Miles de personas salieron a las calles de París y a las principales ciudades de Francia para reclamar un aumento salarial y defender el derecho de huelga en las refinerías intervenidas por el Gobierno ante el desabastecimiento de combustible.
Alrededor de 200 manifestaciones estaban previstas en todo el país, de acuerdo a la CGT, uno de los gremios organizadores, en un comunicado. "Hay que resistir. Todos los derechos están atacados. Si no hacemos nada, no logramos nada", dijo una auxiliar de enfermería de 53 años.
La movilización más importante se registró en París, en el que hubieron algunas tensiones al final de la protesta entre las fuerzas de seguridad
"Pedimos un salario mínimo de 2.000 euros (1.970 dólares), que equivale a un aumento de 300 euros (295 dólares)", comentó Philippe Martinez, secretario general de la CGT, quien abogó por ajustar también el resto de sueldos a la inflación.
Sin embargo, la controvertida decisión del Gobierno de obligar a trabajar al personal indispensable de refinerías en medio de la huelga desató esta medida de fuerza. La jornada de paro general se produce tres días antes de las vacaciones escolares, pero tuvo un seguimiento desigual.
La convocatoria, lanzada por otros dos sindicatos y diversas organizaciones de Francia, afecta a funcionarios, comerciantes, estudiantes, trabajadores sanitarios, sector de la energía y también de los transportes, entre otros.
La movilización más importante se registró en París, en el que hubieron algunas tensiones al final de la protesta entre las fuerzas de seguridad y un grupo de personas vestidas de negro, que intentaron traspasar las barricadas lanzando proyectiles contra los agentes.
Unas 2.200 personas marcharon en Marsella, la segunda ciudad del país, según la policía, que cifró también 3560 manifestantes en Le Havre (norte), 2.700 en Lille (norte) y 2.200 en Lyon (centro).
