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Columnistas

El 17 de octubre de 1945: el protagonismo de las mujeres

Los textos históricos profesionales no han producido una recuperación adecuada del lugar de las mujeres en el acontecimiento de octubre de 1945.

17 de octubre
Por AAIHMEG

Las narrativas más exitosas en fijar imágenes en la memoria están mejor predispuestas a conceder un lugar marginal a las mujeres. Una de ellas es la de Raúl Scalabrini Ortiz que sintetizó en 1946 la manifestación en camino a la Plaza de Mayo como “el subsuelo de la patria sublevado”. Scalabrini confiesa haber presenciado la llegada al centro, desde los barrios industriales porteños y desde el más allá de la Avenida General Paz, “rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos”, en una multitud variopinta, abigarrada. Pero en la descripción apenas si incluye a “una hilandera” dentro de un panorama eminentemente masculino. Otros recuerdos son más sensibles a la presencia femenina, pero siempre en términos de conjunto anónimo. Por ejemplo, las remembranzas del obrero metalúrgico Ángel Perelman evocan la imposibilidad policial para disolver “una manifestación de unos 10 mil obreros y obreras” reunidos frente al puente Pueyrredón.

De los testimonios de época, una de las escasas presencias femeninas en las recopilaciones históricas es la de Delfina Bunge de Gálvez, escritora que publicó un artículo en el diario católico El Pueblo una semana después del 17. Partícipe del vocabulario populista en su variante social-católica, para Bunge el protagonismo fue de “los pobres” o “el pueblo”. La presencia de mujeres es recuperada en la icónica foto llamada luego “Las patas en la fuente”, como aquí mostramos gracias a un trabajo de Cora Gamarnik. Las dos o tres mujeres que se observan en la fuente, ¿eran las únicas?

La interpelación del coronel Perón una vez llegado al balcón de la Casa de Gobierno tampoco colaboró para reconocer la diversidad de género en la multitud. Perón comenzó su alocución refiriéndose a “¡Trabajadores!”. Más adelante, levantó la voz con un “¡Señores!”. Desde entonces, el hito de la memoria conocido como 17 de octubre mantuvo a las mujeres en una colocación secundaria, si es que no irrelevante. Con una importante excepción.

¿Participó Eva Perón del 17 de octubre?

Según su autobiografía, La razón de mi vida (1951), Eva Duarte habría participado del acontecimiento al salir “de puerta en puerta”, por “todos los barrios de la ciudad” convocando a la liberación de Perón. Hoy sabemos que el relato de ese protagonizo es inexacto, según lo mostró la historiadora Marysa Navarro. Eva estaba tan insegura como el propio Perón, quien le escribió una carta desde su reclusión en la isla Martín García anunciando su voluntad de retirarse y casarse con ella. Luego, sobre todo a través del diario evitista Democracia, se edificaría el mito de la Evita organizadora incansable del 17 de octubre. Y el relato prosperó.

El escritor peronista Adolfo Gómez Diez publicó en 1948 un libro de cuentos infantiles sobre el 17 de octubre donde hay un capítulo sobre las mujeres, identificadas como trabajadoras. Su símbolo es “una mujer del pueblo”, caracterizada como “una muchacha rubia de agraciado porte”, en cuyo perfil no es difícil descubrir la presencia apenas enmascarada de Evita. La escritora María Granata publicó en el diario La Prensa de 1953, por entonces en manos de la CGT, un artículo -luego devenido folleto- sobre “La mujer en la gesta del 17 de octubre”. En el relato de Granata, las mujeres estuvieron el 17 como madres movilizadas en defensa de sus hogares e hijos. Ellas tenían “los ojos fijos en un punto”: Perón. Luego retoma el relato de Eva “de puerta en puerta”.

Una narrativa por hacer

Lo dicho anteriormente no significa que las fuentes históricas sea una loza sepulcral. Solo es preciso leerlas con detenimiento. Doy un ejemplo. En sus memorias intituladas Yo hice el 17 de octubre, el sindicalista laborista Cipriano Reyes, del rubro de frigoríficos con fuerte implantación en la localidad bonaerense de Berisso, incorpora a las mujeres. Lo están primero como parte de lo que denomina “el pic-nic nacional de la oligarquía” reunido en la Plaza San Martín porteña, el 13 de octubre, por sectores opositores al gobierno militar en celebración de la caída de Perón. Allí se congregaron, recordó Reyes en sus memorias, “Damas y niñas de la sociedad sentadas en los canteros de la plaza engullendo pollos asados y bebiendo botellas de champagne”. En el campo adverso estaban las mujeres trabajadoras comprometidas en la movilización del día 17. En primer lugar, su colaboradora María Roldán, pero también otras cercanas a él como Juana Carrizo, Esther Tata, Juana Bordagaray, Dora Roldán, Irma Suárez “y muchas otras cuyos nombres no recuerdo”. Ellas sí salieron a recorrer de puerta en puerta fábricas, casas y sindicatos.

Producto de un concurso de iniciativa gremial, en 2007 se publicó el libro Memorias de octubre. En él se recogieron entrevistas sobre el acontecimiento de 1945, en general de personas desconocidas salvo por familiares y amigos: la consigna era que personas jóvenes dialogaran con protagonistas del 17 de octubre ausentes de los grandes relatos. Algunos nombres de las mujeres trabajadoras entrevistadas: María de Luca, Dora Baldini, Haydée Ragonese, Celia I. Clemente, María Solozabal. Los recuerdos están desde luego tamizados por tópicos instalados con posterioridad, pero aquí y allá aparecen datos de otro modo perdidos para siempre. Es muy probable que el público lector desconozca todos los nombres mencionados. Tampoco los hallaran en los estudios académicos consagrados al acontecimiento. Pero estuvieron allí. Esperamos nuevas historias que les hagan justicia.

Quizá así sean viables explicaciones más sofisticadas, y menos “desde arriba”, de momentos capitales del primer peronismo tales como la Ley de Voto Femenino sancionado en 1947, la formación del Partido Peronista Femenino en 1949 y más ampliamente el protagonismo de Eva Perón en la época.

Omar Acha (CONICET-UBA- integrante de la AAHIMEG)

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