Corría 1873, y habían pasado apenas cinco años desde que el Imperio de Japón abrió sus puertas al mundo, para comerciar y buscar su lugar en ese mundo pequeño, achicado por la imparable fuerza del vapor, cuando los japoneses descubrieron el fútbol. Ese momento apoteótico, histórico, tuvo un protagonista, el hombre que volteó ese mítico primer dominó que culminó, hoy, con la eliminación alemana: Archibald Lucius Douglas, el primer profesor de fútbol en la historia de Japón.
Douglas nació en 1842 en Quebec, la actual Canadá, donde su padre era médico. Ingresó a la Fuerza Naval de Inglaterra en 1856. Para 1862 ya era teniente, y llegó a comandante en 1872. Para ese momento ya se dedicaba a la docencia, en el buque-escuela de artillería de Devonport.
Poco después, en 1873, llegó a Japón, donde dejaría su verdadera marca en la historia universal. Había sido seleccionado para instruir a la Armada nipona en el arte de la guerra naval, tarea por la que terminó recibiendo el agradecimiento personal del emperador y la Orden del Sol Naciente de Primera Clase. Pero no se limitó a eso, sino que decidió enseñar a sus alumnos las reglas y los fundamentos del deporte que se convertiría, con el tiempo, en el más popular del mundo. Los japoneses se coparon con el juego, de reglas sencillas y con el único requerimiento de tener una pelota o algo que se le parezca para armar un partido, y lo convirtieron en parte de su educación escolar.
Así, gracias a este Inglés nacido en Canadá, que aún era solo una colonia, se fue extendiendo por Japón el deporte más lindo del mundo. Tuvieron que pasar más de 30 años para que se juegue el primer partido entre equipos japoneses, hecho histórico que ocurrió en 1907, y 14 más hasta 1921, año en que se fundó la Asociación Japonesa de Fútbol. Ese mismo año se festejó la primera competencia nacional, hoy llamada Copa del Emperador, al final de la cual se entregó un trofeo donado por la Federación Inglesa de Fútbol.
Sin embargo, pocos años después, el fútbol japonés sufriría una serie de duros golpes que lo hicieron retroceder mucho, tanto en el escenario mundial como en su desarrollo local. Pese a su buen desempeño durante la década del 30', su participación en la Segunda Guerra Mundial como aliado de Alemania terminó dejando al país oriental aislado del resto del mundo. La FIFA decidió excluirlo temporalmente del organismo entre 1946 y 1950, y la ocupación del país del sol naciente por parte de tropas estadounidense derivó en el crecimiento acelerado del beisbol y el fútbol americano en costas asiáticas.
A partir de los 60', sin embargo, el fútbol volvió a ganar espacio en Japón, con la creación de una liga local y algunas buenas participaciones en los Juegos Olímpicos. En los 80', la cosa explotó con el manga que daría origen al animé Supercampeones, que generó una "futbol manía" en los niños orientales. Ellos llenaron las academias de fútbol locales, por lo que el estado japonés volvió a invertir en serio en el desarrollo del fútbol, pensándolo también como forma de reducir las alarmantes tasas de suicidios entre sus jóvenes.