Un profesor universitario de Carolina del Sur, Estados Unidos, hizó sonar las alarmas de sobre una nueva forma de hacer trampa en ambientes académicos luego de descubrir que uno de sus estudiantes usó una inteligencia artificial para escribir un ensayo.
El docente, que enseña filosofía, descubrió que su alumno decidió pedirle a ChatGPT, un particular bot que es capaz de responder preguntas con una precisión llamativa sobre casi cualquier tema, que escriba el ensayo que había encargado para su clase.
Darren Hick, el docente en cuestión, afirmó: "La academia no se lo vio venir. Nos tomó por sorpresa". En declaraciones al New York Post, siguió: "Apenas lo conté en Facebook, muchos colegas me respondieron que les pasaron cosas parecidas".
A principios de diciembre, Hick le pidió a sus alumnos que escriban un ensayo de 500 palabras sobre el filosofo David Hume y la paradoja del horro, que examina como las personas pueden disfrutar algo que temen, como forma de examen desde casa.
Tiene una forma de escribir particular, que no es errónea pero sí peculiar. Es como alguien que está aprendiendo a escribir un ensayo y todavía no descubrió su propio estilo.
Una de las entregas, explicó, tenía algunas características extrañas que levantaron las alertas del docente sobre el posible uso de una inteligencia artificial. "Es un estilo limpio, pero reconocible. Escribe como un chico de 17", comentó Hick sobre la forma de escribir de ChatGPT.
Siguió: "Tiene una forma de escribir particular, que no es errónea pero sí peculiar. Es como alguien que está aprendiendo a escribir un ensayo y todavía no descubrió su propio estilo". Aún así, Hick contó que fue prácticamente imposible probar que el ensayo lo había escrito la inteligencia artificial y no el estudiante.
Estoy entre el terror más absoluto, preguntándome qué significa esto para mi trabajo, pero al mismo tiempo es fascinante, infinitamente fascinante.
Finalmente, el profesor confrontó a su estudiante, que admitió haber usado a ChatGPT y, por lo tanto, no aprobó la materia. Además, recibirá un castigo por parte de la universidad. Hick teme que otros casos van a ser imposibles de probar, y que él y sus colegas se van a ver inundados de trabajo realizado por inteligencias artificiales. Por ahora, lo mejor que se le ocurrió al profesor es tomar exámenes orales sorpresa para comprobar el nivel de conocimientos de un estudiante. Además, advirtió que las inteligencias artificiales van a mejorar, y que cada vez va a ser más difícil darse cuenta de que no fue un ser humano quien escribió un determinado texto.
"Este es un software que aprende. En un mes, va a ser más inteligente. En un año aún más", afirmó. Siguió: "Estoy entre el terror más absoluto, preguntándome qué significa esto para mi trabajo, pero al mismo tiempo es fascinante, infinitamente fascinante".
