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Política

María Migliore, ministra de Desarrollo Humano porteña: "Somos el gobierno con mayor capacidad de transformar la vida de los sectores populares"

María Migliore es una rara avis dentro del PRO, el espacio político en que decidió militar y trabajar. La ministra de Desarrollo Humano y Hábitat del Gobierno de la Ciudad tiene en su despacho una foto de Juan Domingo Perón junto a Evita. Según cuenta, se la regaló un delegado del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires, el organismo desde el que creció, urbanizando barrios populares de la capital. Considera que la foto es “una reivindicación de la política” como forma de transformar la realidad y solucionar los problemas de la gente. 

De orígenes profundamente católicos, llegó de ahí a la política. Metiéndose en barrios populares junto a su escuela religiosa y su parroquia, comenzó a involucrarse en las vidas de los más humildes, organizando colectas y otras acciones solidarias para mejorar, aunque sea en lo micro, la vida en los barrios populares. Con el tiempo, ingresó a trabajar en el Gobierno de la Ciudad, y no paró de crecer en esa estructura. Por momentos, pareciera que su palabra favorita es “estructural”, que usa tanto para hablar de problemas como de sus soluciones. No cree, particularmente, que el PRO sea un espacio gorila ni de derecha. En cambio, reivindica que el de Horacio Rodríguez Larreta fue el gobierno que más inversión social realizó desde 1983, y que la principal diferencia entre el gobierno nacional y el suyo es que su espacio político “lleva las cosas a la realidad”. 

—¿Evita trabajaría en el Gobierno de la Ciudad? 

Sí, claro. ¿Por qué no? 

—No es un gobierno peronista. 

El nuestro es un gobierno que se define por resolver problemas concretos, agarrar problemas estructurales y enfrentarlos con una mirada sistémica, realizando inversiones significativas. Horacio Rodríguez Larreta fue el jefe de Gobierno que más invirtió en cuestiones sociales desde 1983, apuntando a transformaciones estructurales. La pobreza no se puede mirar solo desde los ingresos, es un problema estructural que necesita otras soluciones. Hoy en CABA tenés la política de integración urbana más grande del país. Es un gobierno que defiende sus prioridades desde la realidad, somos el espacio político que más capacidad tiene de transformar la vida de las clases populares. 

Horacio Rodríguez Larreta fue el jefe de Gobierno que más invirtió en cuestiones sociales desde 1983.

Es muy llamativo ver que, cuando vos hablás en tus redes sociales de las urbanizaciones que llevan a cabo, muchas veces votantes del PRO te insultan por esa inversión. 

Yo creo que algo que nos define es la convicción que tenemos por trabajar los temas y la firmeza con que lo hacemos. A nosotros nos eligen para gobernar, y cuando gobernás tenés que resolver los problemas estructurales. Entonces los agarramos sin hacer cálculo político ni electoral, y nuestra convicción va más allá de lo que cualquiera pueda opinar o decir. Hoy, con un 40% de pobres y pobreza estructural consolidada, tenés que hacerte cargo de las problemáticas.

—¿A qué te referís cuando decís “pobreza estructural consolidada”? 

—Hay 4 millones de personas en Argentina sin los servicios básicos garantizados, 4.400 barrios populares. Creemos que hay que nivelar el punto de partida, igualar la cancha, para que cada quien tenga oportunidades reales de desarrollo. Tenemos una apuesta profunda, reconstruir aquella Argentina en la que, si te esforzabas, ibas a poder estar mejor. 

Tenemos una apuesta profunda, reconstruir aquella Argentina en la que, si te esforzabas, ibas a poder estar mejor.

Creo que Argentina se hizo grande con ese pacto implícito que había, que era real. Sin importar de dónde vinieras, ibas a poder estar mejor. Hoy eso no pasa, no porque la gente no trabaje, es mentira que se rompió la cultura del trabajo, en los barrios se trabaja un montón. El problema es que podés trabajar toda la vida, y no salir adelante ni estar mejor. Hay que volver a crear un sistema en el que el esfuerzo valga la pena. Y en esa mirada la política nuestra de integración de los barrios es nivelar el punto de partida, que es desigual. 

—¿Y por qué creés que hay gente que se enoja con esa integración de los barrios?

