Después de anunciar despidos masivos en Twitter, Elon Musk se reunió ayer con los trabajadores de la empresa para advertirles que no se puede descartar la quiebra. “Vienen tiempos difíciles”, había señalado.
“La declaración de bancarrota no puede descartarse”, pronunció Elon Musk en una reunión con los empleados de Twitter en la sede central en San Francisco. El magnate reveló que vendió 19,5 millones de acciones (por casi 4.000 millones de dólares) de Tesla para “salvar” a su nueva compañía.
Como vino comentando en la última semana, el nuevo dueño de la red social reconoció que “el panorama económico es alarmante”. Por ejemplo, General Motors y Volkswagen dejaron de pagar su publicidad hasta tener una idea del futuro de la plataforma.
Además, este clima de incertidumbre se potenció con la renuncia de varios directivos, entre ellos, Lea Kissner, Damien Kieran, Marianne Foggerty, Robin Wheeler y Yoel Roth, que eran las figuras emergentes de la compañía. El diario New York Post apuntó: “Abandonos de un barco que naufraga”.
En este contexto de tensión, Elon Musk aseguró que Twitter necesita convencer con urgencia a los usuarios de pagar 8 dólares para tener la cuenta verificada. A su vez, el magnate recordó a los empleados que el trabajo a distancia está prohibido y que todos deben regresar a las oficinas, sino serán despedidos.
