El escritor y periodista Juan Ruocco estableció una particular relación entre el ataque de Fernando Sabag Montiel a la vicepresidenta Cristina Kirchner y los memes. Este estudiante de Filosofía hace tres años que investiga los sitios marginales de Internet donde los usuarios publican todo lo que Twitter, Facebook e Instagram no permiten.
Como en toda comunidad de Internet, los memes no pueden faltar. Ruocco explicó en Radio Con Vos: "Van generando un idioma propio, en ese idioma propio empiezan a circular un montón de discursos violentos respecto de un montón de colectivos".
¿Qué sucede con los memes en estos grupos? En el mundo real se convierten en algo más que una risa. "Dentro de esos memes hay algunos que llevan a tomar acciones en el mundo real, por ejemplo un atentado suicida" detalló el joven escritor y añadió: "Los memes y las ideas que permiten la existencia de un atentado suicida son un meme peligroso".
Toma el concepto de "meme peligroso" que acuñó el científico Richard Dawkins: "Un meme que puede llegar a una consecuencia negativa o bastante complicada".
En estos foros de Internet no solo generan un idioma común a través de la violencia, sino que también comparten símbolos. Varios de ellos los tiene tatuados el atacante de Cristina Kirchner, Fernando Sabag Montiel. El sol negro, símbolo de la SS, la organización paramilitar nazi; el martillo de Thor y la cruz de hierro, también un símbolo del ejército nazi.
También creen en la teoría conspirativa de la decadencia de occidente, que Ruocco explicó en Mejor País del Mundo como: "Lo que dice es que Europa y sus países hermanos están sufriendo un genocidio sistemático mediante la importación de inmigrantes asiáticos, árabes, africanos para destruir mediante el multiculturalismo a la población 'étnica originaria'".
El resultado de las conversaciones y los memes de estos sitios de Internet terminan siendo atentados contra la vida o las vidas de quienes identifiquen como el origen de todos los males. En ese sentido, el periodista y escritor que los investiga hace tres años enumeró atentados en Nueva Zelanda, Noruega y Estados Unidos.
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