Una encuesta de Twitter, publicada por el mismo Elon Musk, decidió que el actual CEO debería renunciar a su rol. La encuesta, que preguntaba si Musk debía "renunciar como jefe de Twitter", terminó en la mañana del lunes con una mayoría a favor de su retirada.

En la misma publicación, Musk dijo que iba a hacer caso a los resultados de esta particular encuesta, que comenzó el domingo a la mañana y terminó con un 57,5% a favor de su salida y 42,5% en contra. Este extraño referéndum sobre su liderazgo en Twitter recibió más de 17 millones.

Su gestión al frente de la red social está, hasta ahora, marcada por el caos y una actitud a veces poco reflexiva en la toma de decisiones. Desde que Musk la compró, Twitter atravesó una ola de despedidos, el regreso de importantes cuentas suspendidas, como la del intelectual y escritor de libros de autoayuda canadiense Jordan Peterson o la del expresidente Donald Trump, la suspensión de cuentas de periodistas, y una importante cantidad de normas nuevas que duraban poco antes de quitarse. Por ahora, Musk no reaccionó a la encuesta.

Desde la compra de la plataforma por parte de Musk, una cantidad importante de marcas dejaron de poner publicidad, la principal fuente de ingresos de la empresa, en Twitter. Como resultado, la red social puede llegar a perder hasta 4 mil millones de dólares por año.

Aún si Musk deja el puesto de CEO, seguirá teniendo el control de la compañía. Luego de comprar la empresa, el dueño de Tesla echó a todos los gerentes y disolvió a la junta de la compañía. Ahora, como único director y dueño, debe decidir un nuevo CEO, y luego decirle qué objetivos debe cumplir en su rol de liderazgo.