Cinco años atrás el doctor nigeriano Dimie Ogoina había advertido sobre una nueva versión de la viruela del mono, pero asegura que intentaron callarlo y no hubo intentos para frenar los contagios.
El profesor de enfermedades infecciosas en la Universidad del Delta del Níger de Nigeria atendió en septiembre de 2017 a un niño de 11 años con un extraño sarpullido en la piel y lastimaduras en la boca. Una vez que descartó la viruela como diagnostico, envió la muestra a Senegal y Estados Unidos donde confirmaron que se trataba de la viruela del mono.
Ese caso, fue el primero conocido del brote internacional que actualmente afecta a 78 países y preocupa a las autoridades sanitarias. En Nigeria los contagios comenzaron a crecer y se empezaron a registrar en todo el país especialmente en hombres de entre 20 y 30 años.
Gracias a las investigaciones de su equipo médico, lograron descubrir que la enfermedad se propagaba a través del contacto sexual. Esto fue mencionado en un estudio publicado por Ogoina y sus colegas en 2019 en la revista PLOS One.
Alguien me dijo que no dijera que la transmisión sexual es posible.
Dimie Ogoina
La forma de propagación evidentemente había cambiado y esto implicaba un peligro mundial: “Alguien me dijo que no lo dijera. Que no dijera que la transmisión sexual es posible”, recuerda Ogoina en declaraciones a los medios: “Me dijo: ‘No debemos preocuparnos por la transmisión sexual’”.
Actualmente, y sin que en Nigeria se hubieran tomado medidas para prevenir los contagios, la enfermedad se volvió un brote internacional: “No tiene sentido controlar solo el brote en Europa y América, porque entonces todavía tendrás la fuente (animal) del brote en África”, advirtió Ogoina.
Actualmente, hay más de 20.000 casos en todo el mundo. Las ciudades estadounidenses de Nueva York y San Francisco declararon el estado de emergencia ante la disparada de contagios y en Argentina ya se confirmaron 24 casos.