“Nos merecemos una despedida”, todavía dicen los ricoteros, como si aquel recital del Chateau Carreras (hoy Mario Kempes), del que hoy se cumplen 21 años, no hubiese oficiado de tal forma. Nadie sabía que ese iba a ser el último show de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Todavía se especula si la banda lo había decidido así. Lo cierto es que, con varios diarios de lunes leídos, todavía los fanáticos repiten que no les gustó cómo se despidieron. “Daban sus labios rocío” que aparentemente no se “bebieron” del todo.
Había salido el revolucionario Momo Sampler (el álbum que “celebra los cánticos que denuncian las trapisondas de los notables”, según el Indio) y la banda sorprendió anunciando que primero sería presentado en el estadio Centenario de Uruguay, donde tocaron el 22 de abril de 2001, y que recién lo mostrarían en vivo en Argentina casi tres meses más tarde. El show contó con más de 45 mil espectadores que, pasadas las 19, escucharon los primeros acordes de “Unos pocos peligros sensatos”.
“Quisiera agradecer al doctor Guillermo, quien, Decadrón mediante, permitió que estuviera aquí”, dijo el Indio ya arriba del escenario.
La rebeldía como estandarte
Con cierto resquemor de las autoridades; con la prensa sensacionalista totalmente en contra y con los vecinos escandalizados (cóctel que ya había hecho suspender un recital en Olavarría en 1997, otro en Arroyo Seco en 1996 y prohibido el ingreso a ciudades como Mar del Plata desde 1999), el 4 de agosto del 2001 la banda nacida en La Plata salió a encontrarse una vez más con sus devotos.
“En la previa del show, en los alrededores del estadio, estábamos todos compartiendo birra, mate, faso, morfi, fútbol, música, historias. A un costado había unos 8 policías, les cantábamos ´el que no salta es un botón´, ´matar un rati para vengar a Walter (por Bulacio)´. Hasta que uno no tuvo mejor idea que subirse arriba del techo de un patrullero a saltar. Ahí nomás lo bajaron y le pusieron los ganchos como para llevárselo. En ese momento, todo el mundo dejó de hacer lo que estaba haciendo, algunos para mirar –como yo, que no entendía nada de lo que pasaba– y otros tantos que no dudaron en ir a exigirles que lo suelten, porque si no iba a haber problemas. Ante la insistencia, no tuvieron más remedio que liberarlo. Ahí me quedó muy claro el mensaje que siempre daban Los Redondos: ´cuidarse uno y cuidar al que tenemos al lado´", recordó Facundo que estuvo en el recital.
Un descontrolado fan le revoleó una zapatilla y Solari lo desafió: “¿Qué te creés, boludo? No somos Los Violadores. Vení al camarín a tirarme cosas”.
Claro que Los Redondos no produjeron su espectáculo en Córdoba en condiciones normales. Primero, porque la Negra Poli, manager de la banda y mujer del guitarrista Skay Beilinson, desafiaba el negocio del rock corporativo buscando modos alternativos de montaje, a tono con una política de autogestión que el grupo practicaba desde sus comienzos. Es decir, si en Córdoba ya había una empresa que copaba la producción de conciertos, la Negra se empeñaba en asociarse con “otra gente”. Y así lo hizo. Armó una estructura faraónica en el Olímpico junto con un empresario santafesino, Arturo Iturraspe, y no con los locales José Palazzo y Héctor Emaides.
Más tarde, un descontrolado fan le revoleó una zapatilla a Solari que, hombre de pocas pulgas, lo desafió: “¿Qué te creés, boludo? No somos Los Violadores. Vení al camarín a tirarme cosas”.
“Poco me acuerdo, la verdad”, le dijo a Diario Con Vos Pedro que asistió al Chateau. “Viajé en Bondi 15 horas re loco, antes que arranquen yo ya estaba roto”, completó. Es que las “misas” siempre fueron esos peregrinajes al lugar elegido, donde se mezclaba el desenfreno, la ansiedad, las canciones carraspeadas y los inagotables licores.
Durante casi dos horas, Carlos ‘El Indio’ Solario en voz, Skay Beilinson en guitarra Walter Sidotti en batería, Sergio Dawi en saxo, Semilla Buciarelli en bajo y Hernán Aramberri en batería y samplers, hicieron un repaso, no solo del último disco, sino también de sus clásicos. Los fanáticos que se lo perdieron tienen esa espina clavada y no saben si algún día podrán quitársela.
Pasadas las nueve y media de la noche, los últimos acordes de la poguera “Jijiji” anunciaban el final. Luego, el bis. A pesar de no ser costumbre de la banda complacer el “una más y no jodemos más”, esa noche tocaron el icónico “Un Ángel para tu Soledad” que quedó latiendo en las sienes ardientes como el tesoro de haber sido la última vez que Los Redondos, todos juntos, la hicieron en vivo.
Durante casi dos horas, los Redondos hicieron un repaso no solo del último disco sino también de sus clásicos.
La muerte de Jorge Felippi, que cayó de una baranda durante el recital, hizo que los ánimos se oscurecieran y meses después suspendieran una fecha prevista en la cancha de Unión de Santa Fe. “Patricio Rey cree que no es el momento, que no hay ánimo para fiestas”, explicaron. Pero no era sólo eso.
De la traición no se vuelve
Entre los recitales del Chateau y el de Unión de Santa Fe sucedió algo. Según cuenta el indio en Recuerdos que Mienten un Poco, sus amigos Redondos, Skay y Poli, lo traicionaron. La historia es conocida: el reclamo por parte del cantante de la copias de los videos de Racing, la evasión del violero y su esposa, el enojo irreversible del Indio: ”Cuando se me sale la cadena soy un tipo jodido. Le hago la cruz a una persona y deja de existir para mí”, se sincera Solari en su autobiografía. Sin embargo, admite que “se quedó con las ganas de un final más elegante”. Como todos.
Si bien Skay declaró en una entrevista a Clarín en 2002 que la causa de la ruptura fue que todo se había vuelto “muy previsible” y que “necesitaban un cambio”, la realidad es que las diferencias fueron lo suficientemente profundas como para que Los Redondos, café impostado mediante, se disolviera y pasara ser la banda a la que más veces le rogaron lo imposible: que se vuelvan a juntar.
El audio completo del show (tomado de la consola de sonido)
La lista de temas:
- Unos pocos peligros sensatos
- El pibe de los astilleros
- Morta punto com
- Las increíbles andanzas del Capitán Buscapina en Cybersiberia
- Una piba con la remera de Greenpeace...
- Pool, Averna y papusa
- Templo de Momo
- Pensando como una acelga
- Rato molhado
- Vamos las bandas
- Nadie es perfecto
- Mi perro dinamita
- La Murga de los Renegados
- Sheriff
- Murga purga
- Dr. Saturno
- Murga de la Virgencita
- Queso ruso
- Ñam Fri Fruli Fali Fru
- Rock para los dientes
- Juguetes perdidos
- Preso en mi ciudad
- Noticias de ayer
- Jijiji
- Un ángel para tu soledad.