"Ayer -afirmó Alejandro Bercovich- dieron un golpe de estado en Perú". La cuestión, contó, comenzó con la disolución del Congreso que dispuso Pedro Castillo, el presidente, que generó denuncias de un golpe de estado por parte de la oposición y, de esa forma, "quedó habilitado el otro golpe, que terminó con Castillo destituido y preso".
Según el periodista, volvieron a mezclarse actores que hace tiempo no actuaban en la región, como las Fuerzas Armadas y la policía, como ocurrió en Bolivia en el 2019, y ayer en Perú. "Es algo confuso, ¿quién dio el golpe de estado?", se preguntó Bercovich. El economista recordó que en Perú, si el presidente no tiene mayoría absoluta en el Congreso, lo pueden destituir en cualquier momento, y se venía la tercera votación para sacar a Castillo del puesto que se había ganado con los votos.
Contra eso, contra la degradación de la democracia, la devaluación del voto, podemos contraponer que el pueblo no murió, que la democracia vive en las primeras cuatro letras de esa palabra, que el antídoto contra el golpismo es la calle.
Luego, Bercovich planteó: "El problema no es Perú, es que cada vez más se degrada la democracia y se devalúa el voto". En ese sentido, mencionó los casos de Brasil, con el miedo a que los militares interviniesen en la elección, el golpe de estado en Bolivia, con apoyo del los gobiernos argentino y estadounidense, la amenaza paramilitar en Colombia y los movimientos golpistas de camioneros en Chile. Luego, el periodista afirmó que "a Castillo lo destituyeron porque proponía distribuir mejor los frutos del desarrollo peruano", y advirtió que el nihilismo, "decir que ya no se puede creer en nada", permite "estas intervenciones, porque degrada la democracia y hace que nadie la defienda".
"Contra eso, contra la degradación de la democracia, la devaluación del voto, podemos contraponer que el pueblo no murió, que la democracia vive en las primeras cuatro letras de esa palabra, que el antídoto contra el golpismo es la calle", expresó Bercovich. Añadió: "A las fuerzas podridas, oscuras, tenebrosas, que quieren aún más de lo que tienen, hay que contraponerles más pueblo, más calle, más democracia". Si bien reconoció que "hay muchas razones para desmoralizarse", recordó que "también hay algo importante de lo que agarrarse, que es que acá perdimos el miedo hace mucho, y tuvimos tipos y minas muy valientes que gritaron 'Nunca más' cuando más miedo daba". Concluyó: "No nos distraigamos, que no nos ganen la calle, más pueblo, y más democracia para defender, justamente, la democracia que tenemos".
