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Columnistas

¿Alguien le preguntó a los próceres si quieren estar en los billetes?

Vuelve San Martín a los billetes. Otra vez el Padre de la Patria se hará cargo de poner la jeta por cada uno de los pesos con los que los argentinos compramos y vendemos lo que está en el mercado. En el mercadito.

Para todo lo demás está el colega Benjamin Franklin de los billetes verdes, al que le exigen que sea de cabeza grande, quizás para estar a la altura de las transacciones de más envergadura. En los dólares no hay rotación de figuras ni animales impresos, allí la disputa es más por el valor monetario que por quién aparece en la vidriera. Después de Estados Unidos, Argentina es el país donde más billetes de dólar circulan. Quizás ya sea hora de que nuestra embajada en ese país inicie gestiones para meter a alguno de los nuestros en sus billetes, lo merecemos.

El Peso Argentino viene lidiando hace años con sus avatares devaluatorios, por eso sorprende que la imagen que aparezca en los billetes tenga más relevancia que el número que representa. La sostenida poda de ceros hizo posible que la cifra no se saliera del margen del papel y hasta hubo un pesus interruptus hecho de Australes y después de Lecops y Patacones. En todos ellos hubo caras con carnet de prócer.

Hasta que llegó la gestión de Mauricio Macri, que con tal de sacar a Evita de los billetes convocó a la fauna autóctona. Tampoco funcionó.

El Peso Argentino viene lidiando hace años con sus avatares devaluatorios, por eso sorprende que la imagen que aparezca en los billetes tenga más relevancia que el número que representa.

Por entonces, el Banco Central no tomó algunas precauciones a la hora de delegar responsabilidades en los animalitos. Entre las bestias elegidas quedaron el yaguareté, la ballena franca, el guanaco y Julio A. Roca. Lo que no se tuvo en cuenta fue que al menos dos de esas especies están en vías de extinción: la ballena franca y el yaguareté transfieren su misma suerte a los billetes de 200 y 500 mangos que se extinguen rápido en los bolsillos. ¡Así no hay Peso que aguante! Y es tal el desprecio por nuestra devaluada moneda que el billete de 20 tiene un animal que te escupe. Moriremos de metáfora.

A la hora de construir símbolos hay que cuidar todos los detalles, no es para cualquiera. Por eso San Martín es el talle universal de todas las épocas. El colmo fue cuando al bueno de Don José le tocó estar en el billete de más alta denominación del mundo, el de un millón de pesos. No fue un honor, sino todo lo contrario. En noviembre de 1981 la catástrofe económica de la dictadura se dejaba ver con claridad, y su máxima evidencia fue el lanzamiento de aquel billete de siete dígitos. Ahí también San Martín tuvo que poner la cara.

Ahora, a la gesta de sacar a los animales, se sumará Belgrano con algunos refuerzos. Ya se anuncia la convocatoria de Güemes y la incorporación de Juana Azurduy que hará su aporte a la paridad de género, todavía impar. Pero nadie les preguntó nada, los próceres nunca son consultados quizás porque la condición más evidente de la inmortalidad es no poder responder. Así las cosas, ser la caripela de un peso que no pesa es un homenaje difuso.

Los animales se retirarán lentamente, aunque no habrá –todavía- billetes de 2000 y 5000 pesos que cristalicen la inflación

Es cierto que en la mayoría de los billetes del mundo los próceres ganan por afano (y algunos están allí a pesar de eso), pero también hay muchas monedas en las que nadie pone la cara. La más fuerte, sin dudas, es el Euro. Ninguna de las potencias europeas aportó sus héroes allí. Tampoco hay personas en los billetes de otras naciones que consagran paisajes naturales, objetos, sitios históricos o valores abstractos como la Libertad, la República, la Igualdad y otros recursos literarios más propios de la poesía que del mercado.

Mientras tanto, en estas pampas, los animales se retirarán lentamente, aunque no habrá –todavía- billetes de 2000 y 5000 pesos que cristalicen la inflación. Tampoco se cumplirá el sueño demagógico de ponerlo a Maradona (déjenlo en paz), ni se imprimirán los caprichos virtuales que consagran las redes en forma de memes y hashtags con personajes de Los Simpson. Serán los próceres, otra vez, los que pongan la jeta.

Quedará pendiente la impresión de billetes con números negativos, para expresar la dimensión de la deuda que pesa sobre la economía argentina. Ahí sí será más fácil elegir las caras.