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Cultura & Espectáculos

Willy Quiroga, de Vox Dei, a 50 años de La Biblia: “La plata es importante, lo feo es ser angurriento”

A los 81, el bajista cuenta por qué se siente agradecido con el pasado, la música y su presente. De la primera guitarra que rescató de un final trágico a su aceptación de las nuevas músicas.

Willy Quiroga grabó La Biblia con Vox Dei hace medio siglo. Y a los 81 años sigue adelante porque "te resulte claro o no, el universo sin dudas marcha como debiera", como dice el Desiderata. Antes de telonear a La Renga con una de sus bandas, Willy Quiroga Project, y de participar del homenaje sinfónico por los 50 años de La Biblia, el bajista dio algunas pistas de por qué se siente agradecido con el pasado, la música y su presente.

“Todos buscamos algo en la vida, que no siempre es generosa y te lo permite”, dice Quiroga, que quería ser músico. Y desarrolla: “La música me encanta desde chico. Pasaba los tres meses de vacaciones en Córdoba. Mi primo tenía una discoteca grande y me quedaba horas escuchando jazz, música clásica y centroamericana”. Había pedido la baja de la Escuela de suboficiales de Aeronáutica, y como le faltaba poco para ser llamado a la colimba, no conseguía trabajo. Su padre lo llevó a Virreyes a ayudar en la panadería. Repartía el pan con un carro a caballo. “Al lado del negocio había un boliche donde iba todos los días –recuerda–. Había un señor que tocaba la guitarra y tomaba demasiado:  nunca lo vi sano a ninguna hora. Paraba la guitarra contra la mesa, venía otro, que estaba peor que él, y la empujaba, la pateaba… Yo veía que la pobre guitarra se estaba destruyendo. Un día le digo: ´Maestro, la va a romper toda´, y me dice que se compraría otra. ¿Me la vende? ¿Cuánto quiere?´”.

El precio fue una botella de vino. “Ahí cerró todo, porque yo cantaba y me empecé a acompañar con guitarra. Armé un conjunto folclórico, aprendí a tocar el bajo… A mis 22 aparecen los Beatles: me compré la eléctrica. Cuando llegué a lo que sería Vox Dei, ya tenía 10 años de experiencia buscando la banda que me representara. Por eso nunca me fui”.

La Biblia fue solo el segundo disco de la banda que completaban Rubén Basoalto, Ricardo Soulé y Juan Carlos "Yodi" Godoy. Se la considera la primera ópera rock argentina, aunque en realidad es un oratorio de ocho canciones basadas en sendos libros del Antiguo y el Nuevo Testamento. Salió en 1972 luego una serie de eventos de película: el productor Jorge Álvarez se llevó las cintas cuando la empresa estaba por quebrar; el tema final, “Apocalipsis”, salió como instrumental aunque tenía letra, y el arzobispado de Buenos Aires pidió leer las letras antes de la publicación para dar su visto bueno.

–¿Cuánto los ayudó tener ese apoyo a sufrir menos a la dictadura? 

–Nada, porque la iglesia estaba unida a la dictadura. Estábamos protegidos por la gente, aunque era normal que me pasara dos o tres días por semana preso. Alguna vez fue por tener porrito… cuando fumaba, a mí se me metía algo en la cabeza y no paraba hasta resolverlo: me servía para componer.

–¿Quién tiene los derechos de La Biblia?

–Los derechos de los autores y compositores son inalienables y están inscriptos en Sadaic. Pero los de grabación todavía le pertenecen a las discográficas. Estamos peleando para recuperarlos, porque no nos están pagando nada. Ahora apareció una versión con la descripción de la banda en inglés y no sabemos quién la está vendiendo. No tengo un buen abogado…

Todavía estamos peleando para recuperar los derechos de grabación de La Biblia. No tengo un buen abogado…

–Bandas como ustedes y Manal hablaban de temas existenciales y despreciaban al consumismo. Cuando escuchás a los traperos cantar de zorras y guita, ¿lo sentís como un fracaso?

