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Viajeros

Todo lo que tenés que saber para mochilear segura por Latinoamérica

Los básicos para viajar por Latinoamérica, cómo superar el miedo y la inseguridad de las primeras veces y los destinos que recomiendan Ariana Bastos y Romina Graña, dos viajeras que visitaron más de 20 países.

mochileras

“Che, hoy vamos a salir con estas personas, mandamos ubicación y si en dos horas no contestamos, alarma”, se leía en el mensaje que Romina Graña envió al grupo de WhatsApp de su familia en 2019. La maestra de primaria de 23 años estaba con su hermana en Costa Rica en su primer viaje como mochilera. Su familia seguía sus pasos desde Uruguay tan de cerca como la tecnología se los permitía.

“Cuando una viaja por Latinoamérica se ve muy influenciada por lo que los otros dicen, por el miedo, y eso te condiciona mucho”, reflexionó Romina en diálogo con Diario Con Vos. La joven de Montevideo ya acumula más de 20 países visitados y administra @romimochileando en Instagram. En Latinoamérica viajó a Argentina, Brasil, Chile, Perú, Colombia, Ecuador y México después de esa primera experiencia en Centroamérica.

La violencia machista que las feministas de la región señalan y cuestionan todos los días no se toma vacaciones, pero las mujeres sí y, aún en ese contexto, buscan la forma de garantizar su seguridad y su disfrute.

La psicóloga y viajera Ariana Bastos escribió Mapamunda, guía para viajar con mirada feminista junto a Noelia Depaoli, Leticia Paola Garziglia y Lucía Rivero y administra la cuenta de Instagram @viajerafeminista para brindar herramientas que permitan salir a recorrer y habitar un mundo violento con las mujeres

“El mundo es como es, no como queremos que sea. Entonces, ¿puedo hacer cosas para que cambie y sea mejor? Sí. Mientras tanto es así y nosotras tenemos que poder nombrar que viajar para una mujer es distinto que si sos un varón”, determinó Ariana a Diario Con Vos.

El acoso callejero, los abusos sexuales y las situaciones incómodas suceden en todos los países. “Como esto pasa y nos afecta psicológicamente, está bueno estar preparadas”, señaló la psicóloga con más de 15 años de viajes y más de 20 países visitados. 

También explicó, a través de un ejemplo, la importancia de poder nombrar la violencia: “A mí me pasa que me encantaría hacer dedo sola, pero no me animo y todos te dicen ‘cuidate’, pero nadie le pone palabras. ¿Por qué ‘cuidate’? Ah, porque cualquier tipo al que te subís al auto es un potencial abusador. Okay, estamos con un problema social bastante grave porque encima no lo decimos”.

Las palabras no están ausentes solo en ese momento, tampoco parecen alcanzar para contar la historia de las mujeres durante los city tours. “Una hace un montón de esfuerzos, viaja con un montón de ilusión, se va a un lugar a conocer y las mujeres no existimos, es muy fuerte”, se lamentó Ariana. 

El miedo y la imposibilidad de poner en palabras los diferentes peligros con los que una viajera se puede encontrar paralizan e impiden plantear propuestas para dar el salto de todas maneras. Para animarse a viajar como mochilera, sola o acompañada, porque la gratificación de la experiencia es más significativa y porque el mundo no le pertenece solo a algunos.

“Me parece que el crecimiento que una tiene viajando sola y por Latinoamérica, que la cultura es diferente pero que es como una historia unida, te hace sentir muy muy fuerte y muy vulnerable a la vez”, describió Romina y agregó:  “Esa mezcla de montaña rusa de subir y bajar por las emociones es de las cosas más lindas que una puede vivir cuando viaja.”

Viaje largo vs viaje corto

Al momento de planificar un viaje no es lo mismo tener que tomar decisiones para las actividades que se realizan en una semana que para las que se extienden a lo largo de un mes. Para Romina Graña los distingue una particularidad: la flexibilidad de esa planificación.

“A la hora de los viajes más largos existe esa flexibilidad más grande de decir 'Bueno, tengo tantos días en tal país o fluye y voy viendo y hago lo que puedo y lo que más me guste', también en el viaje voy averiguando cosas”, explicó la maestra viajera y diferenció: “En los viajes cortos trato de tenerlo todo medianamente planificado”.

El margen de error en ambos tipos de viaje varía mucho: no es lo mismo perder un día de 30 que perder un día de siete. “Cuando es más largo, dejo que fluya un poco más, y cuando es más corto defino a dónde quiero ir sí o sí y cómo me tengo que organizar esa semana para hacerlo”, confió Romina.

Hay cosas que quizás re sirven en un viaje y que en tu ciudad tal vez nadie te pagaría por eso, pero que viajando puede ser que sí.

Ariana Bastos, psicóloga y viajera

Mientras que Ariana Bastos sumó otra perspectiva importante a la comparación: generar plata para seguir financiando el viaje sobre la marcha. Un factor relevante para las mochileras que no tengan un trabajo remoto al momento de recorrer el mundo.

“Es difícil generar ingresos si vos no tenés un trabajo de antes, porque cuando te conocen ya te fuiste”, reconoció la psicóloga y puntualizó: “En general, este tipo de proyectos requiere un tiempito de estar en cada lugar que aparte es más barato porque está más caro moverte”.

