5% respecto al 2021.

El otro gran desafío que está muy bien expresado por un proyecto que se llama Mirar es la calidad. Tenemos que trabajar en que las mujeres y las personas gestantes tengan una resolución más rápida, con prácticas de calidad, acortando un poquito algunos tiempos.

La tercera cuestión, que se relaciona con estas dos, es cerrar las brechas de desigualdad que hay en el país y también al interior de las provincias.

En relación a eso, mientras que en Buenos Aires hay 482 efectores que realizan interrupciones de embarazo, en provincias como Chaco o Santiago del Estero hay sólo 9. ¿A qué se debe esta diferencia?

Hay distintas circunstancias. Hay tres provincias (La Pampa, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires) que por distintas razones hicieron las cosas bien y avanzaron en materia de derechos sexuales y reproductivos: o por los mismos equipos de salud, o por la historia institucional de la provincia (como en La Pampa), o porque se une la viabilidad política, la técnica y la institucional.

Si una analiza con esta lente otras provincias lo que observa es que según estas tres configuraciones varía muchísimo cómo se puede acceder. Los médicos y médicas generalistas suelen estar en el nivel de atención primaria, entonces allí tenemos equipos que arman la red y son los que garantizan, pero hay muchas resistencias institucionales: el jefe o jefa de servicio, el director o directora del hospital. Y después tenemos el tema político, o sea cómo lo impulsa la autoridad política.

¿Es decir que a pesar de la ley su aplicación sigue condicionada por la voluntad política o institucional?

Cuando se aprobó la ley sabíamos con el movimiento feminista y transfeminista que se consiguió con voluntad política, pero en la calle, con la marea verde, con una lucha enorme. Ahora en la implementación también pasa eso. Pero la diferencia la marca qué pasa a nivel de las instituciones de salud y qué pasa a nivel político, si generan mejores o peores condiciones. Y ahí es donde trabajamos mucho. Particularmente, los viajes que hice este año a provincias con el equipo de acceso tuvieron que ver con esa incidencia, con sentarnos sobre todo con las autoridades políticas y con autoridades de hospitales o centros de salud donde había algunas dificultades para poder generar mejores condiciones para los equipos que garantizan la práctica.

En ese sentido sigue habiendo detenciones. Además de que hay 1532 mujeres criminalizadas, y un tercio de ellas están presas, esta semana fue noticia la detención de integrantes de Socorristas en Red de Córdoba

Tenemos analizado que una vez que salió la ley hubo toda una estrategia de judicialización. Hubo 37 causas generadas en contra de la ley en distintos puntos del país, de las cuales 24 ya se desestimaron, otras 4 que se archivaron y quedan algunas que todavía están en proceso. Pero fue una estrategia del sector antiderechos ir por ese lado. Luego empezó otra movida ligada a la criminalización con Miranda Ruiz en Salta, que fue sobreseída, pero fue de una crueldad terrible. Y este caso, que fue un ataque frontal y directo a las socorristas, se da en un momento en que la OMS saca directrices luego de más de 10 años donde una de las recomendaciones es respaldar el aborto autogestionando, respaldar las organizaciones de acompañantes, respaldar el acceso temprano al aborto y de esta manera. Indica claramente que hay que descriminalizar el aborto. Justamente la ministra de Salud hoy presentó el nuevo protocolo donde incorporamos las directrices de la OMS y ahí se puede observar que toda esta línea de lo que llamamos de salud comunitaria y bienestar está incorporada.

Pero teniendo la ley, ¿cuál es el resquicio que encuentran para llevar adelante estas detenciones?

Me parece que no es un tema de la ley. Esta es una ley buena, muy consistente. Creo que tiene más que ver con la conformación del sistema judicial; lo enmarcaría en una estrategia de sectores antiderechos fundamentalmente dentro de la Justicia. Así como se generaron estas 37 causas, ahora están con una persecución para generar miedo, desorganización, dudas, desinformar a la población. Pensemos que el aborto con medicamentos también revolucionó el acceso al aborto en términos de la autogestión. Con esta ley hasta las 14 semanas inclusive podemos ir y decir 'quiero abortar' y no dar ninguna explicación, sólo el consentimiento. Eso es una autonomía que en el campo de la salud y de los derechos sexuales y reproductivos no habíamos tenido antes, y creo que eso genera una reacción conservadora muy fuerte, con distintas estrategias.

