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Columnistas

La Madre Tierra

Por Gabriel Barbagallo

¿El 22 de abril se festeja o se celebra el Día de la Tierra? Lamentablemente, no tenemos demasiados motivos para festejar porque la Madre Tierra nos reclama permanentemente acciones individuales o grupales para recuperarla. El lema de las Naciones Unidas del año pasado fue Restaurar nuestra Tierra, porque los ecosistemas fueron muy dañados por la pandemia y restaurarlos ayuda, de alguna manera, a reducir la pobreza y a combatir el cambio climático. Otra vez la triada de la sustentabilidad: economía – sociedad – medioambiente.

Durante el primer año de pandemia, se registró una mejoría en algunos indicadores ambientales. El confinamiento de personas produjo un descenso de la contaminación del aire, hubo nieves más limpias y en Venecia, por ejemplo, el agua de los canales se aclaró y tuvo mayor presencia de peces y aves acuáticas que los científicos atribuyeron a la reducción del turismo y a la menor producción de desechos.

No obstante, no todos los impactos fueron favorables. La pandemia nos enfrentó a un aumento significativo de residuos, sobre todo envases plásticos de un solo uso, junto al aumento exponencial de la demanda de elementos de protección descartables como son los barbijos. Constantemente escuchábamos acerca de la forma de utilizar los barbijos, pero nunca se definieron protocolos para el desecho de los mismos. Durante el segundo semestre del 2020 la población mundial usó 4.300 millones de mascarillas por día, de las cuales el 80% se descartaron de forma incorrecta, llegando a generar un volumen de 2 millones y medio de toneladas de desecho diseminadas en el medio ambiente.

Durante el primer año de pandemia, se registró una mejoría en algunos indicadores ambientales. No obstante, no todos los impactos fueron favorables".

Recordemos que el ser humano debe ser responsable en toda la cadena de consumo: en la compra, en el uso y en el destino final de lo que utiliza.

Una buena. Una Universidad de Australia ha diseñado un método para reciclar barbijos en material para carreteras y hormigón de construcción. Con tres millones de mascarillas puede construirse un kilómetro de vía de dos carriles (ya existen proyectos similares en Argentina).

En su día, recordemos que la Tierra se formó hace 4500 millones de años y anduvo inerte hasta la primera manifestación de vida que fue mil millones de años después. Los primeros seres humanos aparecieron hace 2 millones de años. Una gran diferencia de edad 4500 millones cuenta la Tierra contra 2 millones, el ser humano.

Si los seres humanos no capitalizamos las enseñanzas, en un tiempo no muy lejano, la Madre Tierra, nos volverá a pedir a su manera, que le demos una nueva pausa".

En general, los expertos coinciden en que cualquier posible beneficio medioambiental provocado por la pandemia será transitorio, si no se encuentra el modo de mantener las transformaciones positivas. Lamentablemente, coinciden que los impactos positivos visibles en pandemia, ya sea la mejora de la calidad del aire o la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, son sólo temporales, porque derivan de una aguda desaceleración económica y un trágico sufrimiento humano.

La pandemia constituyó una mínima pausa en algunas de las agresiones contra el medioambiente. Si los seres humanos no capitalizamos las enseñanzas, en un tiempo no muy lejano, la Madre Tierra, nos volverá a pedir a su manera, que le demos una nueva pausa.

Gabriel Barbagallo-Médico MN:66016
Extraído de la columna Lado B del Programa Fuerza natural

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