El próximo domingo 2 de octubre se celebrará una de las elecciones más relevantes de la última década para el continente americano y el mundo: 150 millones de brasileros acudirán a las urnas para elegir a su presidente, en un proceso democrático que es el segundo más popular del mundo.
Y aunque son cuatro los candidatos, toda la atención está puesta en el enfrentamiento entre el actual presidente Jair Bolsonaro y su principal opositor político, Lula da Silva, que lidera todas las encuestas.
La principal duda es si este apoyo le alcanzará a Lula para ganar en primera vuelta o será necesario que la elección se proyecte hacia a un ballotage, que se celebraría el próximo 30 de octubre.
Tratando de evitar este escenario, Lula hizo un llamado a los electores del laborista Ciro Gomes- que proyecta un 8%- a que expresen un “voto útil” contra Bolsonaro y decline en su postulación. Esta moción fue apoyada por 40 líderes históricos del Partido Democrático Laborista, que le pidieron que manifieste su apoyo a Lula para “derrotar al fascismo de Bolsonaro en primera vuelta”.
En esta línea, el expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) también llamó a votar por Lula para defender la democracia. “Pido a los electores que voten a quien está comprometido con el combate a la pobreza y la desigualdad (...), la preservación de nuestro patrimonio medioambiental y el fortalecimiento de las instituciones”, escribió en su cuenta de Twitter.
Pido a los electores que voten a quien está comprometido con el combate a la pobreza y la desigualdad (...), la preservación de nuestro patrimonio medioambiental y el fortalecimiento de las instituciones
Fernando Henrique Cardoso
Por su parte, Bolsonaro encarará la elección en medio de los desacuerdos con el Partido Liberal (PL), que le piden moderar el tono y acercarse un poco más al centro político, mientras él sigue apelando a sus seguidores ultras y desprestigiando la transparencia del sistema político.
Este lunes, Bolsonaro asistió al funeral de la Reina Isabel II y aseguró desde allí que si no gana en la primera vuelta- algo que no prevé ninguna encuesta- habrá “algo raro” en el escrutinio.
El martes, en tanto, transformó a la Asamblea de la ONU, en Nueva York, en una plataforma de campaña en la que denunció “la corrupción sistemática” de la izquierda y le enrostró a su rival haber sido condenado en 2017, justo antes de la elección que lo catapultó al poder.
En Nueva York, incluso, se animó a cantar con sus seguidores “imbroxável", palabra que coloquialmente define en forma grosera al hombre que no falla a la hora del sexo y usa para exaltar la virilidad que dice mantener a los 67 años.
Tras esos viajes, retomó su campaña este jueves, insistió en que ganará "en la primera vuelta" y afirmó que, una vez pasado el 2 de octubre, "Lula continuará en el basurero de la historia".