Si la salida a los problemas económicos del país "es Ezeiza", esa es también la entrada ante un eventual ataque nuclear entre Estados Unidos y Rusia. Argentina y Australia serían los únicos países con esperanzas de sobrevivir frente a una situación de tal magnitud, algo que desde que empezó la guerra en Ucrania ha estado presente como un temeroso, aunque quizás no tan probable final.
El dato fue publicado originalmente por la revista internacional Nature Food y difundido hoy en la edición del diario británico The Times. "Según un nuevo estudio, los países con mayores esperanzas de al menos ver sobrevivir a su civilización en la década siguiente a una guerra nuclear serían Argentina y Australia", publicó el medio.
Argentina sería uno de los países menos afectados por un ataque nuclear en Rusia incluso por los siguientes diez años posteriores.
El estudio ignoró las muertes iniciales de las explosiones nucleares y se enfocó en lo que podría suceder en el mundo luego de los incendios masivos que se iniciarían como consecuencia. En este sentido, se hizo énfasis en el impacto que esto tendría en la producción de alimentos por el hollín, que a su vez afectaría la iluminación del sol.
Así, "incluso si evitas estar entre las muertes iniciales, el efecto indirecto del conflicto significa que cinco mil millones de personas -el 75 % de la población mundial-, podrían morir de hambre en todo el mundo en los años inmediatamente posteriores al ataque". ¿Por qué Argentina quedaría al margen de esta realidad?
Para llegar a las estimaciones, los investigadores insertaron modelos de las consecuencias para la agricultura ante la caída de la luz solar y la temperatura tras los incendios. Como resultado, la mayoría de los países del planeta vieron una reducción de al menos el 90% en calorías.
Sin embargo, algunos países como Australia, Argentina, y una franja de África central, mantuvieron la producción de calorías. Esto es por dos motivos: son áreas donde ya se trabajaban cultivos resistentes y en grandes cantidades -como el trigo- y, a su vez, porque la población es más reducida, según explicó el profesor Alan Robock, de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey y coautor del estudio.
"Todavía habría suficiente producción doméstica para ellos, pero se puede imaginar que habrá flotillas de refugiados hambrientos de Asia en camino", explicó el experto.