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Cultura & Espectáculos

25 años de Arbolito: "Si la dirigencia nos representa, somos un desastre"

Empezaron tocando en la calle y se sumaron a las asambleas y piquetes de fines de siglo. El viaje como mochileros por Latinoamérica. Contrato con una discográfica y prejuicios. La relación con Osvaldo Bayer y el desafío de la autogestión.

Arbolito cumple 25 años. El grupo se formó en plena década noventera y desde entonces siguió una misma línea de laburo: autogestión e independencia. Además, sus letras reflejan una mirada político-social y le dan voz a quienes no son escuchados a través de su folk rock. El 13 de agosto festejan este cuarto de siglo con mucha música y actividades artísticas y sociales.

“Eran años turbulentos. Empezamos en el ‘97 –caída del menemismo, los primeros piquetes, cortes de ruta, quilombo por todos lados– y nuestra generación fue parte de ese cambio”, aseguró a Diario Con Vos el vocalista principal, Ezequiel Jusid. El arte, la música y las actividades culturales barriales formaron parte de la resistencia popular a un modelo de país agotado, y Arbolito fue parte de ella.

Jusid aseguró que se trataba de “una revolución cultural hermosa” de la que quisieron formar parte: “Las primeras fechas eran en la calle, en asambleas, con los docentes. Fuimos mucho a cárceles, escuelas, adonde nos invitaran a tocar. Después se fue dando el camino artístico, pero estuvimos muchos años como músicos callejeros”.

Un Arbolito que se riega solo

La historia de Arbolito empieza dos años antes, cuando Jusid y Agustín Ronconi (flauta, charango, guitarra y voz) hicieron un viaje de mochileros por distintos países de Latinoamérica. Así, se familiarizaron con la música de cada lugar que visitaron y la incorporaron a su radar. “A partir de ahí empezamos a conectar musicalmente, y después ya en la escuela le dimos un poco de forma”, contó.

Jusid se refiere a la Escuela de Música Popular de Avellaneda, a la que ingresaron para hacer la carrera de Folklore. Ahí conocieron a quienes terminarían de conformar el grupo: Andrés Fariña (bajo), Pedro Borgobello (clarinete, quena y guitarra) y Diego Fariza (batería). Así, se fue armando una banda con fuertes bases folkloricas, pero al ser “de territorio y generación rockera”, el perfil musical de Arbolito terminó en una fusión entre ambos géneros (aunque no le hacen asco a tocar ningún estilo).

Ezequiel Jusid, vocalista de Arbolito.

“El mercado es el que impone las diferencias. Nos costó mucho al principio porque las peñas no nos querían, hacíamos bardo, no seguíamos las estructuras. No gustaba que tuviéramos guitarra eléctrica, y en el ambiente de rock tampoco porque teníamos charango, quena. Eso nos obligó a elegir un camino independiente, autogestivo”, indicó Jusid. Por eso empezaron a tocar en plazas y ferias artesanales, algo que hicieron por varios años.

Las peñas no nos querían porque teníamos guitarra eléctrica y en el ambiente del rock nos les gustaba que tuviéramos charango y quena.

Ezequiel Jusid, cantante

Con el tiempo empezaron a producir sus fechas en espacios más equipados, pero siempre a pulmón: “Hacíamos la barra, sonido y luces y juntábamos varias bandas. Empezó a seguirnos un público diferente al que se movía en los estándares. Lo vemos todavía: gente de todas las edades, hasta abuelos con sus nietos”. 

Ese espíritu autogestivo se mantuvo siempre, aunque por un período firmaron un contrato con Sony para la grabación de tres discos, que terminaron siendo dos por problemas de la empresa. “Fue una experiencia buenísima. Nos costó mucho firmar el contrato; muchas contradicciones y prejuicios. Teníamos el fantasma de que nos querían cambiar, y nada que ver: les gustaba lo que hacíamos”, explicó el vocalista.

Esa fue la primera vez que grabaron en un estudio profesional, con productor artístico, micrófonos buenos y técnicos profesionales. “Antes era tocar REC y salir corriendo a tocar”, agregó el músico. Una vez que les mostraron el "dulce", decidieron seguir produciendo a ese nivel profesional, con la “pequeña” diferencia que implica poner la plata desde sus bolsillos.

