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Columnistas

¿Quién fue Frank Drake? El científico pionero en la búsqueda de vida extraterrestre

Frank drake

El pasado 2 de septiembre, en Aptos, California, falleció el astrónomo Frank Drake, una de las primeras personas en pensar la búsqueda de vida extraterrestre como una disciplina científica, en lugar de un asunto de ficción. Ideó el primer proyecto llamado Ozma en 1960, participó del envío de mensajes al espacio en representación nuestra y fue presidente emérito del instituto SETI para la búsqueda de vida fuera de este planeta hasta el día de su muerte.

Sueños interestelares

Frank Drake nació el 28 de mayo de 1930, en Chicago, EEUU. Según sus propias palabras, comenzó a pensar en los extraterrestres a los ocho años, pero prefirió no planteárselo a su entorno cercano, ya que sus familiares y maestros eran radicalmente religiosos.

Estudió Astronomía en la Universidad de Cornell, gracias a que se le otorgó una beca de Oficial Naval de Reserva. El empujón que lo llevó a emprender camino por este campo prácticamente virgen, fue una clase magistral del famoso astrónomo Otto Struve, de 1951.

Una vez recibido, Frank Drake se inscribió en la escuela de radioastronomía de Harvard. El entonces flamante surgimiento de esta disciplina, que consiste en captar las ondas de radio emitidas por cuerpos celestes del espacio, causó furor y el joven Drake reconoció automáticamente el valor de la misma como potencial herramienta para sus proyectos.

Trabajando ya en el Observatorio Nacional de Radioastronomía (NRAO) de Green Bank, Virginia Occidental, diseñó el Proyecto Ozma, en honor a la reina del Mago de Oz, con el objeto de captar señales de radio provenientes de otros planetas. Para esto, apuntó durante tres meses los radiotelescopios a las estrellas Tau Ceti y Epsilon Eridani, que son de las más cercanas y similares a la nuestra.  

Para ese entonces no se había descubierto jamás un planeta más allá de nuestro sistema solar. Que los hubiera en esa zona alrededor de otras estrellas, no era más que una suposición. A pesar de que se ilusionó cuando detectó una señal, lamentablemente para él, no era más que una interferencia de una onda de origen terrestre.

Teniendo en cuenta que es difícil que los gobiernos, incluso el de EEUU, destinen fondos a este tipo de proyectos tan inciertos, la investigación no prosperó. Lo que no quiere decir que Frank Drake hubiese dejado de pensar en sus vecinos espaciales.

Ecuación de Drake

Fue por esa época que se puso a pensar en la forma de estimar la probabilidad de que hubiera otras civilizaciones inteligentes en nuestra galaxia. Para eso buscó concentrar todos los factores que los astrónomos necesitarían para hacer esta presunción, en una expresión matemática que se popularizaría bajo el nombre de Ecuación de Drake.

Entre las variables que contempla esta ecuación aparece: la fracción de estrellas de nuestra galaxia que puede hospedar planetas, el número de planetas habitables por sistema solar, la probabilidad de que un planeta desarrolle vida, de que esta sea inteligente y así.

No la ideó con el objeto de obtener un resultado inmediato, sino de diagramar una guía para que los científicos sepan qué datos necesitaban conocer para calcular esta probabilidad, solo se habían descubierto hasta ese entonces los 8 planetas de nuestro sistema solar y Plutón.

Para sorpresa de Frank Drake y su familia, esta ecuación se convirtió en una de las más populares de la ciencia, al punto de que la gente en EEUU empezó a tatuársela y a pegarla en los vidrios de sus autos.

Mensajes en botellas

En 1966 Frank Drake fue nombrado director del Observatorio de Arecibo en Puerto Rico, con la misión de convertir aquella base para la defensa militar en un centro especializado en investigación astronómica.

En la década del 70, participó del diseño de los dos mensajes más famosos que la humanidad lanzó al espacio. El primero fue la placa y grabación que se enviaron con las naves Pioneer 10 y 11 de la NASA, que partieron de la Tierra con el objetivo de estudiar de cerca los planetas Júpiter y Saturno, y desde entonces siguen viajando por el espacio.

La placa contiene ilustraciones de una mujer y un hombre, de nuestro sistema solar y su ubicación en la Vía Láctea. La grabación, tiene imágenes y sonidos de distintas culturas que habitan nuestro planeta. También participó de la concepción de este mensaje el famoso astrónomo y divulgador Carl Sagan.

El otro mensaje se envió en forma de ondas de radio, para conmemorar la renovación del radiotelescopio de Arecibo en 1974. Pesa 1679 bits, que equivalen a tres minutos, y tiene codificados algunos datos sobre la vida en este planeta, como una ilustración de una molécula de ADN y los elementos que la constituyen, y otros sobre nuestra especie. Si Drake tiene suerte, llegará al cúmulo de estrellas M13 (compuesto por 400 mil de ellas), dentro de apenas 25 mil años.

El legado de Frank Drake

En 1984 Frank Drake se mudó a Santa Cruz y asumió el cargo de decano de la división de Ciencias Naturales de la Universidad de California, desde donde vería como se propagaba el virus de la búsqueda extraterrestre que había soltado un par de décadas antes.

Para ese entonces la NASA ya había fundado el instituto SETI (Search for extra terrestrial intelligence) que Drake apoyó e impulsó desde sus comienzos y del que sería presidente emérito a partir de 2003. La estrategia que este utiliza no difiere mucho de lo que él pensó en 1960, ya que consiste en captar ondas de radio provenientes del espacio, así como enviarlas.

Tal es la capacidad computacional que se necesita procesar las ondas provenientes de cada rincón del universo, que el instituto lanzó el programa SETI@Home, que permite que entusiastas aficionados de todo el mundo colaboren con el procesamiento de las ondas con sus computadoras personales. Cuando el radiotelescopio de Arecibo sufrió un daño irreversible en 2020, el número de inscriptos superaba los 3 millones de personas.

También llegó a ver como se completaban las variables de su ecuación. A partir de la década del 90 se descubrieron miles de planetas que orbitan distintas estrellas de nuestra galaxia, a tal punto que se estima que el número de sistemas solares solamente en la Vía Láctea ronda entre 100 mil y 400 mil millones. Usando su ecuación, la probabilidad de que no haya vida extraterrestre da bastante baja.

Aunque ya no esté entre nosotros, Frank Drake seguirá presente por mucho, mucho tiempo. Dentro de miles de años, cuando nuestro sol colapse destruyendo la Tierra y la humanidad sea irreconocible, sus mensajes continuarán surcando el abismo cósmico.