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Cultura & Espectáculos

Así fue el deconstruido debut artístico de Matías Kulfas junto a Yamina del Real

Kulfas Yamina

Para ser coherente con lo que relata, esta crónica debería llamarse de otra forma. De una que resaltara el poder en el canto de Yamina del Real y consignara, como dato secundario, a su guitarrista y esposo, Matías Kulfas, que la acompañó junto a Matías Albamonte. Sería justo y progresista. Incluso nos dejaría a todos más tranquilos. Lamentablemente, este mundo es como es y se resiste mucho a ser de otra manera: por algo Matías Kulfas dejó de ser ministro y su sucesor también abandonó el gabinete. Por algo, dos meses después, ya ni siquiera existe el Ministerio de Desarrollo Productivo. Por algo, siguen existiendo la ranchera, el tango, el desamor y las canciones de cantina.

La presentación de este jueves en el club Torquato Tasso de San Telmo tenía ya bastantes aderezos para brillar por sí misma. Coronaba el trabajo de cuatro años de un trío que se complementa a la perfección y en el que brilla, con luz original, una de las voces más potentes y renovadoras de la escena musical porteña. La apuesta también era atractiva: el ejercicio de deconstruir a las rancheras, que como el tango, son un género profundamente anclado a la figura del mero mero macho. Si a eso le sumábamos que era una de las primeras apariciones públicas de Matías Kulfas, luego de la turbulenta colisión con Cristina, que terminó costándole el cargo, el espectáculo estaba garantizado.

¿Cuál es el problema?

No era necesario echarle más leña a la hoguera. Pero volvemos a nuestro axioma: este mundo es como es y se resiste a ser de otra manera. Por eso ese día, justo ese día, todo el legado de Kulfas, que había sido asumido por Scioli – y también el de Martín Guzmán, que estaba en manos de Batakis- se fue por el sumidero de poder político que resultó ser Sergio Massa. Por eso, también, el exministro se concentró en sus punteos, casi sin expresión, mientras Del Real cantaba Grítenme Piedras de Cuco Sánchez: “En fin soy en este mundo/ como la pluma en el aire / sin rumbo voy por la vida/ Y de eso tú eres culpable”.

No era necesario que fuera la televisión y se apostara junto al escenario para filmar, casi exclusivamente, a Kulfas, que estaba muy atrás de la cantante.

Tampoco era necesario que tres días antes del show, el periodista Pablo Duggan de C5N le dedicara una venenosa editorial a Kulfas, en la que se preguntaba “¿Por quién nos toma?” e impostara una indignación- para no ser menos filisteo que nadie- contra Kulfas ¡porque iba a tocar la guitarra!

La asesora presidencial Dora Barrancos fue una de las espectadoras que disfrutó del espectáculo y también escuchó la editorial de Duggan, sin entender desde dónde se plantea la crítica. “¿Cuál es la ignominia? Hay una pigmentación moral, una moralina rara, muy desagradable en ese cuestionamiento, que no tiene oportunidad de asimilarse a algo razonable y, por el contrario, es bastante patética”, dijo.

Hay una pigmentación moral, una moralina rara, muy desagradable en ese cuestionamiento, que no tiene oportunidad de asimilarse a algo razonable y, por el contrario, es bastante patética.

Dora Barrancos, socióloga feminista.

El propio Kulfas, luego de los aplausos, se hizo un tiempo para responder a los cuestionamientos: “Me enteré de que algo habían hablado en televisión, donde lo que mide es el nivel de agresión. Que se preguntaban por qué tocaba guitarra, pero yo creo que es más lícita la pregunta opuesta: ¿Por qué no? Cuando me tocó ser funcionario le dediqué cerca de 15 horas diarias y los fines de semana a mi trabajo. Ya no lo soy: ¿Cuál es el problema?”.

Rancheras de libre asociación

Yamina Del Real cantó 14 temas tradicionales del cancionero mexicano- de intérpretes como Tomás Méndez, Cuco Sánchez y José Alfredo Jiménez- y dos argentinos: Alfonsina y el Mar , de Ariel Ramírez y Barro tal vez, del flaco Spinetta. El ejercicio “deconstructivo” de sus rancheras consiste, principalmente, en cambios de género en las letras que colocan a la mujer en la posición de “bello perdedor” que siempre le tocó al hombre. “Así reivindicamos nuestro derecho a pegarnos la borrachera y comportarnos también como unas arrastradas”, bromea desde el escenario.

La voz, la guitarra y los arreglos brillan por sí solos. Pero el morbo principal es el juego de interpretaciones que abren estas canciones, tan llenas de sentimiento, al contexto político del país. Por eso Yamina Del Real se apresura a aclarar que el espectáculo se llama Fallaste corazón desde 2019 y que no tuvieron tiempo ni ganas de cantarle a nadie en especial.

Dora Barrancos se reconoce en shock por lo que ha pasado en el país y prefiere no hacer asociaciones. “No se me escapa que esta noche tiene significaciones y cierta aglutinación de sentido en referencia al país, pero fue tan bello lo que hicieron que para mí fue un descanso. Porque eso es también el arte, un lugar donde podemos dejar de sofocarnos con grados de raciocinio e inteligibilidades”.

Yamina del Real cerró con el clásico de Paquita la del Barrio "Rata de dos patas" ¿Con alguna dedicatoria?

Pero dos mesas más allá está Tamara Pettinato, a quien Ernesto Tenembaum llama “la manzana que pudre al resto del cajón” por su agudeza y gracia en el arte del chisme. Lamentablemente, se excusa, llegó muy tarde y sólo pudo ver el final del show; “sólo sé que si cantó Volver (Un mix entre la de Gardel y la de Jiménez) es porque va a volver a ser ministro”, dice entre risas. Su pareja, el Director Nacional de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, José Glinski, la mira con escepticismo y ella estalla en una carcajada: “¡Bueno, hablemos sin saber!”.

El que sí sabe es Kulfas, que ahora entiende que hay cosas que se pueden decir, otras que es mejor callar y otras que -ya que no se puede confiar en el off- es mejor cantar. “Es habitual que cada persona que está escuchando una canción piense en alguien: en una ex, en algún ser querido o en alguien que no les hizo caso”, dice ya más relajado en la trastienda, mientras se la asoma, apenas, una sonrisa pícara.