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Sociedad

Inyecciones, torturas, hambre y frío: la escalofriante historia de una modelo argentina presa en China

La modelo argentina Florencia Cassola fue a China en el 2014, invitada por una agencia de modelos de allá. Pensó que iba a trabajar, pero terminó presa durante un mes en una prisión del país oriental. Allí, fue sometida a torturas, humillaciones, hambre y cansancio.

Si bien el terrorífico caso fue un secreto durante años, para proteger a las víctimas. Sin embargo, Cassola decidió hacer pública su experiencia, ya que considera "importante" que todo el mundo sepa lo que les ocurrió.

El viaje a China

Cuando la invitaron a viajar y trabajar a China, Cassola ya llevaba cuatro años como modelo. Desde el 2010 que trabajaba con la agencia Muse Management, de Gastón Stati, el exmanager de Pampita. Él le consiguió trabajos en China, donde, suponía, "su estilo" iba a funcionar mejor.

La llegada ya fue irregular. En vez de proporcionarle una visa de trabajo, la agencia china que la contrató, llamada Rising Star, le pidió que saque apenas una de turista. Esta fatídica decisión fue la que la condenó a ella, junto a un gran grupo de modelos de todo el mundo, a pasar un calvario.

Detención y llegada a prisión

El 8 de mayo del 2014, Cassola se presentó a un casting, junto a otras 30 jóvenes. Pero el cliente nunca llegó. En cambio, los que aparecieron fueron un grupo de policías, que se las llevaron detenidas. Ninguna pudo llamar a un abogado, y las metieron a todas en prisión. El castigo se debió a que ninguna tenía visa para trabajar, sino que estaban anotadas como turistas.

Allí las desnudaron, a algunas las inyectaron con una sustancia que, al día de hoy, nadie sabe qué fue, y las violentaron fisicamente. Luego, les dieron un tapper y una frazada y las mandaron a distintas celdas. A ella le tocó compartir la suya con seis mujeres: una modelo rusa y varias trabajadores textiles inmigrantes.

Sus guardias no les daban ninguna información sobre su situación legal, y casi no tenían ningún contacto con el mundo exterior.

El trato en la prisión, y las condiciones de vida allí, eran terribles. El inodoro consistía en un sencillo agujero en el piso, y las obligaban a quedarse sentadas mirando la televisión en chino durante horas, tanto, que a Cassola le salieron costras en los muslos. Las comidas se servían a las 7 de la mañana, a las 11 y a las 16. Luego, había que esperar al otro día para volver a ingerir alimentos. Sus guardias no les daban ninguna información sobre su situación legal, y casi no tenían ningún contacto con el mundo exterior.

Incluso, las autoridades de la cárcel las obligaron a practicar una coreografía durante horas para filmar un video promocional de la cárcel. Según comentó Cassola, "era casi sádico, como si disfrutaran tener a tantas chicas occidentales bajo su poder".

Lloraba todos los días. Lloraba porque tenía miedo de ser deportada, por que me gustaba un chico y tenía medio de no verlo nunca más, porque no había conocido la muralla china. Lloraba por mi hermana y mi mamá.

La ex modelo contó: "Lloraba todos los días". Agregó: "Lloraba porque tenía miedo de ser deportada, por que me gustaba un chico y tenía medio de no verlo nunca más, porque no había conocido la muralla china". "Lloraba por mi hermana y mi mamá", relató.

Finalmente, un trabajo conjunto entre las distintas embajadas junto a abogados y agencias de modelos logró la liberación de las 31 jóvenes detenidas, y el regreso de Cassola a la Argentina. Ella siguió dedicándose un tiempo al modelaje, hasta que se recibió de ingeniera química y comenzó a trabajar en ese rubro.

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