Militancia musical

El perfil social del grupo se puede explicar ya desde su nombre. Lo tomaron de la historia de Nicasio “Arbolito” Maciel, cacique ranquel famoso por haber decapitado al coronel Federico Rauch durante las campañas para “limpiar” de indígenas La Pampa. A este personaje llegaron a través del libro Rebeldía y esperanza, de Osvaldo Bayer, con quien mantuvieron una amistad muy grande a partir del homenaje.

“Nos pareció un símbolo de la resistencia latinoamericana. Fuimos a la casa de Osvaldo y le gustó mucho la idea, se emocionó”, relató Jusid. Bayer estuvo dos meses preso por una investigación que hizo sobre este tema en los ‘60: “Osvaldo había ido a Rauch (en provincia de Buenos Aires) a contar la historia porque tenían el nombre de un genocida. Después se enteró que el ministro de Interior era el bisnieto de Rauch, entonces lo metieron en cana”.

La amistad con Osvaldo Bayer les abrió las puertas para visitar escuelas y pueblos que presionaban para cambiar sus nombres, por pertenecer a militares de la Campaña del Desierto.

El periodista e historiador los acompañó en varias giras y hasta ha subido al escenario con ellos para contar su historia. Además, esto les abrió las puertas a visitar escuelas y pueblos que, como había querido Bayer, presionaban para cambiar los nombres de esos lugares, por pertenecer a militares de la Campaña del Desierto.

“Viajamos mucho por el país y siempre hay alguien de pueblos originarios que nos saluda, nos invitan a sus comunidades, a compartir algo. El nombre nos permitió eso y nos hizo crecer mucho como personas, salir de la burbuja de acá y entender que hay otras realidades con una cosmovisión muy distinta a la del capitalismo urbano”.

Fotos de la banda: Facu Cardella.

De esta manera, Arbolito encontró en su música una forma de militancia, de lucha por causas que les parecen importantes y de dar una mano desde su lugar. “Es una gran herramienta para militar. Desde movimientos indígenas, campesinos, desocupados, docentes… tienen que manifestar algo y llaman a Arbolito. Y si no podemos tocar, vamos igual”, afirmó Jusid.

Sin embargo, más allá del mensaje que se quiera transmitir, la música es fundamental y no queda relegada a un segundo plano. “Nuestros recitales son una fiesta. Capaz estás cantando algo que es un bajón, pero la gente está haciendo pogo o un trencito. Queremos que la gente se divierta, se abrace y piense también”.

Nuevo disco y festejo por los 25 años

Esta fiesta tendrá su pico el próximo sábado 13 de agosto, cuando se presenten en el Complejo Art Media en lo que Jusid definió como una especie de “feria cultural” para festejar sus 25 años. Además de su show, habrá otras presentaciones de artistas invitados, como la escuela popular de percusión La Chilinga, El Choque Urbano y artistas de La Garganta Poderosa, entre otros.

Por otra parte, el grupo está trabajando en un nuevo disco, del cual adelantaron dos canciones. La primera se llama “Indestructible”, donde repiten que “la cultura es indestructible”. Al consultarle por esa frase, Jusid dio dos explicaciones. La primera tiene que ver con una ley aprobada durante el gobierno de Mauricio Macri -la 27.432- donde se plantea el desfinanciamiento de producciones nacionales de cine, teatro, música, radios y televisiones comunitarias y a las bibliotecas populares. En junio, Diputados dio media sanción a la prórroga del beneficio.

Por otra parte, el músico aseguró que se trata de “un grito de la humanidad contra el fascismo. En toda la historia, por más genocidios, migraciones, etnocidios o exilios que haya, la cultura es lo que persiste. Lo cultural permite que los pueblos, por más atrocidades que cometa el ser humano, sigan existiendo”, explicó. 

El otro tema -estrenado el jueves pasado- se llama “Todo igual”. Hablando de las diferencias y similitudes entre el país en que se formó Arbolito y hoy, y tras reivindicar algunos derechos adquiridos en los últimos años, Jusid aseguró que en otras cuestiones, todo sigue igual: “Las estructuras no se mueven. La dirigencia argentina, de la política, el fútbol y los sindicatos, es lamentable. No sé si representan realmente lo que somos: si lo hace, somos un desastre. Hay cada vez más pobres y los que tienen mucha guita tienen cada vez más. Pasa en todo el mundo, pero acá estaría bueno que empiecen a cambiar ciertas cosas”, cerró.

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