La semana comenzó de una manera atípica para los ciudadanos de Bagdad, la capital de Irak. El amanecer contó con un cielo color ocre provocado por una tormenta de arena que obligó a cerrar los aeropuertos y administraciones públicas y a suspender las clases en escuelas y universidades.
Hace pocas semanas los iraquíes ya habían tenido una experiencia similar, cuando una tormenta de este tipo causó problemas respiratorios en una parte de la población, provocó un muerto y más de 5.000 personas tuvieron que recibir atención médica en hospitales.
Hay al menos 75 personas afectadas por problemas respiratorios en una tormenta que se suma a otra que hubo hace algunas semanas, que dejó un saldo de un muerto y más de 5.000 afectados.
Los techos de la ciudad, los autos estacionados en las calles e incluso los muebles de las casas estaban cubiertos por una capa de fina arena color ocre. La espesa nube de polvo impedía a los residentes ver a pocos metros.
Según un médico de urgencias y accidentes en un hospital de la ciudad, hubo al menos 75 casos de personas con problemas respiratorios en lo que va del día. "Estamos tratando a los pacientes con máquinas de oxígeno si es necesario", afirmó.