Hay gente que se enoja, y está bien. Bueno, no sé si “está bien” es la mejor forma de decirlo, pero hay que atender a esas expresiones. Esto que se perdió, esta perspectiva de poder estar mejor, la perdimos todos, no solo los sectores populares, sino la clase media. Sin norte común, sin perspectiva de futuro, sin un camino ni un proyecto del cual te puedas sentir parte, empieza esta discusión de unos contra otros, de todos contra todos. Además, muchas veces no se entiende que cuando hacés una mejora en un barrio, eso tiene muchas externalidades positivas para la gente de alrededor y la ciudad en general. 

—Estamos en medio de un conflicto intenso entre tu gobierno y los cartoneros y recuperadores, con una movilización que terminó en represión y varios detenidos. ¿Qué está pasando? ¿Cuál es la relación del Gobierno de la Ciudad con las organizaciones sociales? 

El conflicto está en manos de la fiscalía, que interviene a partir de los hechos que ocurrieron ayer. Quiero esperar a ver qué es lo que se dictamina para dar una opinión. Hubo un incidente puntual, que no inhabilita el diálogo permanente con las organizaciones para encontrar puntos de acuerdo y solucionar los conflictos de manera pacífica. 

—¿Qué opinión te merece el gobierno de Alberto Fernández? 

—No tiene rumbo. No te puedo decir ni siquiera que me parece bien o mal porque no veo una propuesta clara y consistente de hacia dónde quiere ir. No tenés un camino ni una perspectiva de futuro. Me preocupa mucho la cuestión macroeconómica, sobre todo la inflación, que se concentra mucho en los alimentos y afecta sobre todo a los más pobres. Eso se ve todos los días en los barrios donde trabajo. 

El gobierno de Alberto Fernández no tiene rumbo

—¿Leíste el proyecto de la legisladora Ofelia Fernández sobre la alimentación en las escuelas? ¿Qué opinás? Sobre todo, la idea de incluir a cooperativas de la economía popular y social, que vos trabajás mucho, en ese mercado.

No vi en detalle el proyecto, pero son dos temas que se trabajan en paralelo. La provisión de comida en los comedores escolares entiendo que es muy buena. Si hay cosas para conversar, siempre como gobierno vamos a estar abiertos a eso. Yo trabajo el desarrollo de la economía social y popular, que estamos convencidos que tenemos que promover y fortalecer. Creemos que la mejor política social es potenciar el trabajo que ya existe, y el estado tiene que hacer un esfuerzo grande en reconocer ese valor, hacerlo más productivo e integrarlo a las cadenas productivas de la ciudad. 

—¿Hay una visión distinta en ese respecto con la de las organizaciones sociales más cercanas al gobierno, como el Movimiento Evita? 

Nuestra diferencia con el gobierno nacional es que nosotros hacemos las cosas reales. Desde que planteamos la necesidad de fortalecer la economía popular, hace un año y medio sancionamos una ley, que tiene cuatro capítulos reglamentados e implementados, crea una inscripción, una línea de crédito con el Banco Ciudad, un fideicomiso para dar créditos con requisitos no bancarios que se está terminando de constituir, armamos un régimen de compra pública para que trabajen con el estado, inauguramos el 1 de mayo un polo textil para formalizar la economía popular, tenemos una plataforma para que las empresas puedan comprarle a las cooperativas. La diferencia sustancial está en hacer realidad las cosas, transformar la realidad con políticas concretas. 

Milei expresa un sentimiento antisistema, una manera de decir “basta”. Ante eso la política tiene que escuchar.

—Vos colaboraste con la creación de La Popular ¿Qué es? ¿Cómo funciona? 

La popular es una agrupación política armada desde la convicción de que tenemos mucha capacidad para transformar la realidad de los sectores populares, y teníamos que ampliar la representación. Mucha gente de los barrios se empezó a acercar y se nos ocurrió armar un espacio propio que buscara impulsar las voces de militantes, referentes y dirigentes sociales que creen en nuestra propuesta. 

—¿Qué opinás del fenómeno que ocurre alrededor de Javier Milei? 

Opino que hay que escuchar, ante cualquier fenómeno social escuchar y preguntarse por qué una persona como Milei está interpelando a la sociedad. Yo creo que hay algo de que la política en términos estructurales no resuelve hace tiempo los problemas concretos de las personas. Creo que hay un hartazgo gral en ese sentido, sumado a la pandemia, y Milei expresa un sentimiento antisistema, una manera de decir “basta”. Ante eso la política tiene que escuchar. Creo que Argentina no necesita dirigentes que griten y rompan todo, sino que necesita dirigentes firmes y fuertes, capaces de construir un rumbo con consenso, que nos permita solucionar los temas que tenemos y avanzar.

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