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Columnistas

Copa América: que el fútbol femenino también sea para todxs

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El fin de semana del 9 de julio sucedió algo más que la presentación de la nueva camiseta de la Selección Argentina. Ese sábado, el equipo nacional de fútbol femenino debutó, nada más y nada menos, que frente a Brasil en la Copa América femenina. Es más: fueron ellas quienes estrenaron la flamante casaca. Y sin embargo, son pocas las personas que se enteraron y que pueden seguir los partidos.

Desde hace muchísimo tiempo se viene peleando para que el fútbol femenino tenga las mismas condiciones y relevancia que el masculino. En 2019, en el auge de este movimiento, se consiguió -denuncias, luchas colectivas y peleas de las jugadoras mediante- la profesionalización y la televisación. Si bien significaron hitos y logros importantísimos, no se tradujo en las grandes estructuras y lógicas que manejan el fútbol. Sin ir más lejos, en este momento está aconteciendo uno de los eventos claves para el deporte, que definirá los próximos tres años del seleccionado femenino y que le puede abrir la puerta al Mundial, los Juegos Olímpicos y los Juegos Panamericanos. Y otra vez sopa: los medios no visibilizan lo que está pasando, el público no se entera ni puede alentar a su equipo y las jugadoras no reciben el apoyo que amerita.

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“Creo que a la gente a la que le interesa el fútbol femenino no está involucrada en la toma de decisiones del fútbol femenino. Se quiere cumplir con una cuota, entonces hay momentos del año, como el 8M o el mes del Orgullo, en donde sí o sí la programación tiene que adaptarse e integrar a estas minorías. Después no hay una difusión real de lo que está pasando”, señala a Diario Con Vos Agustina Vidal, relatora y periodista de fútbol que está cubriendo la Copa América desde Colombia para FutFemProf y ESPN.

Su colega Lucrecia Álvarez, periodista que trabaja entre otros lugares en Pibas con Pelotas, un medio que busca promover la participación de mujeres y disidencias en el deporte, coincide: “Las mujeres molestamos en el fútbol y no nos quieren ahí. El fútbol masculino tiene un núcleo duro de varones que están muy cómodos en una estructura tremendamente machista, patriarcal, homofóbica, xenofóbica, transfóbica; y el fútbol femenino no sólo no responde a esas lógicas, sino que se da un fenómeno contrario: es diverso, inclusivo, solidario. Desde ese núcleo está la sensación de que nosotras ingresando al fútbol lo vamos a arruinar y los medios hegemónicos responden a esas estructuras, así que no van a favorecer, apoyar ni visibilizar nuestro ingreso al fútbol”.

La lucha por la visibilización

El 2019 fue un momento de quiebre para el fútbol femenino y eso se vio reflejado en una decisión crucial: la Televisión Pública transmitió los partidos de la Selección Femenina en el Mundial de Francia. Y aunque se esperaría que se avance en conquistas, con la Copa América ni siquiera está sucediendo eso: solo DirecTV, una de las empresas con menos abonados, tiene los derechos y el Estado no garantiza que todxs puedan ver los partidos, como sí sucede con el seleccionado masculino.

La cadena de falencias repercute en las jugadoras. A los esfuerzos que hacen para poder participar de estos espacios deportivos, teniendo otros trabajos, carreras académicas y hasta familias a su cuidado, se suma la falta de apoyo.

Le mostrás a una niña de cinco años que hay una Selección y que ella quizás de grande puede jugar en esa Selección.

Vidal recuerda que, en los últimos entrenamientos en AFA, la pregunta que más circulaba entre las jugadoras era: “¿Es verdad que sólo se va a transmitir por canal privado?”, a la vez que pedían a cámara que la audiencia las escuche y se involucre en el equipo.

“Los jugadores y las jugadoras sienten el aliento de su hinchada. Saben que lo hacen por la gente; para darle un triunfo, una alegría, a alguien más que no son ellas, que las excede, que es el pueblo y en este caso argentino. La visibilidad afectaría para bien el ánimo de estas jugadoras que están haciendo un montón de esfuerzos para venir acá”, afirma Vidal y agrega: “Pero además de eso, le mostrás a una niña de cinco años que hay una Selección y que ella quizás de grande puede jugar en esa Selección”.

