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Columnistas

Sócrates y la Democracia Corinthiana

Sócrates

El 2 de febrero será la primera vuelta electoral en Brasil donde el favorito es Lula Da Silva, mientras que Jair Bolsonaro busca la reelección. Ese día se iba a jugar la final de la Copa Sudamericana en Brasilia, pero hubo que mudar el partido a Córdoba por los comicios. La grieta alcanza a los dos principales candidatos también en lo futbolístico: Lula es hincha de Corinthians y Bolsonaro de Palmeiras, los dos colosos que desde 1917 animan el Derby Paulista, el partido más importante de ese estado. El actual presidente viene amenazando, en modo Donald Trump, que si pierde no asumirá el resultado. Es por ello que esta semana, bajo el lema #Estadodiretosempre (estado de derecho siempre), artistas llaman a defender la democracia ante ese peligro. Hay quienes comparan esta movida con la campaña “Diretas Ja”, que en plena Dictadura pedía elecciones libres. Uno de los motores de ese reclamo fue el Corinthinas de Sócrates, la Democracia Corinthiana.

En 1981, Corinthians terminó vigésimo sexto en un torneo brasilero elefantiásico que tenía 44 equipos, donde Gremio le ganó la final a San Pablo. Ese fue el punto de quiebre para la salida del español Vicente Matheus de la presidencia, a la que había llegado en 1959. Empresario de la construcción y la minería y dirigente de la vieja escuela donde no se gastaba más de lo que ingresaba, había logrado en 1978 quedarse con el joven Sócrates que jugaba en el Botafogo de Ribeirao Preto, donde estudiaba medicina. En su lugar, asumió Waldemar Pires que tomó una decisión clave en el andar de los próximos años del equipo: eligió como responsable del fútbol al sociólogo Adilson Monteiro Alves, inexperto en el área, pero con muchas ideas revolucionarias. “El país lucha por la democracia. Si lo logra, el fútbol quedaría al margen porque en los países democráticos el fútbol aún es conservador. Tenemos que cambiar eso”, fue uno de los primeros diálogos con un vestuario al que le cedió el liderazgo y fomentó la libre discusión. Son célebres las historias donde se debatía desde las paradas en la ruta para ir al baño, la táctica a utilizar, qué entrenador contratar y hasta si Walter Casagrande podía volver de una gira de Japón porque extrañaba a su novia.

Incluso, los premios que obtenían se repartían de manera proporcional entre jugadores, cuerpo técnico, dirigentes y empleados del club. Si bien había una horizontalidad plena, había cuatro nombres que sobresalían: Casagrande, Wladimir, ambos en el club desde las inferiores, Zenón y Sócrates, el Doctor.

Fundado por cinco trabajadores en 1910, recibió el hombre en homenaje a un homónimo equipo inglés que estaba de gira por Brasil. Eligieron como presidente al sastre Miguel Battaglia que lanzó unas palabras premonitorias: “Corinthians va a ser el equipo del pueblo y el pueblo es quien va a hacer el equipo”. Mario Travagliani asumió como entrenador en 1982 y el equipo cambió su juego por uno más ambicioso, que le permitió ser protagonista. Cayó en semifinales del torneo nacional contra Gremio que volvió a ganar el título, pero se quedaron con el campeonato Paulista donde derrotaron a San Pablo en la final.

Sócrates

Brasil atravesaba últimos años de la Alianza Renovadora Nacional, Arena, la fachada que usaron los militares perpetuar los gobiernos dictatoriales durante más de veinte años. Dirigentes políticos, sindicales y periodistas comenzaban a desafiar al gobierno de Joao Figueredo que había asumido en 1979 y encontraban en el equipo a un aliado potente. Lula, el arquitecto comunista Oscar Niemeyer, Rita Lee o Gilberto Gil, que les escribió la canción “Andar con fe”, eran varios de los que se referenciaban con ellos. "Si los jugadores siguen participando en las decisiones del club, si los dirigentes no se asustan y si la prensa apoya, veremos que aquí se vive una democracia, una democracia corinthiana." escribió Juca Kfuori en la revista Placar dando origen al apodo. Washington Olivetto, vicepresidente de Corinthians y uno de los mejores publicistas del país, tomó nota y la frase terminó en la camiseta.

Tras casi veinte años de proscripción, la Dictadura hizo una concesión y permitió que haya elecciones regionales de San Pablo el 15 de noviembre de 1982, un mes antes de las finales del estadual. Olivetto, valiéndose de una autorización de FIFA que permitía las inscripciones en las camisetas y con el aval de los jugadores, estampó “Dia 15 vote” para visibilizar y alentar a la ciudadanía a ir a las urnas. En ese momento el gobernador era José María Marín, que luego sería el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol y terminó condenado a cuatro años de cárcel en el marco del FIFA Gate.

Ese hecho sirvió como detonante para que en marzo de 1983 cien personas se congregaran en Abreu e Lima, un pequeño pueblo de Pernambuco, para reclamar por elecciones libres. Corinthians fue otra vez fue campeón paulista contra San Pablo, con un gol de Sócrates en cada juego, pero el golpe lo dieron antes de los partidos cuando salieron con una bandera que decía “Ganar o perder, siempre con democracia”. El movimiento “Diretas Ja” (Elecciones ya) avanzaba en volumen y contaba con apoyos como Milton Nascimento, Caetano Veloso, Chico Buarque o Maria Bethania, que actualmente motorizan la campaña #Estadodiretosempre. También participaron Lula y Fernando Henrique Cardoso que en los años ´90 se enfrentarían en las urnas. La intención de “Diretas Ja” era que se aprobara en el Congreso la enmienda Dante de Oliveira, llamada así por el entonces diputado que la había escrito.

La Democracia Corinthiana puso todo su capital simbólico a favor de la propuesta como se puede ver en el documental “Democracia em preto e branco” de 2014. Sobre todo, un acto monumental que se hizo en San Pablo y que cerró con Sócrates, pegado a Cardoso, bramándole a la multitud que se si aprobaba la enmienda no se iba del país, puesto que tenía una oferta de la Fiorentina. El proyecto requería de mayoría calificada con dos tercios para ser aprobada, pero saco 298 de los 320 que necesitaba y no prosperó. Sócrates se fue a Italia, la Democracía Corinthiana se diluyó, sobre todo cuando Monteiro Alvez perdió las elecciones del club contra Roberto Pasqua, afín a los militares. Pero en 1985 Brasil pudo elegir presidente y cuatro años después recién tener elecciones plenas. “Cuando pisábamos el césped, sabíamos que estábamos participando de algo más que en un simple partido de fútbol. Luchábamos por recobrar la libertad en nuestro país”, recordó alguna vez el Doctor.

Sócrates capitaneó a los seleccionados brasileros en los Mundiales de 1982 y 1986, dos de los mejores equipos no campeones de la historia. Se retiró a los 33 años, ejerció la medicina y el periodismo, se afilió al Partido de los Trabajadores, pero su adicción al alcohol lo mató a los 57 años de una hemorragia digestiva agravada por la cirrosis hepática que padecía. Cuando se fue a Italia dijo que volvería y moriría un día que Corinthians celebrara un campeonato. Ese 4 de diciembre, mientras él yacía en el Hospital Albert Einstein, Corinthians empataba de local el clásico con Palmeiras y ganaba su quinto Brasileirao.

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