Una de las mayores atracciones de la gran feria de Caminos y Sabores pasa por las picadas. 24 microemprendimientos tienen su stand propio en lo que la exposición refirió como El Camino de las Picadas, pero a su vez, otros tantos están ubicados en los stands de cada una de las provincias.
Gracias a que Caminos y Sabores reúne tantos productores, surge una gran oportunidad para hacerse de quesos, fiambres, chacinados y encurtidos que en otra época del año no encontramos o que, por una cuestión de distancia, se complica conseguir.
Arrancar por el fiambre
Una picada no es una picada si no tiene un buen fiambre. Más allá de incorporar jamón o salame, este puede ser un buen momento para probar algo más jugado. Bondiola trozada y sellada al vacío, distintos chacinados de llama o salames condimentados con hierbas aromáticas son algunas de estas opciones.
Si bien Caminos y Sabores es garantía de calidad a la hora de seleccionar los expositores de cada lugar, hay algunos que sobresalen. En ese sentido, Chacinados Ponce es sinónimo de chorizos secos. La pyme familiar que está ubicada en Cañuelas fue seleccionada por el propio municipio para que los represente en el stand de la provincia de Buenos Aires. De hecho, este domingo cocinarán en vivo chorizos a la pomarola en el sector principal de la feria.
La marca tiene tres especialidades: salame casero, sin ningún tipo de conservantes y de sabor suave; chorizo seco, más grasoso e intenso; y longaniza un poco más picante. Carne 100% de cerdo y una receta que pasa de generación en generación.
La infaltable pasión argentina: los quesos
Los argentinos somos amante del queso. Se lo ponemos a todo: a las milanesas, a los asados con la provoleta, a la polenta, a las tartas, a las pastas, y la lista sigue y sigue. Incluso postres, ya que uno de los clásicos nacionales, el famoso “postre vigilante”, se compone de un pedazo de dulce de membrillo o batata con queso fresco.
Y para la picada, claramente, son infaltables. Por suerte, en la feria se pueden encontrar un enorme abanico de estilos distintos, según las cualidades de cada uno y las posibilidades de cada consumidor.
Para las picadas pueden ir, desde un queso Labneh, de origen libanés, de pasta blanda, con aceite de oliva y pimienta; hasta un Casciotta, italiano, semiblando y bajo en sal, ideal para los hipertensos.
En caso de buscar quesos más picantes y duros, que combinan muy bien con los fiambres más pesados, están las variedades Tetilla, español, cremoso y ligeramente ácido y Huellas, de origen nacional, que es semiduro y con doble línea de ceniza. De todos modos, el ideal para este plan es el Farcell, semiduro y algo tostado.
Acerca de este tipo de queso, cabe recordar que, en el stand de Córdoba se encuentra Fruit de Lait, un microemprendimiento que ganó el premio al Queso del Año en el primer Concurso Provincial de Quesos en Villa María, Córdoba, en 2019. La marca, también, presenta en esta edición, un nuevo queso San Simón, de origen español, que tiene notas ahumadas.
Un poco de pan y vino
Si bien no hay muchos puestos de panificados en general, varios de los stands que están ubicados en el Camino de las Picadas ofrecen también buenos panes de campo, algunos de ellos, en combo con otros fiambres como para simplificar a los visitantes. De todos modos, se pueden conseguir de manera individual a un precio razonable.
Por su parte, el stand de la provincia de La Rioja destinó buena parte de su espacio a los productores locales de vino. Ya es conocida la tradición vitivinícola de la zona y emprendedores de Chilecito, Castro Barro y Villa Sanagasta se hicieron presentes en La Rural.
La recomendación: para una picada, es importante saber elegir el varietal adecuado, de acuerdo a los fiambres y quesos seleccionados. Si compramos una picada suave, con salames con poca intensidad y quesos blandos, lo mejor es un Malbec o un Cabernet Franc. Por el contrario, si tenemos fiambres especiados y/o quesos fuertes, el mejor maridaje sería con un Cabernet Sauvignon o con un Merlot.
