La nueva ministra de Trabajo, Kelly Olmos, asumió este lunes el lugar que dejó vacante Claudio Moroni, con la paradójica misión de "cuidar el salario de los argentinos" y no contribuir a la espiral inflacionaria que deteriora a la economía en su conjunto.
Olmos explicó que es peronista desde 1969, que estuvo siempre del lado del General Perón en los setenta y que ingresó al sector público durante en los noventa, durante el menemismo, del que planteó una "visión crítica".
"El gobierno de Menem respondió a una etapa histórica que fue la caída del muro, que generó una importante confusión y que en Argentina estuvo signada por la hiperinflación. La estabilidad en ese momento aparecía como una conquista importante, que daba beneficios para los más humildes", dijo.
Durante el gobierno de Néstor Kirchner fue convocada para ser secretaria de asuntos municipales, cargo en el que se mantuvo durante el gobierno de Cristina Kirchner, aunque admitió que nunca militó "orgánicamente al kirchnerismo".
La nueva ministra eludió tomar posición en el quiebre entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta, en pos de enfrentar a Juntos por el Cambio. "Hay que hacer un esfuerzo enorme por la unidad porque el proyecto que tenemos al frente demostró una gran capacidad destructiva, deterioró muchísimo la situación de la Argentina y ahora aparece competitiva ofreciéndole a la sociedad una soga para ahogarse", dijo.
Hay que hacer un esfuerzo enorme por la unidad porque el proyecto que tenemos al frente demostró una gran capacidad destructiva, deterioró muchísimo la situación de la Argentina y ahora aparece competitiva ofreciéndole a la sociedad una soga para ahogarse
Kelly Olmos le bajó el perfil al "machismo" del movimiento obrero, con quien dijo haber tenido siempre una relación muy fraternal. Y además, valoró la decisión de haberla nombrado a tres mujeres en los ministerios vacantes.