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Columnistas

Del favoritismo a la desilusión, a 20 años de la eliminación del equipo de Bielsa

Corea Japón 2022

Desde que comenzaron los mundiales masculinos de fútbol, Argentina siempre llega con el cartel de candidato. En 1930 fue subcampeón y en los torneos siguientes, ya sea por talento o autopercepción, esa sensación existía.

Hasta el título de 1978, hubo golpes como las goleadas de Checoslovaquia en 1958 y Holanda en 1974 o la no clasificación al de 1970 y, para el Mundial de México 86, la expectativa era baja. El desbloqueo que generó la Copa América del año pasado, el título en la Finalissima, el invicto más largo de la historia y la solidez de la Scaloneta hace que el equipo tenga aspiraciones serias. Un clima similar se vivió hace 20 años cuando el equipo de Marcelo Bielsa viajó a Corea Japón 2002, llegó como uno de los favoritos y fue eliminado en primera ronda.

Tras la eliminación contra Holanda en 1998, Julio Grondona debía elegir al sucesor de Daniel Passarella. La lógica, si es que eso existe, sostenía que debían ser Carlos Bianchi o José Pékerman. Aunque nunca hubo una explicación pública de la negativa, el Virrey no aceptó y firmó con Boca, mientras que José prefirió ser el Director Nacional de Selecciones.

Desde ese cargo convenció a Don Julio que el indicado era Marcelo Bielsa, campeón del Torneo Clausura de ese año con Velez y que había sido contratado por el Espanyol de Barcelona. El Loco, en un gesto de confianza plena, había insertado una cláusula en su contrato que le permitía rescindir de manera unilateral si lo llamaban del seleccionado, algo improbable estando Bianchi, Pékerman y Ramón Díaz delante suyo.

La base del seleccionado estaba conformada por veteranos como Gabriel Batistuta y Diego Simeone más un grupo de jugadores que promovidos por Passarella, que a muchos los había hecho debutar en River. De los veintitrés que viajaron a Japón, trece habían jugado el Mundial anterior, cinco el de 1994 y Claudio Caniggia, que estuvo en Italia 90. A ellos se sumaron Juan Pablo Sorín, Walter Samuel y Diego Placente, campeones mundiales juveniles con Pékerman. Sorprendieron las ausencias de Javier Saviola y Juan Román Riquelme, más allá que con Román la excusa era que su estilo más cansino y de tenencia colisionaba con el vértigo bielsista.  

Con el rosarino, Argentina perdió en cuartos de final de la Copa América de 1999 con un equipo mixto entre jugadores del fútbol local e internacional, pero sin Batistuta, Hernán Crespo, Matías Almeyda, Juan Sebastián Verón y Claudio López. No se presentaron a la edición 2001 en Colombia porque hubo amenazas de las FARC que había roto las conversaciones de paz con el gobierno.

Las eliminatorias fueron el terreno del desquite. Lideraron desde la fecha 1, ganaron trece partidos, empataron cuatro y solo perdieron en su visita a Brasil. Terminaron con 41 puntos, a doce de Ecuador que fue segundo y con el record histórico que recién fue superado por Brasil este año que sumó 45 para ir a Qatar. En noviembre de 2001 las casas de apuestas británicas Ladbrokes y William Hill ubicaban al equipo como favorito en las apuestas sobre Francia, vigente campeón mundial, europeo y de la Copa de las Confederaciones. El equipo de Bielsa pagaba 3,5 dólares por cada uno que se apostaba, encima de Francia, Italia, Brasil e Inglaterra, estos últimos dos pagaban 8 por cada dólar invertido, más del doble.

Sorprendieron las ausencias de Javier Saviola y Juan Román Riquelme, más allá que con Román la excusa era que su estilo más cansino y de tenencia colisionaba con el vértigo bielsista.  

El plantel argentino invitaba a la ilusión porque era completo, estaba balanceado en edad y experiencia. Veinte jugaban en Europa, además de Sorin en Brasil, Ariel Ortega y Claudio Husaín en River. Ese año Aimar, Roberto Ayala y Kily Gonzalez habían ganado la Liga de España con Valencia, Batistuta y Samuel fueron subcampeones en Italia con Roma, tras quedarse con  la Serie A en 2001 y Placente jugó la final de la Champions League con Bayer Leverkusen, que perdió con Real Madrid. Había futbolistas en Barcelona, Atlético Madrid, Milan, Inter, Lazio y Manchester United. Solo Francia, Italia e Inglaterra tenían planteles tan completos. Brasil, por caso, viajó con trece futbolistas jugando en su país. Lo que pasa es que entre los diez que estaban en Europa sobresalían Cafú, Roberto Carlos, Rivaldo, Ronaldinho y Ronaldo, el original.

El 6 de mayo, Bielsa viajó a Roma donde comenzó la concentración previa con doce jugadores, ya que no todas las ligas europeas no habían terminado. Los futbolistas se fueron sumando de a poco, mientras el entrenador todavía no oficializaba la lista de veintitrés a la espera que Caniggia se recuperara de su lesión. El Mundial empezaba el 31 de mayo y el seleccionado tenía el debut el 2 de junio.

Muchos llegaron saturados y Bielsa no supo gestionar las cargas. En Italia hubo entrenamientos muy intensos que resintieron a Caniggia y a Ayala, que se rompió minutos antes del primer partido con Nigeria. Como lo recordó el Piojo López hace dos años en Fox Sports: “Fueron cosas que se pudieron evitar y hacerlas de otra manera. Estábamos cargados y muchos jugadores estábamos débil físicamente. Lo hablábamos con el Profe Bonini, porque teníamos un nexo extraordinario con él. Marcelo, en cambio, en el uno a uno era más distante”. Todos los planteles lo padecieron. Hasta los octavos de final hubo 158 lesiones en 60 partidos, un promedio de 2,6 por partido, donde Zinedine Zidane fue el caso más paradigmático. El 26% fueron lesiones musculares sin contacto.  

Argentina integró el Grupo F con Inglaterra, Suecia y Nigeria, el de la muerte. Debutaron ganando 1-0 contra los africanos con gol de Batistuta, el décimo y último que hizo en Copas del Mundo. Como suecos e ingleses habían empatado, el futuro asomaba tranquilo. En la segunda fecha en el Domo de Sapporo el rival era Inglaterra con la carga histórica encima y el antecedente de Francia 98, donde David Beckham había sido expulsado. En un partido cerrado los ingleses ganaron gracias al Spice Boy que canjeó por gol el penal que Mauricio Pochettino le cometió a Michael Owen.

El 12 de junio en Miyagi era imperioso ganarle a Suecia. Argentina tenía tres puntos, uno menos que los dos europeos. El seleccionado llevó el peso del partido mientras los suecos apostaron al desgaste físico y la contra. Durante todo el ciclo solo hubo espacio para una gran discusión con Bielsa: ¿por qué no pueden jugar juntos Batistuta y Crespo? Para el entrenador tenían las mismas características y no se iban a complementar. En el minuto 58 Valdanito entró por Bati antes de un tiro libre. Un minuto después los suecos festejaban el 1-0 de Anders Svensson. El nerviosismo mutó en desesperación y los centros al área, -más de 70-, fueron la única alternativa. El arquero Hedman le atajó el penal a Ortega, pero Crespo empató en el rebote a dos minutos del final. No alcanzó y el seleccionado candidato se fue en primera ronda. Sin saberlo era el último partido para Simeone y Batistuta y un karma para Marcelo Bielsa que años después fue lacónico para definirse: "Yo protagonicé el mayor fracaso del fútbol argentino”.