La plata es importante. Tenés que mantener una familia. Lo feo es ser angurriento, pensar en comprarse una hermosa casa, ponerse cadenas o un diente de oro: es una enfermedad horrible. Pero comparar a los ´60 con la actualidad es imposible. Sería como que yo pretendiera tener la figura de los 25 años. Todo cambió, todos los días aparece alguien que hace algo nuevo. Lo importante es que el rock sigue adelante, con La Renga, con Nawal. Yo estoy tocando con Willy Quiroga Project y Willy Quiroga Vox Dei.

Quiroga será telonero de La Renga el miércoles 27 en el Estadio Ciudad de la Plata.

–Te bancás los shows parado. ¿Cómo te sentís en general?

–Bien. No puedo jugar más al fútbol, que me gustaba, camino un poco más despacio, pero comparándome con otros de mi edad o menos, le agradezco a la vida. Y canto todos los temas en la tonalidad original. Lo que vale es mantenerse activo. Todos me preguntan: “¿cómo seguís?”. No sé, tengo que seguir adelante, cantando. No voy a vivir 150 años pero hasta que llegue el momento, quiero seguir haciendo cosas. 

Comparándome con otros de mi edad o menos, le agradezco a la vida.

Con la pandemia, “la primera sensación fue de bajón. Después me dije: ´¿Siento que esto es injusto, salgo a la calle y me arriesgo a que me pase algo, o lo tomo de otra manera?´. Y me puse a estudiar bajo y piano. Hasta los mejores profesionales siguen actualizándose”.

Si le preguntás de política, Quiroga te va a decir que “no soy de ningún partido político: soy argentino. Hay una grieta y si no sos de uno de los lados y hablás, te saltan a la yugular. Pero no está bien lo que está haciendo la clase política, peleando por pavadas: no se dedican a cuidar a su pueblo, a los que los votaron”.

El 30 de abril, mientras suene la Biblia, va a estar tocando Gorillaz en Quilmes Rock. ¿Te gusta el nuevo formato de festivales?

–No nos invitan porque todo se mueve comercialmente y tocan la bandas nuevas y amigas del organizador. Lo que era artístico de las primeras épocas, ahora es un negocio directamente. Y lo tenés que aceptar. Ahora, cuando se habla de música comercial… Jimmy Hendrix también era comercial: vendía millones de discos. Lo que quieren decir es, por ejemplo, está de moda el Quini 6 y un tipo le hace un tema: estás buscando que todo el mundo esté de acuerdo y vender discos. Es música complaciente.

“Vivienda leyente”

Por si no quedó claro, Quiroga es un agradecido. Agradece a sus padres por la garganta que le dieron, da gracias por el éxito que tuvo La Biblia… ¡hasta le agradece a este periodista “por la posibilidad de que me conozca un nuevo público”!

Y cuenta dos anécdotas del cariño que recibe de la gente.

“El otro día, un padre me mandó un video de un nene de 4 años que se estaba nebulizando, salía el vapor de la máscara, y cantaba ´Jeremías ya está por llegar´. Eso me emocionó”, dice, y encadena con otra: “Un chico me corrió en la calle Corrientes, se paró delante de mí, me preguntó si era yo. Me tomó del brazo –estaba temblando– y me dice:

–¿Te diste cuenta que sos una vivienda leyente?

–Sí, ya sé que soy una vivienda leyente.

Recién ahí se dio cuenta de lo que había dicho”, recuerda Willy y lanza una carcajada en el teléfono.

–¿Te quedó algo por hacer? ¿Triunfar “afuera”?

–Son cosas que se te pasan por la cabeza… Estuve dos veces en Nueva York y tuve la posibilidad de quedarme. Pero preferí volver a Argentina. Tenía mi banda, hacía 3 años que estaba con mi mujer, Susana (llevamos 55 años), me dio un hijo hermoso, Simón, y aquí estamos. Peleándola día a día.

La Biblia 50 aniversario. Homenaje sinfónico. Orquesta de Cámara Sinfónica, dirigida por Clara Ackerman, con arreglos orquestales de Patricio Villarejo. Con Piti Fernández, Emilio del Guercio e invitados. El 30 de abril a las 21 hs. en el Auditorio Belgrano, CABA. Entradas: Entrada Uno.