Dos de los puntos que más se discutieron durante el debate del proyecto fueron la objeción de conciencia y el consentimiento de las personas menores de edad. ¿Cómo se dieron estas situaciones en la práctica?

Lo que tiene esta ley es que regula la objeción de conciencia. No puede estar de manera institucional, eso fue algo a favor. De todas formas, en esta necesidad de ampliar equipos claramente hay un tema que subyace ligado al no querer hacer la práctica. En algunos casos puede ser objeción de conciencia real, y eso se respeta, en cuanto a creencia religiosa. Pero en otros casos puede ser que el profesional no tenga tiempo, lo haga en el privado y no en el público, tenga el temor o el estigma de la institución. Entonces cuando planteamos la política pública teníamos como dos grandes alternativas: ir a perseguir a los objetores y objetoras de conciencia o tratar de respaldarnos en los equipos que venían haciendo la práctica y a partir de ahí crecer, independientemente de que sí hacemos actuados administrativos y tenemos estrategias legales para al menos cortar alguna arbitrariedad de las instituciones que niegan la práctica. Lo cierto es que el gran desafío es cómo seguir avanzando y que la objeción de conciencia no sea un obstáculo. Hay que seguir trabajando y no hay una única solución.

¿Y qué sucede con las niñas y adolescentes? ¿Cuál es la dimensión de casos?

Ahí tenemos una intervención muy fuerte porque en general los embarazos en adolescentes menores de 15 años están ligados a situaciones de violencia y en menores de 13, es abuso. Hemos tenido muchas situaciones de niñas. Se da otro problema que es que en general los embarazos cuando hay situaciones de abuso o de tanta violencia sistemática se detectan tardíamente. Entonces son segundos trimestres o segundos trimestres tardíos, las líneas son muy finas. Hay que poder acompañar desde el punto de vista emocional, de consejería, hay una línea de trabajo de equipos más especializados. Tenemos bastantes situaciones, pero eso ya existía y estaba oculto: lo que trajo la ley, que haya más visibilidad, que esté en agenda, permite que se pueda identificar y se pueda acceder.

¿Qué análisis haces sobre cómo impactó esta conquista de Argentina en América latina? ¿Hay diálogo con funcionarias de otros países para trabajar en conjunto?

La expansión de la marea verde en América latina e incluso en Estados Unidos me parece maravillosa. Respecto a los contactos oficiales, estuvimos en Chile antes de que no se votara la Constitución; estamos muy cercanas y con mucho intercambio con las compañeras de México, hubo incluso asistencias técnicas de nosotras para allá y ellas vinieron a ver el tema del 0-800 para poder implementarlo. Estamos en contacto también con las compañeras de Colombia y tenemos mucha expectativa con Brasil ahora que asume Lula. Esperamos poder renovar esa agenda, nos parece muy importante. En Estados Unidos se vio que la calle es lo que da fuerza e incidencia política a esa agenda compartida masiva.

En eso hay un aporte de la militancia o las activistas, que pueden estar más cerca de las calles y plantear demandas

Sí, nos interesan mucho los informes y monitoreos que hacen distintas organizaciones para ir corrigiendo y mejorando y entender la microdinámica que se da en algunas regiones del país que son muy particulares, y donde no alcanza con hablar con los equipos oficiales. Necesitamos esas otras voces y la sistematización. Hay críticas dentro del feminismo y a mí me parece que está bien eso, porque si no perdemos vitalidad, perdemos el contacto con la realidad concreta y lo que nos interesa es avanzar para seguir mejorando el acceso y la calidad. Entonces es conjunto.

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