El Papa Francisco proclamó santo al enfermero ítalo-argentino Artémides Zatti, conocido como el “pariente de todos los pobres” por su labor en la Patagonia al servicio de las personas necesitadas durante la primera mitad del siglo XX, en una ceremonia en la que abordó especialmente el tema de los migrantes en Europa, convocó a no separar el mundo “en buenos y malos” e invitó a superar “muros de división”.
Un santo, para la Iglesia Católica, es una persona fallecida cuyas virtudes alcanzaron el grado máximo de perfeccionamiento durante su vida, por lo que se les considera “en comunión” con Dios y pueden ser honrados con culto.
“Artémides conoció a los salesianos en Bahía Blanca, donde había llegado en 1897 junto con su familia. Lamentablemente, muchos inmigrantes perdían el valor de la fe, absorbidos por el trabajo y los problemas que encontraban. Pero los Zatti, gracias a Dios, fueron una excepción.
A los 20 años ingresó como seminarista en la casa de formación salesiana de la localidad bonaerense de Bernal, donde se dedicó a cuidar a un sacerdote con tuberculosis y contrajo la enfermedad. Fue enviado al hospital de San José, en Viedma, donde realizó la manda que rigió su vida: si se recuperaba, cumpliría una vida de entrega y servicio. “Creí, prometí, curé”, fue la frase con la que explicó el sentido de su vida.
“Curado de la tuberculosis, dedicó toda su vida a saciar las necesidades de los demás, a cuidar a los enfermos con amor y ternura. Se dice que lo vieron cargarse sobre la espalda el cadáver de uno de sus pacientes. Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás”, agregó el Papa.
Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás
En ese marco, la biografía oficial de Zatti divulgada por el Vaticano lo recuerda como alguien que “para atender a los enfermos en su domicilio recorría la ciudad en bicicleta e, incluso, cruzaba Río Negro para llegar a Patagones”.
Con la ceremonia, Zatti se convirtió en el tercer Santo Argentino, tras Héctor Valdivieso, quien desempeñó su sacerdocio en Buenos Aires y José Gabriel Brochero, el “cura gaucho”.
Compromiso con los migrantes
En la ceremonia también se canonizó al sacerdote italiano Giovanni Battista Scalabrini, quien fuera líder de una congregación que benefició a los migrantes italianos. Por ello, el discurso del Francisco estuvo especialmente enfocado en la problemática de los migrantes por las crisis económicas y humanitarias que se multiplican por todo el mundo.
El Papa fue especialmente crítico con la situación que se vive en países europeos, donde, a su juicio "la exclusión de los migrantes es criminal, los hace morir ante nosotros".
Y pronunció la palabra "lagers" que hace referencia a los campos de concentración construidos por los nazis antes y durante la Segunda Guerra Mundial. "Y así, hoy tenemos el Mediterráneo que es el mayor cementerio del mundo. La exclusión de los inmigrantes es repugnante, es pecaminosa, es criminal. No abrir las puertas a los necesitados... No, no los excluimos: los enviamos lejos, a los lagers, donde son explotados y vendidos como esclavos’', aseveró Francisco.
La exclusión de los inmigrantes es repugnante, es pecaminosa, es criminal (...)No, no los excluimos: los enviamos lejos, a los lagers, donde son explotados y vendidos como esclavos
“Y los que pueden entrar, ¿los recibimos como hermanos o los explotamos? Dejo la pregunta’', exhortó.
