Buenos Aires, octubre de sol arrancando directo y un fin de semana largo que, a viva voz, pregonaba arte. Así, con la cultura en boga, se abrieron las puertas de la gran feria que reúne a todas las personas que conforman el ecosistema del arte en Argentina. En su edición número 31, ARTEBA acompañó la reactivación económica del sector en un encuentro ya sin barbijos, ni restricciones.
Un abordaje hacia el interior de otros cuerpos que percibimos con los ojos de la mente, abiertos e intervenidos por la expresión artística que nos colma y que nos calma.
Mas de 400 artistas y 71 galerías de arte se unieron en la plataforma de encuentro más esperada del año que es ARTEBA. Una oportunidad para perderse en esa gran exposición de múltiples pabellones, respirar cada espacio, imaginarse dueño de algunas de sus obras, y hasta percibir mundos que surgen de diminutos objetos, como en la obra de Pablo Insurralde, artista de la galería Miranda Bosch, que a partir de un trabajo minucioso crea pequeñas piezas en cerámica que como un susurro nos desplaza a un imaginario que crece, que tiene forma, oficio y hasta parece incluir aromas que el cerebro libremente asocia.
Feria y subasta de última hora
Acá todo se vende, decían los galeristas de POPA, responsables de curar y exponer las obras del gran genio Carlos Alberto García Moreno, más conocido como Charly García, que en su rol de pintor representa un movimiento artístico llamado Art Brut, donde las imágenes operan como traducciones del inconsciente a una lengua que sólo existe en esas imágenes. Es por tanto un arte ecléctico, no encasillable y estéticamente con características comunes al expresionismo. Las pinturas de Charly están en carne viva. En el rayón trash, como si el inconsciente llevara la mano que pintarrajea y colorea, sin ningún simbolismo ni mediación.
Hasta último momento no teníamos certeza de la presencia de las obras de Charly García. Relata JOJO galerista de POPA quien, como amigo de Mecha, compañera de Charly desde hace varios años, visitó su casa reiteradas veces y observó que todo su hábitat estaba intervenido con arte y arrojo, al estilo Charly.
La galería POPA estaba cerrando su próximo espacio en ARTEBA y propone al músico hacer una curaduría de sus obras, recopilarlas y ordenarlas, para incluirlas en la feria.
Con asombro, ilusión y gran humildad, Charly García preguntó al galerista: ¿A vos te parece que yo podría exponer en ARTEBA?
Y así pasaron 4 días, entre el 6 y el 9 de octubre, en un pequeño stand ubicado en el sector utopía. Como en una habitación íntima, sobre un cul de sac al que uno siempre busca regresar. Como quien vuelve a los 90 a espiar el paso del tiempo, el pensamiento del artista, su cotidiano, su indomable genio y sus secretos. Un acontecimiento cultural que sumó a la prestigiosa feria de arte, la afluencia de un público heterogéneo y popular. Un espacio vital y pujante que se iba transformando a sí mismo, con la impronta del show y la escena del underground. En simultáneo, los artistas de POPA Héctor Meana, Emanuel Alfonso y Laserinks (Félix Larreta + Alejo Lopatín), Félix D'eon, Víctor Castillo, Mariano Cinat y Atilio Pernisco, tuvieron que reemplazar muchas de sus obras, en virtud de las ventas concretadas.
NFT al alcance de la mano
Fue muy destacable en el mismo sector Utopía, la propuesta futurista del artista Franco Palioff, oriundo de Junín y radicado en Berlín, quien comparte su proceso creativo, y es acompañado desde el desarrollo y hasta la producción, por la galería Aura VTV, conformada por un grupo de jóvenes vinculados al arte y la tecnología que indagan sobre las posibles formas físicas de exhibición del arte digital, por ejemplo en esta feria, generando un soporte para que el NFT pueda mostrarse en un stand.
Franco es ingeniero nuclear y toma su formación académica para crear objetos robóticos interactivos e instalaciones inteligentes. Trabaja con imágenes e impresiones en 3D, pintura al óleo y una técnica de iluminación que da cuenta de la complejidad del trabajo a la vez que realza el misterio y belleza de su obra. No existe la noción de tiempo al contemplar la obra, ya que su viaje, es infinito.
Por su parte, la Galería Valerie de Mendoza, dirigida por la artista y diseñadora Jimena Lusi, se impuso con obras especialmente producidas para la feria.
Un estilo moderno con cierta influencia punk, que habilitó un espacio de imágenes poderosas y objetos sonoros que cautivaron a la concurrencia. Además, la galería participó a través del artista Marcelo Estebecorena en el programa de performance que propició la fundación Williams.
Marcelo, quien nació en Buenos Aires y vivió muchos años en la ciudad de Paraná, interpretó una performance con arcilla, papel y nylon trabajando sobre el espacio en un principio y luego su cuerpo pasó a ser el objeto vivo de la obra, interviniéndose a sí mismo como una metamorfosis del paisaje, con la ductilidad de la arcilla, la sonoridad de los tambores, y la ilusión del rio. Un cuerpo que se entrega, que resiste, que se enchastra, baila y vive.
Arte y sustentabilidad
La galería The White Lodge trabaja sobre la exploración de prácticas artísticas que reflexionan sobre los objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas.
Una de sus artistas, Sheila O’Connor, nos cuenta que ella misma realiza una clasificación de sus residuos y separa el material factible para ser reutilizado y transformado en material de obra. Tal es el caso de las cáscaras de huevo, la yerba y el café que son algunos de los componentes con lo que crea sus obras.
Para agendar visitas
La mayoría de las galerías que participaron en la feria ARTEBA abren sus puertas al público durante todo el año. Cabe pensar que muchas veces el interés y la motivación sucede a partir de lo que vamos conociendo y en la decisión de vincularnos. El arte está ahí para quien quiera explorarlo. Ojalá la próxima pandemia, sea de Arte.
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