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Cultura & Espectáculos

El que es Digno de ser Amado, de Abdelá Taia

Los labios se cruzan en instantes que parecen fotogramas de una película en blanco y negro. En la playa esta oscureciendo y los cuerpos se recortan en el mar; varios de ellos. En Marruecos el Atlántico arma líneas planas de norte a sur, baña las zonas bajas e invita a adentrarse, a pasear en él. Pero ellos no están aquí para gozar de la paz, el aire fresco y la arena. 

Son la carne fácil de los dueños de los pasaportes europeos. Los ¨Petit árabes¨ de las calles de las ciudades del norte de África. 

Abdelá Taia transitó ese mundo. Ese y muchos otros.

Y construyó una novela demoledora. Porque necesitó dar cuenta de su vida, politizar su dolor, ordenar su cosmos, limpiar su vida amorosa. Adueñarse de su propia historia. Cuatro largas cartas ordenan el relato: la que envía a su madre a cinco años de su muerte, la que recibe de su primer amor francés al cual desaira; la que escribe a Emmanuel, quien lo introduce en Francia y con el que vive su gran historia de amor y la de su amigo Iahbib, también gay, que queda en Salé, su pueblo de origen y al cual deja por el espejismo de Europa.

Pero El que es digno de ser amado es mucho mas que una historia del mundo LGBT con escenarios Norafricanos; es una mirada política y radical sobre la tradición del progresismo francés que encuentra en sus ex colonias cuerpos fáciles a los cuales seducir y en los cuales relajarse e inventar una amorosidad que no es tal. Relaciones cruzadas por el poder de los pasaportes, por la dueñidad de los idiomas de los países centrales, por siglos de aprovechamientos económicos, territoriales, sociales y morales. Juegos sexuales muy retratados en las literaturas pseudoprogresistas de escritores como Gide, Wilde, Capote o Genet, que dan cuenta de púberes a los cuales someten a la oscuridad de cuerpos dóciles en sus novelas, jóvenes innombrados, a los cuales llaman sus ¨petites-arabes¨, y para los cuales cada noche es un combate perdido de antemano.

El que es digno de ser amado es mucho mas que una historia del mundo LGBT con escenarios Norafricanos

Intelectuales ¨modernos¨, dueños del derecho al turismo sexual en territorios a los cuales sus países dominaron y cuyos efectos ellos aprovechan. Jóvenes que solo desean escapar de sus mundos miserables y periféricos, en los cuales hasta el idioma es una barrera que no puede sortearse sin que un lejano sonido en cada palabra marque, de por vida, su pertenencia a territorios extra continentales.

Porque en Marruecos ser gay es escandaloso y va contra toda regla religiosa y moral, pero en Francia lo escandaloso es que un marroquí, gay, quiera ser ciudadano de puro derecho. 

Abdelá Taia se rebela contra el orden moral impuesto, pero no contra el que marca el mundo musulmán con su infinito listado de prohibiciones, oscuridades y represiones, sino básicamente contra el orden colonial europeo, tramposo y escondedor, que utiliza las palabras para ocultar en bonitas frases formas conservadoras y moralistas, que corrompen, trampean y mienten. Apunta sin piedad su escritura cuestionadora y desgarrada como una ametralladora que derriba las bases de un discurso oprobioso.

Su primera carta es a Malika, su madre muerta, viuda, que se puso al hombro la casa, media docena de hijos y organizó vidas llenas de necesidades y faltas. Una historia que tuvo costos. Un padre ha muerto, viva la dictadora. ¨Te admiro mama. Has sabido mantenerte fiel a tus principios. La crueldad como regla del juego, del mundo¨. 

No hay amor de parte de su madre, hay crueldad y abuso de poder en un mundo en el que solo se puede sobrevivir a costa del ejercicio de la violencia en sus múltiples formas, donde comer es lo primero, lo segundo y lo tercero; donde la escolarización es apenas un transito de aprendizaje de formas de acercarse al espejismo de una lengua y un mundo que no es propio y al cual nunca lograrán acceder y donde la dignidad es una entelequia, una suma de cuidadas palabras sin significante.

Un juego de dominadores y dominados, la familia, el territorio, el sexo, el colonialismo, el amor.

Un libro que es un manifiesto, que exige el derecho al amor, a apropiarse de él reconociendo los cuerpos sin las marcas sociales impuestas por una moralidad tramposa y ajena, sin transparencias y en la cual el color de lo que recubre los músculos marca formas en las que rechonchos y aburridos sibaritas aprovechan el poder de su lengua, su dinero y su nacionalidad para vacacionar y divertirse. Taia grita su homosexualidad, pero además la politiza y la hace bandera mientras la cultura occidente lava sus responsabilidades en discursos justificatorios y auto permisivos.

Un libro que es un manifiesto, que exige el derecho al amor.

La carta a Emmanuel, el adulto que lo enamora, lo ¨occidentaliza¨ y lo lleva a Paris es el lugar en el que mas claramente se registra este tono. Lo viste, lo hace abjurar de sus raíces, cambia su nombre y lo insta a ser un homosexual parisino: a pensar, comportarse, hablar y amar como ellos. Ahmed se convierte en su sombra, en su ¨colonizado¨; en un individuo sin raíces ni fronteras.

Rico y pobre, francés y marroquí, colonizador y colonizado. Corruptor y corrompido.

Una gran novela sobre el amor; del amor que puede salvar de este mundo que tritura seres, que mata deseos  y los mercantiliza. Del amor que te despierta ilusionado en las mañanas y te mata en las noches; una invitación al amor que mira a los ojos y, aun descarnado y duro, muestra un rayo de esperanza y humanidad. Liberado de los encadenamientos de la sexualidad del islam, también estalla con una Francia que exige el agradecimiento a sus colonizados por haberlos ¨traido¨a su mundo.

¨La felicidad es evidentemente una gran confusión. La felicidad no es la libertad. La felicidad es otra cárcel y tarde o temprano nos despertamos. Entré en una nueva religión, la tuya. Tú me dirigías. Enseguida te olvidaste de tu libro. Tu nuevo y apasionante proyecto era yo. Frente a la confrontación te escabullías, Emmanuel. No eres ni racista ni conservador, votas siempre a la izquierda y no ocultas nada al fisco. Sin embargo, no tuviste ningún escrúpulo en reproducir conmigo, en mi cuerpo, en mi corazón, todo lo que Francia rehúsa ver: el neocolonialismo.¨.

¨Salgo de ti y salgo de este idioma que no aguanto mas. Ya no quiero hablar francés. Dejo de frecuentar esta lengua. No me gusta. Ya no me gusta. A ella tampoco le gusto¨.

Taia escribe para que el miedo cambie de bando, para que el orden moral no les pertenezca, también, a ellos; para que la dignidad no se opaque en idiomas y formas del dominador, que no se quede Europa con el derecho a indicarnos como se debe amar, desear y penetrar. Para que las tradiciones emocionales, los ritos y las gestualidades también se discutan y se ideologicen. Para que se registre que las acciones amorosas circulan en mercados donde los individuos participan en desigualdad de condiciones y los marcos en los que se ordenan son eminentemente políticos.

El que es digno de ser amado es una novela fantástica, un alegato poderoso, un grito sobre el derecho a amar y a ser amado en democracia de cuerpos y en plenitud de derechos. Una bomba en medio del silencio oprobioso de una modernidad conservadora, represiva y mentirosa.

Taia, Abdela., El que es digno de ser amado. Cabaret Voltaire Ediciones, Madrid.