Michael Jordan jugó 1251 partidos en la NBA entre temporada regular y playoffs. Fue campeón seis veces y siempre fue elegido el mejor de la final. Ganó un título universitario, donde metió el doble definitivo y se colgó dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos. Sin embargo su mejor partido fue sin público, sin transmisión televisiva, solo lo registró una cámara casera , no hubo cambios y fue en un entrenamiento. Hace 30 años el Dream Team arrasó en los Juegos de Barcelona, pero antes hubo un cambio de paradigma en un pequeño gimnasio de Mónaco. Ahí Jordan se cargó a Magic Johnson.
A fines de la década de los ´70 la NBA atravesaba una crisis de identidad, público y sponsors. De las cuatro ligas más populares del país era la menos relevante y podía perder todavía más. La final de 1979 del torneo universitario enfrentó a Michigan State contra Indiana State, aunque en realidad fue a Magic Johnson contra Larry Bird en el primer capítulo de la rivalidad que salvó a la liga en la década siguiente.
Como se puede ver en Winning time, la serie de HBO, las diferencias eran atractivas para el producto: uno era negro, el otro blanco; Magic jugaba sonriendo, mientras que Bird tenía una frialdad soviética; los Lakers apostaban al juego vistoso y los Celtics jugaban un básquet más ordenado; a uno lo presidía Jerry Buss, un recién llegado que quería hacer del juego un espectáculo y al otro lo manejaba Red Auerbach, glorioso ex entrenador y defensor de la tradición. Lo que terminó de cimentar la remontada se produjo en 1984 cuando Chicago Bulls eligió en tercer lugar del draft a Jordan. Si bien esa década fue propiedad de Lakers y Celtics, con un cierre dominante de Detroit, su majestad iba camino a gobernar, pero le faltaba un título para disputar el reinado al binomio.
La primera señal fue en las finales de 1991 cuando los Bulls le ganaron 4-1 a los Lakers con una gran serie defensiva de Jordan y Scottie Pippen contra Magic. Meses después, el 7 de noviembre Johnson le comunicó al mundo que tenía Sida y dejaba el deporte. A pesar de eso lo votaron para el Juego de las Estrellas, donde fue elegido MVP, pero también algunos jugadores, como Karl Malone, se mostraban reacios a jugar con él. El manager de Magic llamó a Bird para avisarle del anunció antes de que lo viera en la prensa. Larry lo llamó y a pesar de su conocida parquedad, le dijo que desde la muerte de su padre que no se sentía así. La leyenda cuenta que hubo otra llamada de Isiah Thomas, con quien tenía una gran amistad, que le habría preguntado si era gay. Al base lo acusaron de haber filtrado que Magic había tenido supuestamente relaciones homosexuales y eso rompió un vínculo que recién se zanjó en 2017 en televisión.
Un mes antes de los Juegos se hizo el Preolímpico de Portland donde el Dream Team desfiló y jugó.
Isiah era la estrella de Detroit Pistons, los Bad Boys que dirigía Chuck Daly, designado entrenador del Dream Team luego que la Federación Internacional de Basquet. FIBA, y la NBA saldaran la vieja disputa que los profesionales no podían ir a los Juegos Olímpicos. Curiosamente ninguno de sus dirigidos estuvieron en el Dream Team, pero la de Thomas fue la ausencia más notoria y siempre se especuló que Jordan lo había vetado, cosa que él negó y reforzó en The Last Dance, el documental que revisa la temporada 1997/98 de Chicago Bulls. Lo cierto es que el base había tenido problemas con MJ, Bird, Scottie Pippen, además de Magic y por más jugador suyo que fuera, Daly sabía que iba a ser foco de conflicto. Además tanto John Stockton como Chris Mullin, los otros armadores del equipo, tenían mejores estadísticas en los últimos dos años.
Un mes antes de los Juegos se hizo el Preolímpico de Portland donde el Dream Team desfiló y jugó, entre otros, contra la Argentina de Marcelo Milanesio, Pichi Campana y Hernán Montenegro. Luego viajaron a Montecarlo donde hicieron una pretemporada que incluía basquet, golf y cartas hasta las cinco de la mañana. Mike Krzyzewski, asistente de Daly, recuerda lo mucho que les sorprendía la energía de Jordan que hacía todo y parecía que no dormía. El 21 de julio jugaron contra Francia y ganaron 111-71, pero el entrenador no se quedó conforme porque percibió cierta apatía.
