Los senadores dieron una nueva muestra del alto nivel de discusión política y la conexión que tienen los dirigentes políticos más importantes del país con los problemas de las grandes mayorías. Empezaron su última sesión discutiendo por un conflicto de la escuela primaria: un asiento. Luego, hubo acusaciones de bullying y una traición de hace meses que sigue doliendo.

El problema arrancó con una cuestión de privilegio que pidió la senadora oficialista Anabel Fernández Sagasti, quien reclamó la palabra para denunciar un bochorno. "Es una vergüenza -consideró- esto nunca había pasado, es un bochorno para el Senado". Aparentemente, cuando la senadora por La Rioja Clara Vega se levantó de su asiento para izar la bandera, una representante de Juntos por el Cambio ocupó su asiento.

Vega trabaja en un monobloque. En el 2019, llegó al senado de la mano de Juntos por el Cambio, desde la provincia riojana y de la mano del sindicalista de la UATRE Gerónimo "Momo" Venegas, uno de los pocos sindicalistas macristas. Sin embargo, luego de la muerte de Venegas, Vega se acercó al Frente de Todos, y suele votar sus posiciones.

De acuerdo a Vega, ella viene sufriendo un "acoso constante" por parte de la bancada de Juntos por el Cambio desde su alejamiento de ese espacio. Por eso, contó, la senadora de San Luis Gabriela Riollo ocupó su asiento.

Aparentemente, el conflicto surgió a partir del cambio de bancada, que dejó a la senadora Vega en un asiento incómodo, rodeada de contrincantes políticos. Según le explicó a Clarín Riollo, la senadora acusada de robarse un asiento, es mentira que "una senadora se levanta y otra le ocupa el lugar".

A la vez, acusó a Vega de ser "la primera en faltar al diálogo y al respeto". Según contó Riollo, fue Vega quien "decidió cambiarse de prepo" y "eso no corresponde". Aún así, planeó que se puede "hacer un cambio, se puede conversar". Para ella, estas cosas pasan "porque en el Senado no hay diálogo".