Boris Johnson fue multado por participar en fiestas ilegales en Downing Street durante la cuarentena y se convirtió en el primer mandatario en ejercicio en enfrentar este tipo de castigo en Gran Bretaña.
Johnson se negó a renunciar, pese a la insistencia de la oposición, pero pidió "disculpas completas" y pagó la multa de 50 libras (65 dólares). También fueron multados su esposa y el ministro de Economía Rishi Sunak, entre otros funcionarios.
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La Policía de Scotland Yard estableció más de 50 multas en relación con 12 actos organizados en 2020 y 2021 durante el confinamiento para evitar el coronavirus. Los eventos se realizaron en Downing Street, donde se ubican la residencia y despacho oficiales del primer ministro, como en otros edificios gubernamentales, incluidos al menos tres a los que supuestamente asistió el jefe del Ejecutivo.
Boris Johnson, en el ojo de la tormenta
Según un sondeo de YouGov realizado a 2.464 adultos británicos, el 57% piensa que ambos deben renunciar y 75% considera que el primer ministro mintió a sabiendas sobre las infracciones.
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Desde la oposición, el laborista Keir Starmer pidió inmediatamente la renuncia del Primer Ministro y su ministro de Economía: “Boris Johnson y Rishi Sunak infringieron la ley y mintieron repetidamente a los ciudadanos británicos”, tuiteó.
Sin embargo, el mandatario afirmó que quiere "poder continuar con el mandato que tengo y abordar los problemas que afronta el país, asegurarme de que cumplimos con lo que espera la gente. Esa es mi prioridad".