El segundo gol a Polonia, marcado por Julián Álvarez tras un pase de Enzo Pérez, no solo mostró el sello final del River Plate de Marcelo Gallardo, sino que rompió un récord nada sencillo en la selección Argentina, que hasta ahora pertenecía al equipo de José Pekerman de 2006: es el gol argentino nacido de la jugada con más pases consecutivos en la historia de los mundiales.

El golazo que desató la euforia de toda Argentina y selló la clasificación a octavos de final, contó con 27 toques antes de que Álvarez la canjeara por gol. Partió desde un tiro libre a la derecha, entre De Paul y Tagliafico, pasó por los centrales, exploró la banda izquierda; profundizó por ese sector tras un quiebre de Messi y volvió a armarse por el centro, con la participación de todos los mediocampistas.

Con el derechazo al ángulo de Álvarez, el equipo de Scaloni rompió el récord de 25 tantos que había logrado la selección de José Pekerman en la goleada 6-1 sobre Serbia en la que Esteban Cambiasso convirtió luego de 25 toques de balón.

Todo un logro que marca un rasgo característico del fútbol argentino: el buen trato asociado y la paciencia para encontrar el camino hacia el gol. Fútbol champagne.