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Columnistas

La danza de los millones: los estadios de Qatar 2022

El Mundial 2022 será el más cercano a Argentina de la historia después del de 1930 en Montevideo. Ocho canchas de primer nivel recibirán a 32 selecciones en 64 partidos. En la construcción de las sedes gastaron lo que cuesta el Bayern Munich. Tres de esas canchas fueron diseñadas por el hijo de un ministro de Adolf Hitler. Y solo un seleccionado salió campeón en tierras qataríes: Argentina. 

Desde hace casi treinta años Qatar utiliza al deporte como una suerte de lavado de imagen, pero también para hacerse un nombre y generar negocios. Este Mundial será el de presupuesto más abultado, no solo de la historia del fútbol, sino del deporte. Si bien no hay números oficiales, se estima que organizar el torneo costará 200.000 millones de dólares, el cuádruple de lo que costaron los Juegos Olímpicos de Sochi en 2014 y casi quince veces más que lo que los rusos invirtieron para 2018. Dentro de esa carrada de petrodólares están los ocho estadios, siete de los cuales fueron hechos a nuevo y uno, el estadio Internacional Khalifa, remodelado por alrededor de 374 millones de dólares. Inaugurado en 1976, es la casa oficial del seleccionado nacional. Sede de los Juegos Asiáticos de 2006, la Copa Asiática 2011, el Mundial de Atletismo 2019 y el Mundial de Clubes de ese mismo año, recibirá ocho partidos y ahí se definirá el tercer puesto. 

Lionel Messi y Angel Di María ya saben lo que es jugar ahí e irse victoriosos: Argentina le ganó un amistoso a Brasil el 17 de noviembre de 2010 durante la corta y tumultuosa gestión de Sergio Batista. Tras un primer tiempo intenso con varias situaciones, el segundo se tornó chato hasta que en el último minuto Messi robó en mitad de cancha y dibujó su jugada clásica: explosión, slalom de derecha a izquierda y se la cruzó a Victor para sellar el 1-0.

En 2005, frente a Brasil, la Argentina ganó un Mundial en Qatar de la mano de José Pekerman. 

Sin embargo, allí también se jugó un partido más importante quince años antes, también contra la verdeamarelha y que valió un título: la final del Mundial masculino Sub 20. Nigeria tenía que organizar el torneo, pero la situación política interna de la Junta Militar que había dado el golpe de Estado en 1993 y una epidemia de meningitis decidieron a la FIFA a mudar el torneo a Qatar. Fue el primer título de la gestión de José Pekerman con jugadores como Juan Pablo Sorín, Walter Coyette y Leonardo Biagini.

Estadio de Lusail.

A 15 minutos de auto se encuentra el Ahmad Bin Ali de Rayan, la segunda ciudad más poblada detrás de Doha, con 270.000 habitantes. El estadio, lindante con el desierto, se conecta con la capital gracias a un tren rápido. Allí se jugaron los tres repechajes de junio que entregaron las últimas dos plazas para Australia –eliminó a Emiratos Árabes y a Perú– y para Costa Rica, que derrotó a Nueva Zelanda. Erigido en 2003, es el único que fue demolido y vuelto a construir sobre el mismo territorio, donde se reinauguró en 2020. Recibirá siete partidos entre los que se destaca el clásico entre Gales e Inglaterra del 29 de noviembre. 

 El Al Bayt de Jor, con un estimado de 847 millones de dólares, es el más caro de todos.

El seleccionado argentino tiene dos estadios asignados para la primera ronda: el Icónico de Lusail para los partidos con Arabia Saudita y México, y el 974 para el cierre de grupo contra Polonia. Este último tiene varias singularidades: es el primero de toda la historia que será desmontado al final del Mundial. El nombre se debe al prefijo telefónico del país y a que se utilizó ese mismo número de contenedores para su construcción. Esos depósitos serán utilizados para distintas facilidades como baños, puesto de comida y espacios comunes. 

El estadio 974, donde Argentina jugará contra Polonia, será desmontado al final del Mundial.