Por eso, a grandes rasgos, Ariana aconsejó primero identificar “qué tengo para ofrecer” y después “anotar cinco cosas que puedo ofrecer y darles darles una vuelta creativa”. Y la clave está en la palabra “creativa”: “Hay cosas que quizás re sirven en un viaje y que en tu ciudad tal vez nadie te pagaría por eso, pero que viajando puede ser que sí”.

Los países más recomendados

De una forma u otra, los países que se visitan terminan ganándose un lugar en el corazón de los y las viajeras. Pero hay lugares que se recuerdan con más cariño o a los que se ansía volver con muchas ganas.

“Me pasó que viajé a Europa y me gustó mucho más Latinoamérica”, aseguró Romina Graña de @romimochileando a Diario Con Vos y explicó: “Cuando recorrí Latinoamérica fue todo naturaleza entonces creo que tengo que volver a Europa a conocer más naturaleza que ciudad”.

Aunque la naturaleza no fue el único factor que influyó en esta impresión. La cultura siempre termina pesando. “En Europa no sabían ni dónde quedaba Uruguay, Latinoamérica tiene una cosa más de sentirte en casa”, diferenció la maestra uruguaya.

Pero hubo algunos países de la región que le “volaron la cabeza” más que otros, como es el caso de Perú y México. “En mi top están México y Perú porque tienen mucha historia y me encanta la historia de las civilizaciones antiguas entonces ver todo eso que había aprendido ahí y estar caminando por esos lugares me parece increíble”, recomendó Romina.

Las distinciones de Ariana Bastos fueron para Colombia y Brasil, con una mención especial para Costa Rica. Aunque el primer puesto es indiscutible: “La amabilidad que hay en Colombia es medio imbatible”.

“Y Brasil me gusta porque me gusta, tiene una combinación increíble entre trecking y playa, que son las dos cosas que me gustan, entonces me fui muchas veces de mochilera a Brasil y repetiría siempre hasta el mismo viaje”, explicó la viajera con 15 años de experiencia en recorrer diferentes países.

Mientras que el país de Centroamérica sorprendió a la psicóloga: “No pensé que iba a ser mucho más que playa y también tiene selva, tiene animales. La gente está muy dispuesta a ayudarte, a compartir información, entonces también lo disfruté un montón”.

Los básicos para viajar por Latinoamérica

Al momento de armar la lista de infaltables, Romina Graña y Ariana Bastos coincidieron en la importancia del seguro médico y de una red de contactos que sigan la evolución del viaje de forma digital. 

  • Seguro médico
  • Red de contactos
  • Internet
  • Ropa técnica, buen calzado y buena campera de lluvia
  • Cargador portátil
  • Candado para la caja de seguridad/locker del hostel y un bolsillo interno para guardar plata entre la ropa
  • Investigación previa para descubrir lugares para conectar con las personas y sentirte cómoda
  • No ir a las corridas, ir con tiempo como para conectar con la gente y el lugar

Asimismo, la psicóloga viajera recomendó “hablar más con la red de lo que nos pasa, después nos ayuda en el viaje a poder sincerarnos un poco más” ya que “una viaja como es”. “Si una en Buenos Aires tiene altibajos porque es la vida, cuando viajamos también tenemos altibajos y a veces más fuertes porque estamos más solas”, confió Ariana.

Consejos para quienes todavía están dudando

Si para este punto todavía ganan los nervios y el miedo, es normal. Son emociones que acompañan este tipo de procesos en los que es una misma la que toma todas las decisiones acerca de cómo vivirlos. Eso no significa tener que echarse para atrás.

“El miedo como emoción nos sirve para decir 'Che, tené cuidado', pero si te paraliza ya no te sirve”, explicó Ariana Bastos y aconsejó: “Usar el miedo para ir con cuidado, pero no dejar de ir porque el aprendizaje es cuando una se expone. Entonces, ojalá que el miedo no las paralice e investiguen mucho”.

No hay una receta de cómo ser mochilera, me parece que es cuestión de agarrar una mochila, empezar a caminar, ir cayendo e ir viendo.

Romina Graña, maestra de primaria y viajera

Para colaborar con la “paz mental” que permite disfrutar más el viaje, la autora de Mapamunda recomendó elaborar un “plan de contingencia”: “Me imagino los tres peores escenarios y qué haría, y ojalá no lo use nunca, pero es mejor ya saber qué hacer de antemano porque cuando una está en crisis no puede pensar bien”.

Un factor clave para Romina Graña es la comodidad: “Me parece que lo fundamental es sentirse cómoda con lo que una va a hacer. No hay una receta de cómo ser mochilera, me parece que es cuestión de agarrar una mochila, empezar a caminar, ir cayendo e ir viendo.”

Para esto se vuelve indispensable conocer el límite entre “Esto me está haciendo bien, esto me está haciendo disfrutar del viaje, me está haciendo aprender” y el “Acá ya no lo estoy disfrutando”.

“Cuando termina el viaje decís 'Fua, qué viaje me mandé yo, con todas decisiones que tomé yo'”, recordó Romina orgullosa, con una sonrisa, y prometió: “Cuando ves todo lo bueno, lo malo desaparece y ni te lo acordás”.

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