Luego de una adjudicación que sigue siendo sospechada, Qatar enfrenta el desafío de ser el Mundial menos popular de la historia, por la sede, la fecha, los derechos humanos, el rol de la mujer y las condiciones laborales para la construcción de las sedes.

Uno de los principales activos de la Copa del Mundo masculina es su cercanía geográfica. Con la mitad de la superficie de la provincia de Tucumán será la primera vez que la logística de seleccionados e hinchas sea tan sencilla. Por ejemplo para el partido de octavos de final en Rusia 2018 entre Argentina y Francia, quienes viajaron en auto desde Moscú, sede de la concentración, a Kazan tardaron doce horas. En Qatar en poco más de siete horas podrán pasar por los ocho estadios, de los cuales dos fueron remodelados y seis construidos a nuevo, entre ellos el 974, donde la Scaloneta cerrará la zona de grupos contra Polonia. Tras el Mundial ese estadio, compuesto justamente de 974 contenedores, de ahí su nombre, será desmontado y esas partes donadas a países subdesarrollados.

Aquí comienza uno de los tantos problemas que atraviesa el torneo: las condiciones laborales y la muerte de obreros. Desde que comenzaron la obras distintas ONGs proyectan que alrededor de 4000 trabajadores morirán en la construcción de estadios, rutas y aeropuertos y que las condiciones lindan con la esclavitud, mientras que el año pasado el diario inglés The Guardian publicó una nota donde esa proyección llega a los 6500. El país rechaza las acusaciones y Nasser Al Khater, presidente del Comité Organizador, informó que solamente tres personas murieron oficialmente. Migrantes de India, Bangladesh y Nepal han llegado en los últimos años al país a través de agencias en sus países donde pagaron entre 500 y 4300 dólares para conseguir un contrato laboral en Qatar.

Distintas ONGs proyectan que alrededor de 4000 trabajadores morirán en la construcción de estadios, rutas y aeropuertos y que las condiciones lindan con la esclavitud.

De acuerdo a un relevamiento que hizo Amnistía Internacional en 2016 muchos trabajadores denunciaban que sus empleadores los sometían a condiciones de vida muy malas, les retenían los pasaportes, se demoraban en los pagos y amenazaban en no renovarle los contratos. La falta de su documentación puede complicar su estadía e incluso terminar en la cárcel. Hay un sistema, llamado Kafala, que ata a los trabajadores migrantes a sus empleadores que el gobierno prometió abolir y no hizo todavía.

La Copa del Mundo comenzó viciada el 2 de diciembre de 2010, cuando ganó la sede en Zurich, el día que la FIFA otorgó también la sede a Rusia. Los qataríes compitieron contra Australia, Corea del Sur, Japón y Estados Unidos, que había llevado como lobista y cara de la candidatura a Bill Clinton a modo de asegurar el triunfo. Cuando se conoció la derrota, la leyenda dice que el ex presidente, furioso por el resultado, pidió venganza. Así habría comenzado el proceso que devino en el  FIFA Gate en 2015. Cinco años después, cuando comenzó el primero de los juicios por los sobornos en el fútbol, los fiscales neoyorkinos aseguraron que Nicolás Leoz, ex presidente de Conmebol, Ricardo Teixeira, ex mandamás del fútbol brasilero y el Co-Conspirador #1, habían recibido coimas para votar por Qatar. El Co-Conspirador #1 era, según la justicia, un hombre de alto rango en la AFA, Conmebol y FIFA. El único que llena esa papeleta era Julio Grondona, pero como está muerto no se lo puede acusar con nombre y apellido.

Vale recordar también que por las temperaturas, será la primera vez que se juegue entre noviembre y diciembre, para evitar el promedio de 41 grados de junio y julio, que  puede tener picos de 50. Para no tener sorpresas los estadios contarán con refrigeración.

Entre 2017 y 2021 Qatar estuvo bajo un embargo decretado por Egipto, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita. Acusaban a la familia real qatarí de financiar a grupos terroristas islamistas.

En el plano político tuvo que atravesar una crisis regional que ponía en peligro no solo la subsistencia interna, sino el andar del torneo. Entre 2017 y 2021 Qatar estuvo bajo un embargo decretado por Egipto, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita, el único país con el que tiene frontera terrestre. Acusaban a la familia real qatarí de financiar a grupos terroristas islamistas, particularmente a la Hermandad Musulmana, en Palestina, Libia y otros países. El año pasado se firmaron los acuerdos que levantaron las sanciones, abrieron las fronteras y el comercio.

Dueño de una de las quince reservas petroleras del mundo, Qatar es el noveno país más rico a nivel global de acuerdo al PBI per cápita por encima de Australia, Alemania, Canadá, Francia, Reino Unido o Japón.

La principal preocupación para el mundo occidental radica en la situación de los derechos humanos. Las mujeres y los homosexuales no tienen los mismos derechos que los hombres, a pesar que el gobierno había prometido avanzar en ese sentido. Ser gay está prohibido e incluso penado con hasta cinco años de prisión. La organización dijo que serán bienvenidos, pero que “las demostraciones públicas de afecto están mal vistas y esto se aplica a todos”. También avisaron que retirarán toda bandera de la diversidad que se pretenda mostrar en los estadios. Hay sectores a su vez que afirman que, ya sea por convicción o por el Mundial, Qatar intentó moderar su imagen y que un exceso de rigor por parte de Occidente puede complicar aperturas en el resto de la región donde son más ortodoxos.

En el sorteo que se hizo el 1° de abril, Argentina conoció que jugará contra Arabia Saudita, uno de los países más conservadores, donde las mujeres y homosexuales sufren mayor represión que en Qatar. El día previo se hizo el Congreso Anual de la FIFA en Doha y hubo dos protagonistas. Una fue Lise Klaveness, presidenta de la Federación Noruega desde marzo, que reclamó que "no podemos tolerar empleadores que no garantizan la seguridad de sus trabajadores, ni líderes que no quieren acoger partidos de mujeres, ni que no protejan la seguridad de la comunidad LGTBQ+". Ex jugadora, lesbiana y madre de tres chicos le enrostró a un auditorio prácticamente masculino la falta de empatía y compromiso con las minorías. Solo cinco de las 211 asociaciones del fútbol mundial son presididas por mujeres.

El otro fue el periodista ghanés Gary Al-Smith, que le preguntó a Gianni Infantino si suspenderían a cualquier país que invadiera a otro, en clara alusión a lo hecho contra Rusia. “Depende”, contestó el presidente de FIFA y luego comenzó con un discurso que se fue diluyendo en el aire.

A ocho meses del inicio de lo que puede ser el último Mundial de Lionel Messi la suerte de Qatar como sede parece estar echada, pero se seguirá debatiendo y reclamando por mejores condiciones que habrá que ver si serán una consecuencia positiva tras el torneo o solo una mínima concesión en pos de quedarse con el negocio de la pelota.