Aunque en el 2019 la balanza empezaba a moverse en favor del fútbol femenino, las condiciones en las que habían aterrizado a ese año eran paupérrimas. Meses antes, en el 2018, ellas estaban jugando la Copa América de Chile con ropa de temporadas anteriores, mientras los jugadores del equipo masculino presentaban la camiseta que iban a usar en el Mundial de Rusia. Hoy, con la profesionalización y televisación logradas, el ruido y empuje que se hubiera llevado adelante para repudiar esa situación no lo habría permitido.

“Cuando todos están mirando es más difícil que todas estas condiciones no se cumplan, como pasó en el mundial de nuestras pioneras que viajaron sin botines y nadie se enteró. Hoy, en este momento del fútbol, de los medios, de las redes y de las redes feministas, sería muy difícil que suceda algo así sin que nadie se entere. Lo que más aporta la visibilización es la garantía de las condiciones para que luego tengas chance de conseguir los resultados”, analiza Álvarez.

Desinterés, ¿de parte de quiénes?

Una excusa se mantuvo casi inamovible desde que los feminismos alzaron la voz para darle lugar al fútbol femenino: para las federaciones y los grandes medios esto no genera interés, por lo tanto, no les significa un negocio.

Sin embargo, una investigación sobre la cobertura del deporte femenino realizada por DAZN y The Female Quotient encontró que el 66% de la población afirma estar interesada en al menos un deporte femenino; pero el 64% de lxs aficionadxs no lo ven porque no está disponible, les falta información o la cobertura no despierta su interés.

Cuando no acompaña toda la infraestructura de las marcas, de la publicidad, de los medios de difusión es muy difícil.

Álvarez explica: “Generar interés en el fútbol femenino es todo un desafío y es el que tenemos los medios que nos dedicamos al rubro. Cuando no acompaña toda la infraestructura de las marcas, de la publicidad, de los medios de difusión es muy difícil. Tenés que pensar cómo hacer que el público se interese por una disciplina que no ve y que no se encuentra en otros lados”.

Para despertar ese atractivo, muchas veces necesitan recurrir a otros aspectos para tener un espacio en el que, lisa y llanamente, puedan hablar de fútbol, de tácticas, de objetivos y de la técnica. “La tarea es formar a ese público y poder ir evolucionando y llevar las cosas hacia el lugar que nosotras queremos y no tener que exponernos tanto para poder hablar de fútbol”, señala la conductora de Pibas con Pelotas.

Los medios de nicho y con perspectiva de género, y las periodistas que hacen este trabajo a la vez que militan para que el panorama cambie, van seguir haciendo fuerza y sorteando barreras para que la cultura deportiva sea otra: una inclusiva y disidente. Pero también es necesario que los grandes medios y las corporaciones de fútbol hagan su aporte desde el poder e influencia que tienen.

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Los grandes medios deberían ser los encargados de contarle a la gente que hay una Copa América para que también ellos tengan el derecho de alentar a su Selección. Mostrar estos eventos hace que después tenga un efecto rebote en el torneo local, en las jugadoras locales, en la importancia que tiene Argentina para el afuera, en la imagen que dejan ellas. Es toda una cadena. Obviamente es fundamental que ellas jueguen, ganen partidos y compitan, pero son igual de importantes los demás factores”, enfatiza Vidal.

Sin el aguante que merece, el seleccionado ya se enfrentó a Brasil y goleó a Perú por 4-0, a la vez que se prepara para jugar contra Uruguay este viernes 15 a las 18.

El 2018 no es tan lejano y sin embargo hoy hace ruido saber que las jugadoras representaron al país con ropa vieja. Quizás algún día, gracias al impulso de quienes activan para hacer crecer el fútbol femenino, se vea como rareza que, en pleno 2022, no tenga visibilidad un evento como la Copa América.