Al día siguiente los juntó en el gimnasio con una sola premisa: cinco contra cinco. No habilitaron el ingreso de prensa, sacaron a los de Relaciones Pública de la NBA y al equipo de medios de la liga. Daly solo autorizó que se quedara Pete Skorich, el camarógrafo que usaba en Detroit para que registrara el juego. Casi veinte años después Jack McCallum, periodista de Sports Illustrated que cubre NBA desde 1981 y siguió al Dream Team, consiguió ese VHS, lo vio y hasta lo diseccionó con los jugadores para el libro que hizo sobre el equipo en 2012. Ya habían jugado varios partidos entre sí, pero en muchas veces terminaban empatados y para evitar los roces, Daly no autorizaba ir a suplementario. “Todo lo tengan, ahora”, fue la única premisa del entrenador. Necesitaba sangre.
Stockton y Clyde Drexler estaban tocados, así que los preservaron. El equipo azul formó con Magic, Mullin, David Robinson, Charles Barkley y Christian Laettner, el único universitario del equipo. El blanco con Jordan, Pippen, Bird, Malon y Patrick Ewing. Era una lucha por la sucesión, de un lado Magic, el chico simpático que reverdeció la liga y todavía sentía que era el dueño y Jordan, el competidor despiadado, que había ya ganado dos títulos y sentía que era el nuevo macho alfa. En 1989 dos promotores tentaron a las dos figuras para jugar un uno contra uno con una bolsa de un millón de dólares, pero la NBA lo prohibió.
El equipo azul formó con Magic, Mullin, David Robinson, Charles Barkley y Christian Laettner.
El blanco con Jordan, Pippen, Bird, Malon y Patrick Ewing.
El partido fue dirigido que PJ Carlesimo, asistente de Daly, y un árbitro italiano que había dirigido contra los franceses, que fue objeto de todos los insultos posibles, en especial de Malone. “Tranquilo, lo podemos necesitar”, le dijo MJ. El inicio para el equipo azul fue ideal con una ráfaga de 7-0, que luego creció hasta una diferencia de nueve puntos. Cuando Magic anota un doble para el 16-7 lo mira a Jordan y lo carga. Cuatro posesiones después los blancos redujeron la distancia a cinco puntos con un doble de Jordan que le devolvió gentilezas en lo que fue un gran duelo de trash-talking. Magic todo el tiempo gritaba que “los Jordanaires están bajos”. Ese era el nombre de la banda de coros que tenía Elvis Presley y era la manera de despectiva que se usaba para hablar de los compañeros de Jordan cuando Chicago todavía no había salido campeón.
El partido se pautó como uno normal, cuarenta minutos, cuatro períodos, árbitros, solo que sin cambios con lo cual el desgaste físico fue grande y terminó siendo favorable a los blancos. Recién promediando el juego el equipo de Jordan se puso arriba por primera vez con un doble de Pippen para estar 21-20, aunque Mullin empató con un tiro libre. Magic, que tenía 33 años años, empezó a acusar el desgaste, mientras su rival con 29 parecía que volaba. Puntos de Malone, Robinson y una delicia de Bird estiraron la diferencia, pero los azules recortaron. Sin embargo Jordan decidió que iba a ser su partido. Llevó la distancia a cinco con un triple sobre Mullin a quien le gritó “tarde” cuando no pudo marcarlo. Ewing puso el 35-28, la máxima para los blancos, pero los azules se pusieron a a tres con un doble de Robinson y dos libres de Magic que sentía que se le escurría el juego. En la jugada siguiente el árbitro italiano cobra una falta dudosa, Jordan aplaude al grito de “mi hombre”. Magic protesta diciendo que parecía que estaban en Chicago, sugiriendo favoritismo para su rival. “Hey, son los ´90”, le respondió MJ advirtiéndole que era su tiempo. A todo esto la preocupación de Daly, según el libro de McCallum, era que el partido terminara a la piñas o que le pegaran al italiano. Finalmente dos tiros libre de Jordan sellaron el 40-36 a favor de su equipo.
“Fue el mejor partido en el que estuve. Porque el gimnasio estaba cerrado y fue solo basquet. Se pudo ver mucho sobre el ADN de los jugadores en juegos como ese. Cuanto algunos tipos quieren ganar. Magic estuvo enojado como dos días”, recordó su majestad años después. En ese momento todos decodificaron que el traspaso de mando había sucedido. O como bien lo marca Magic en el documental que hizo la NBA por los veinte años del oro. “Larry y yo hablábamos y entra Michael y dice: ´Hay un nuevo sheriff en la ciudad´. Y los dos nos dimos un toque como diciendo: ´Bueno, no miente´”.