El estadio Icónico es la joya de la corona del torneo porque es el que más partidos recibirá, diez, incluidos los tres partidos con mayor demanda de tickets: la final y los dos del equipo de Lionel Scaloni. Con 80.000 espectadores, ostenta un parecido al Nido de pájaro de Beijing usado en los Juegos Olímpicos de 2008 y es el de mayor capacidad, aunque cuando termine todo, será reducido a un cuarto de sus butacas. Cuando Qatar presentó su proyecto a la FIFA, incluyó la creación de una ciudad desde cero donde estaría el estadio de la definición, cosa que entusiasmó a Joseph Blatter y compañía. De acuerdo a la investigación que llevan adelante fiscales estadounidenses, también hubo otras millones de razones para elegir al país asiático. Diez años y 45.000 millones de dólares después, Lusail es un moderno centro urbano que alberga a 200.000 espectadores 32 kilómetros al norte de Doha. El arquitecto a cargo del proyecto fue Albert Speer Jr., hijo homónimo de su padre, que revistió como ministro de Armamento y Producción de Guerra de la Alemania nazi. Speer padre fue parte de los 24 dirigentes que fueron llevados a los Juicios de Nüremberg, donde se salvó de la pena de muerte y fue condenado a 20 años de cárcel. Murió en 1980 de un infarto cerebral. De sus pocas obras arquitectónicas que sobrevivieron, la más imponente es, paradojas del destino, el estadio Olímpico de Berlín donde se hicieron los Juegos de 1936.

El estadio Khalifa.

Su hijo diseñó el plan maestro para el acceso al complejo olímpico de Beijing 2008, que constó de una avenida que conecta la Ciudad Prohibida con el Nido de Pájaro. No faltaron quienes vieron en esta idea similitudes con el proyecto de su padre, que había planificado un eje norte-sur para la nueva Berlin, que Adolf Hitler quería bautizar como Germania. En una nota que le hicieron en 2003 afirmó que no pensaba emular, superar ni mucho menos a su progenitor. "Tenía 9 o 10 años, y desde esa perspectiva lo imaginaba como un tío. Para un niño, Hitler era un hombre como cualquiera". 

Para un niño como yo, Hitler era un hombre como cualquiera.

Albert Speer Jr., arquitecto del estadio Icónico

El urbanista alemán también diseñó el Al Bayt de Jor, la sede más al norte. Con un estimado de 847 millones de dólares, es el más caro de todos y el segundo más grande, detrás del Icónico, con 60.000 espectadores, el doble de su población local. Ahí se va a jugar el partido inaugural y una de las semifinales, además de otros cinco partidos de grupo, un octavos y un cuartos de final. Como algunos de los estadios, su forma representa un aspecto de la cultura qatarí, en este caso como una carpa, similar a las típicas bayt al sha´ar de los pueblos nómades. Es un rectángulo imponente al que se puede llegar por subte desde Doha o también a través de los taxis acuáticos que terminan en la playa Farkiah, a seis kilómetros del estadio, al que se llega a través de la avenida Al Oqda.

Estadio Al Thumama.

La empresa de Speer también construyó el Al Janoub de la ciudad de Al Wakrah, que fue diseñado por la arquitecta anglo-iraquí Zaha Hadid, autora del Parque Acuático usado en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Tiene 40.000 butacas, que se reducirán a la mitad y en el predio habrá una escuela, mercados, restaurantes y un parque público. Ahí se jugarán tres partidos del Grupo D, con el que se cruzarán los dos mejores de la zona de Argentina. Al igual que Al Bayt, su techo de 230 metros está inspirado en un objeto propio del país como son los botes dhow, embarcaciones de velas triangulares y bajo calado, utilizadas para la pesca y el traslado de mercaderías. 

Estadio de la Ciudad de la Educación.

Ubicados en Doha, el Ciudad de la Educación y el Al Thummama son construcciones que representan un diamante y un gahfiya, el tradicional tocado árabe. El primero fue el segundo más caro, con un presupuesto de alrededor de 700 millones de dólares y tiene 40.000 asientos: la mitad serán donados para obras de infraestructura en países pobres tras el torneo.

El Al Thummama es uno de los pocos realizados por un arquitecto local, Ibrahim Jaidah, cuyo estudio ha construído varias mezquitas, embajadas qataríes y una veintena de hoteles. 

Durante la primera ronda habrá hasta cuatro partidos por día y gracias a la cercanía entre estadios se podría ver más de un juego por jornada, gracias a que en siete horas de auto se pueden unir las ocho sedes –que costaron un total de 4.284 millones de millones, dinero con el que se podría comprar el Bayern Munich, tazado en 4.215 millones según la revista Forbes. Los únicos dos equipos que superan al gigante bávaro son Barcelona y Real Madrid con una valuación estimada en 4.760 millones. Desde 2016 Aministía Internacional viene denunciado las condiciones esclavizantes en la construcción de las sedes y alertando que al menos morirín 4.000 obreros. Mientras, en Qatar ya tienen todo listo para que el Mundial más polémico de la historia arranque.