Como una medida para “ir detrás de los peces gordos” presentaron los senadores kirchneristas el proyecto de ley que extiende hacia el poder ejecutivo y legislativo el acceso al levantamiento del secreto bancario, bursátil y fiscal.
Hoy, sin embargo, desde el Banco Central pidieron frenar el proyecto y alertaron que su promulgación podría provocar una fuerte salida de fondos y dañar el sistema.
Para el organismo que dirige Miguel Pesce, el actual sistema de intercambio de información entre instituciones funciona bien. “Cualquier modificación –apuntaron- necesita un análisis más detallado para modificar aquellos aspectos que sea necesario modificar”.
Cualquier modificación necesita un análisis más detallado para modificar aquellos aspectos que sea necesario modificar.
El proyecto fue presentado por el senador formoseño José Mayans y contó con los respaldos de Juliana Di Tullio, Oscar Parrilli, Anabel Fernández Sagasti y Claudio Martín Doñate.
En concreto, cambia el artículo 39 de la ley 21.526, de entidades financieras, para permitir el acceso a la información bancaria a una extensa lista de funcionarios, magistrados e instituciones.
Con el proyecto de ley se le facilita el acceso directo del Banco Central “a cualquiera de las operaciones que realicen las entidades financieras comprendidas en la presente ley, ya sea de los sujetos que operen en dichas entidades o sobre sus propias operaciones”, al igual que a “organismos recaudadores de impuestos nacionales, provinciales o municipales”.
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El texto mete presión sobre las entidades bancarias al precisar que “los informes requeridos deberán ser suministrados en un plazo no mayor a diez días desde su requerimiento no pudiendo oponer el secreto bancario ni los compromisos legales o contractuales de confidencialidad”, aunque vela por el deber de reserva y confidencialidad de los sujetos a los habilita a acceder a la información.
Frente a este punto, desde el Banco Central alertaron que al multiplicarse el número de personas y entidades con acceso a la información, el concepto de “secreto bancario” pierde gran parte de su significado y corre el riesgo de convertirse en una suerte de “secreto a voces”.